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viernes, 10 de noviembre de 2023

LO QUE CONOCEMOS ES SÓLO LA PARTE MANIFIESTA DE LO QUE IMAGINAMOS

 

“Tengo yo ahora en torno mío hasta dos docenas de robles graves y de fresnos gentiles. ¿Es esto un bosque? Ciertamente que no: éstos son los árboles que veo de un bosque. El bosque verdadero se compone de los árboles que no veo (…) Nunca lo hallaré allí donde me encuentre. El bosque huye de los ojos (…) Lo que del bosque se halla ante nosotros de una manera inmediata es sólo pretexto para que lo demás se halle oculto y distante (…) Los árboles no dejan ver el bosque, y gracias a que así es, en efecto, el bosque existe. La misión de los árboles patentes es hacer latente el resto de ellos, y sólo cuando nos damos perfecta cuenta de que el paisaje visible está ocultando otros paisajes invisibles nos sentimos dentro de un bosque (…) Todas las cosas profundas son de análoga condición. Los objetos materiales, por ejemplo, que vemos y tocamos, tienen una tercera dimensión que constituye su profundidad, su interioridad (…) Nadie ha visto jamás una naranja (…) Con los ojos vemos una parte de la naranja, pero el fruto entero no se nos da nunca en forma sensible: la mayor porción del cuerpo de la naranja se halla latente a nuestras miradas (…) El mundo profundo es tan claro como el superficial, sólo que exige más de nosotros” (Ortega y Gasset[1]).



[1] Ortega y Gasset: “Meditaciones del Quijote”, O. C. Tº 1, Madrid, Alianza, 1983, pp. 330 a 335.

miércoles, 8 de noviembre de 2023

PARA CONCER UNA REALIDAD HAY QUE ALEJARSE DE ELLA

 

“Quien quiera ver un ladrillo necesita ver sus poros y, por tanto, acercarlo a los ojos, pero quien quiera ver una catedral no la puede ver a la distancia de un ladrillo” (Ortega y Gasset[1]).

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“En comparación con lo inmediato, con nuestra vida espontánea, todo lo que hemos aprendido parece abstracto, genérico, esquemático. No sólo lo parece: lo es. El martillo es la abstracción de cada uno de sus martillazos. Todo lo general, todo lo aprendido, todo lo logrado en la cultura es sólo la vuelta táctica que hemos de tomar para convertirnos a lo inmediato. Los que viven junto a una catarata no perciben su estruendo; es necesario que pongamos una distancia entre lo que nos rodea inmediatamente y nosotros, para que a nuestros ojos adquiera sentido (…) Ahora bien (…) La intuición de los valores superiores fecunda nuestro contacto con los mínimos, y el amor hacia lo próximo y menudo da en nuestros pechos realidad y eficacia a lo sublime. Para quien lo pequeño no es nada, no es grande lo grande” (Ortega y Gasset[2]).



[1] Ortega y Gasset: “Una interpretación de la historia universal”, O. C. Tº 9, p. 55.

[2] Ortega y Gasset: “Meditaciones del Quijote”, O. C. Tº 1, pp. 321-322.

martes, 24 de octubre de 2023

LA REALIDAD NO ES INDEPENDIENTE DE LA MENTE... PERO NO ES UN INVENTO DE LA MENTE

 

La realidad se ofrece a cada persona en perspectivas individuales. Es realidad lo que para cada sujeto es la realidad. Cada cual tiene un punto de vista propio. “La perspectiva es el orden y forma que la realidad toma para el que la contempla. Si varía el lugar que el contemplador ocupa, varía también la perspectiva. En cambio, si el contemplador es sustituido por otro en el mismo lugar, la perspectiva permanece idéntica”. Es decir, que si el punto de vista desde el que se percibe es el mismo para dos sujetos diferentes, la realidad será la misma. Luego es independiente de los sujetos. “Véase cómo la perspectiva, el punto de vista, adquieren un valor objetivo, mientras hasta ahora se los consideraba como deformaciones que el sujeto imponía a la realidad” (es lo que proponía Kant). Pero tampoco la realidad es independiente de la mente. “Esto creían Galileo y Newton cuándo hablaban del espacio absoluto, es decir, de un espacio contemplado desde un punto de vista que no es ninguno concreto (…) Pero apenas se piensa hasta el final esta idea de una perspectiva que no está tomada desde ningún lugar determinado y exclusivo, se descubre su índole contradictoria y absurda. No hay un espacio absoluto porque no hay una perspectiva absoluta (…) El individuo, para conquistar el máximum posible de verdad, no deberá, como durante centurias se le ha predicado, suplantar su espontáneo punto de vista por otro ejemplar y normativo, que solía llamarse «visión de las cosas sub specie aeternitatis» (…) En vez de esto, procurará ser fiel al imperativo unipersonal que representa su individualidad” (Ortega y Gasset[1])



[1] Ortega y Gasset: “El sentido histórico de la teoría de Einstein”, O. C. Tº 3, Madrid, Alianza, 1983, pp. 236-237

lunes, 16 de octubre de 2023

LA FILOSOFÍA DE ORTEGA: por qué hacemos bien en interesarnos por ella

 

“Ortega ocupa un puesto único por su cualidad y condición en la historia de España y en general, de los pueblos hispánicos; en él han hecho por primera vez los pueblos de lengua española la experiencia plena y auténtica de la filosofía” (Julián Marías(1))

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“Si es cierto que a la mente española le ha pasado la filosofía, no es menos cierto que a la filosofía occidental le ha acontecido, por obra de Ortega, su versión española (…) Lo que para la filosofía moderna significaron Descartes, y acaso Giordano Bruno, y Bacon, y Lebiniz y Kant (…) lo ha significado ahora Ortega, que ha aportado una manera nueva de mirar las cosas sin la cual el pensamiento filosófico de Occidente quedaría mutilado, incompleto, anacrónico y, en suma, por debajo de sí mismo(Julián Marías(2))

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“La filosofía de Ortega (es) pieza esencial, y seguramente la más grávida de futuro (…) de todo el pensamiento del siglo XX” (Antonio Rodríguez Huéscar[3])

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A veces, no sin cierto terror, se me ocurre pensar ante la desconcertante situación actual, si no habrá sido Ortega nuestra última cabeza clara -que tanto necesitaríamos hoy-.” (Antonio Rodríguez Huéscar[4])



[3] Antonio Rodríguez Huéscar: “La innovación metafísica de Ortega”, Alicante : Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2015.

[4] Antonio Rodríguez Huéscar: “La innovación metafísica de Ortega”, Alicante : Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2015.

martes, 25 de julio de 2023

ORTEGA Y EL EXISTENCIALISMO

 

Hay una contraposición esencial entre los existencialistas y Ortega. Heidegger dice que el hombre es un “ser para la muerte”, que ese es, pues, el fatal destino de todo lo que hacemos. Consecuente con ello, Sartre y Camus vienen a concluir que la vida comienza al otro lado de la desesperación; en suma, que no hay nada que esperar… salvo la muerte; todo lo demás es provisional y con esa fecha de caducidad, si no antes.

Sin embargo, y en sentido contrario, Ortega pregunta: “¿Es posible –literal y formalmente– un humano vivir que no sea un esperar? ¿No es la función primaria y más esencial de la vida la expectativa y su más visceral órgano la esperanza?”[1]. Y asimismo, su discípula María Zambrano decía: “La esperanza es la substancia de nuestra vida, su último fondo; por ella somos hijos de nuestros sueños, de lo que no vemos ni podemos comprobar”[2]. Es decir, que suprimir la esperanza, como proponen los existencialistas, equivale, según Ortega y Zambrano, a suprimir la vida, que existiría en la medida en que transcurrimos hacia alguna meta… alguna meta diferente de la muerte, claro. No sólo es cuestión de filosofías, Ortega y Zambrano vienen a decir que es algo incrustado en el organismo humano: existe la vida, pues, en la medida en que hay un trayecto que recorrer hacia alguna meta que mejora lo que hay (vamos de lo peor hacia lo mejor, claro; si no, faltaría el estímulo para ir hacia ello… para vivir). La esperanza es no sólo un estado de ánimo, sino una condición biológica. Y la desesperación que, con unos u otros matices, los existencialistas proponen es una forma de anticipar la muerte.



[1] Ortega y Gasset: “El hombre y la gente”, O. C. Tº 7, Madrid, Alianza, 1983, pág. 112.

[2] María Zambrano: “Hacia un saber sobre el alma”, Madrid, Alianza, 1987, pág. 94.

domingo, 25 de junio de 2023

LA REALIDAD SE OFRECE EN PERSPECTIVAS INDIVIDUALES

 

“La realidad, precisamente por serlo y hallarse fuera de nuestras mentes individuales, sólo puede llegar a éstas multiplicándose en mil caras o haces. Desde este Escorial, rigoroso imperio de la piedra y la geometría, donde he asentado mi alma, veo en primer término el curvo brazo ciclópeo que extiende hacia Madrid la sierra del Guadarrama. El hombre de Segovia, desde su tierra roja, divisa la vertiente opuesta. ¿Tendría sentido que disputásemos los dos sobre cuál de ambas visiones es la verdadera? Ambas lo son ciertamente por ser distintas (…) La realidad no puede ser mirada sino desde el punto de vista que cada cual ocupa, fatalmente, en el universo (…) La verdad, lo real, el universo, la vida —como queráis llamarlo—, se quiebra en facetas innumerables, en vertientes sin cuento, cada una de las cuales da hacia un individuo (…) Y viceversa: cada hombre tiene una misión de verdad. Donde está mí pupila no está otra: lo que de la realidad ve mi pupila no lo ve otra. Somos insustituibles, somos necesarios (…) Dentro de la humanidad cada raza y dentro de cada raza cada individuo, es un órgano de percepción distinto de todos los demás y como un tentáculo que llega a tronos de universo para los otros inasequibles (…) La perspectiva visual y la intelectual se complican con la perspectiva de la valoración. En vez de disputar, integremos nuestras visiones en generosa colaboración espiritual, y como las riberas independientesse aúnan en la gruesa vena del río, compongamos el torrente de lo real” (Ortega y Gasset[1]).



[1] Ortega y Gasset: “Verdad y perspectiva”, en “El Espectador”, Vol. I, O. C. Tº 2, pp. 18-19.

jueves, 1 de junio de 2023

POR QUÉ ORTEGA VIENE A SUPERAR A LA MODERNIDAD

 

Caravaggio: "Narciso"

“Vida es, pues, encontrar algo, encontrar algo que, oscuramente y sin compromiso de sentido muy estricto, llamo “yo” existiendo en la circunstancia, con una circunstancia siempre problemática, sin seguridad de existir en el momento inmediato y teniendo, para asegurar esa persistencia, que hacer siempre algo en un elemento que no es él. Por tanto, vida no es yo únicamente, Yo soy solo un ingrediente de mi vida; el otro ingrediente es la circunstancia. Tan real es el uno como el otro. Por eso dije que hemos trascendido y superado todo idealismo y todo solipsismo. En la tesis idealista, como no hay más que yo con mis pensamientos, “existir” significaba “estar dentro de mí” (Ortega y Gasset[1]).

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Desde el comienzo de la Era Moderna, “en el centro del universo humano, se encuentra cada persona sola, concebida como un individuo que, en último término, es absolutamente independiente de los demás (…) Las sociedades europeas modernas sostienen una imagen del hombre en la que su propio ‘yo’, su auténtico ‘yo’, es algo encerrado en el ‘interior’, separado de todos los demás hombres y cosas” (Norbert Elias(2)).

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“Que cada uno se sostenga firmemente en su propia conciencia” (Martín Lutero(3)).



[1] Ortega y Gasset: “Sobre la razón histórica”, O. C. Tº 12, Madrid, Alianza, 1983, p. 207.

[2] Norbert Elias: “El proceso de la civilización”, Madrid, Fondo de Cultura Económica, 1987, pp. 35-36.

[3] Citado en Lucien Febvre: “Martín Lutero, un destino”, México, Fondo de Cultura Económica, 1956.

lunes, 27 de marzo de 2023

POR QUÉ “YO SOY YO Y MI CIRCUNSTANCIA”

 

¿Qué es esta mesa? ¿Cuál es el ser de esta mesa? “En rigor, la mesa (…) no tiene ser por sí: está ahí facilitando o dificultando mi vida (…) me sirve o me desirve, me favorece o me perturba”. Me sirve, por ejemplo, para poder escribir sobre ella. “Sin embargo, ¿y si huyo porque hay fuego? La mesa me estorba” El ser de la mesa “depende de lo que yo tenga que hacer: escribir o huir”. La mesa no tiene ser por sí misma. “Depende lo que la circunstancia sea de quién sea yo: el que tiene que escribir o el que tiene que correr. Esto transfiere a mí el problema del ser de las cosas. Para responder a ¿qué son las cosas? tengo que preguntarme ¿qué soy yo? Pero (asimismo) yo soy el que tiene que habérselas con la circunstancia, el que tiene que ser en ella. Lo que yo puedo y debo ser, depende, pues, a su vez, de ella (…) Lo que indica que el problema del ser es el de lo uno y lo otro, el hombre y su circunstancia (…) El hecho radical e irremediable es que el hombre viviendo se encuentra con que ni las cosas ni él tienen un ser; con que no tiene más remedio que hacer algo para vivir, que decidir su hacer en cada instante, o lo que es igual, que decidir su ser, y esto incluye, como hemos visto, el ser de las cosas” (Ortega y Gasset[1]).



[1] Ortega y Gasset: “Unas lecciones de metafísica”, O. C. Tº 12, p. 95.

martes, 14 de marzo de 2023

EL SENTIDO DEL MUNDO NO ES UN INVENTO

Para Kant, el mundo en sí es un “caos de sensaciones”. Somos nosotros, los sujetos, los que le damos sentido y orden a través de nuestras formas a priori del conocimiento, que nos permiten generar conceptos que añadimos a los datos de la experiencia. De aquí la idea hoy vigente de que la realidad es una “construcción social”, es decir, que, a partir de lo que nos dan los sentidos, añadimos a esa realidad una forma y un orden que en sí misma no tiene; y como es cosa subjetiva, podemos dar a esa realidad la forma que nos parezca; da igual una que otra, dirán los hoy partidarios de la llamada “diversidad” o “identidad fluida”. Pero hay una forma orteguiana de ver todo esto y superar así a Kant y a sus posmodernos herederos. De la mesa, por ejemplo, sobre la cual escribo, los sentidos solo me aportan su anverso y un par de patas. Para llegar hasta el concepto “mesa” tengo que añadir algo que no me aportan los sentidos… ¡pero no vale cualquier cosa! La mesa que está ahí, y en general, la circunstancia, imponen límites y exigencias a mi “construcción”, a mi concepto. La forma, el orden están ahí afuera, no son una invención cualquiera mía. El dato radical (…) es una coexistencia de mí con las cosas”, dice Ortega; no, por tanto, una construcción mía, de cada sujeto (Ortega y Gasset[1]).

[1] Ortega y Gasset: “¿Qué es filosofía”, O. C. Tº 7, p. 410-411.

miércoles, 22 de febrero de 2023

LA VERDAD SEGÚN FOUCAULT Y SEGÚN ORTEGA

 

Todo empezó, podríamos decir, con aquello de Nietzsche: “No hay hechos, solo interpretaciones”[1]. De aquí salió la trayectoria filosófica y cultural que ha culminado en el posmodernismo. Como fiel representante de esa trayectoria, Michel Foucault vino a concluir que la verdad no existe, que cualquier opción es igual de válida, y hoy puede ser una y mañana otra. De aquí surgió la idea de la “identidad fluida”, que Foucault expresó diciendo: “No me preguntéis quién soy y no me pidáis que siga siendo el mismo”[2]. La moral también así desaparecía: el loco o el criminal representan opciones tan válidas como cualquier otra. Adiós hospitales y adiós cárceles. En su dionisíaco desmadre intelectual vino a afirmar quelos seres humanos carecen de toda norma, estatura o regulación invariable”[3]. Antes de morir de SIDA tuvo premeditadamente relaciones homosexuales a sabiendas de que transmitiría su enfermedad a sus parejas. Sin verdad ante la que responder, el hombre cae en el abismo.

Ortega y Gasset admitió que “el hombre no tiene naturaleza, tiene historia” (4), es decir, que no hay una verdad permanente y para siempre… pero porque siempre estamos transitando de lo peor hacia lo mejor, hacia más verdad. Y afirmó: “La vida sin verdad no es vivible (…) (El hombre) puede definirse como el ser que necesita absolutamente la verdad y, al revés, la verdad es lo único que esencialmente necesita el hombre, su única necesidad incondicional. Todas las demás, incluso comer, son necesarias bajo la condición de que haya verdad, esto es, de que tenga sentido vivir”(5).



[1] Friedrich Nietzsche: “Fragmentos póstumos”, Tº IV, Madrid, Tecnos, 2010, p. 222.

[2] Michel Foucault: “La arqueología del saber”

[3] James Miller: “La pasión de Michel Foucault”, Santiago de Chile, Ed. Andrés Bello, 1995, p. 95.

(4) Ortega y Gasset: “Goethe sin Weimar”, O. C. Tº 9, p. 589.

[5] Ortega y Gasset: “Prólogo para alemanes”, O. C. Tº 8, pp. 39-40.

miércoles, 8 de febrero de 2023

EN RESPUESTA A DANIELA A PROPÓSITO DEL DEBATE ENTRE DESCARTES Y ORTEGA


La clave de la diferencia entre ambos está en lo que cada uno considera que es la realidad radical de la que hay que partir: Descartes dice que todo es dudoso, esto es, en nada puede apoyar su necesidad de una verdad radical que le sirva de guía y linterna… excepto en su duda. Dudo, es decir, pienso, luego existo. Primero pienso (realidad radical) y partiendo de esa verdad radical deduzco que existo. Ortega dice que hay algo previo al pensamiento: y así, cuando, por ejemplo, paseamos, contamos con (“contamos con”, es decir no pensamos en ello) la luz del sol o la del alumbrado público, contamos con la ropa que llevamos puesta, con el asfalto que pisamos… ¿Cuándo aparece el pensamiento? Pues si, por ejemplo, ocurre un apagón imprevisto (un eclipse, una avería en el sistema eléctrico), nos preguntamos “¿Qué “es” lo que ha pasado?”. Aparecen las preguntas… eso significa que entonces nos ponemos a pensar. Hemos dejado de “contar con” la luz, de darla por supuesta, y es entonces cuando nos preguntamos por el ser de las cosas; en este caso, acabaremos preguntándonos por el “ser” de la luz. Por eso dice Ortega: “Las cosas cuando faltan empiezan a tener un ser”[1]. Podríamos decir también que cuando dejan de cumplir la función que cumplían en nuestra vida (“nuestra vida”: esa es, pues, la realidad de partida, la realidad radical), cuando ya no podemos “contar con” ellas, darlas por supuestas, empezamos a pensar en ellas. Luego el pensamiento no es una realidad radical, sino sobrevenida.



[1] Ortega y Gasset: “Unas lecciones de Metafísica”, O. C. Tº 12, p. 72.

viernes, 30 de diciembre de 2022

QUÉ ES LO QUE ESTÁ CAMBIANDO EN OCCIDENTE

“ ‘Ser’ significaba para el griego la realidad fija, dada de una vez para siempre, permanente (…) ‘Ser’ viene de ‘sedere’: estar sentado. ¡Hasta este punto significaba “quietud”. Pero la vida no se sienta nunca, no tiene un ser fijo y dado de una vez para siempre, sino que está siempre pasando y aconteciendo (…) ¡La vida es la grande, esencial inquietud!” (Ortega y Gasset[1]).

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“La historia entera de Occidente es un bloque unitario, el cual ha sido lo que ha sido –es decir, que ha pasado en la historia lo que ha pasado–, porque hace veintisiete siglos los hombres de Grecia resolvieron adoptar una cierta forma de pensamiento. Podían haber adoptado otra y entonces la historia del hombre hubiera sido muy distinta (…) Si ahora adoptamos una manera de pensar radicalmente opuesta, formalmente “otra”, ¡calculen los quilates que concentra la reforma, y la vastedad de nuevos horizontes posibles para el destino humano que nos bosqueja y nos anuncia el dedo trémulo de la esperanza!” (Ortega y Gasset[2]).



[1] Ortega y Gasset: “Sobre la razón histórica”, O. C. Tº 12, Madrid, Alianza, 1983, p. 202.

[2] Ortega y Gasset: “Sobre la razón histórica”, O. C. Tº 12, Madrid, Alianza, 1983, p. 221.

martes, 20 de diciembre de 2022

NO ES POSIBLE VIVIR SIN TENER UNA TEORÍA O INTERPRETACIÓN DEL MUNDO

 

Aunque sea envueltos en una interpretación prestada, dentro de la cual vivamos insertados como en una nube

“Vean el nuevo sentido que cobra la vieja y hasta chabacana locución latina: “Primum est vivere; deinde philosopari’. En efecto, vivir es primero, filosofar, teorizar es después (…) Descartes filosofa porque se encontraba existiendo en ese elemento de oscuridad (que era su mundo, su vida) y, no sabiendo qué hacer en él para subsistir, no tiene más remedio que hacerse ideas claras y distintas sobre esa realidad. Es decir: que no se puede vivir sin filosofar y, más en general, sin teorizar, sin construirse una orientación sobre ese elemento que (llamamos) ‘mundo en el cual se vive’ (…) La teoría tiene su comienzo y raíces esenciales en la vida (…) Sócrates había dicho: ‘Una vida sin teoría no es vividera para el hombre’ (…) Y quien no lo advierte es que ignora la torpe, la tosca, la irresponsable filosofía que le sostiene, que le orienta y en que va envuelto, como la tropilla pampera en la nubecilla de polvo que el sol declinante orifica” (Ortega y Gasset(1)).



[1] Ortega y Gasset: “Sobre la razón histórica”, O. C. Tº 12, Madrid, Alianza, 1983, p. 191.

lunes, 5 de diciembre de 2022

“POR MUNDO ENTENDEMOS LA ORDENACIÓN UNITARIA DE LOS OBJETOS” (ORTEGA Y GASSET )


 

“Cada cosa (es) una encrucijada: su vida, su ser es el conjunto de relaciones, de mutuas influencias en que se hallan todas las demás. Una piedra al borde de un camino necesita para existir del resto del Universo” (Ortega y Gasset[1]).

“O confusión, enlazamiento mutuo (de átomos) y dispersión, o unión orden y providencia. Así pues, si lo primero ¿para qué deseo perdurar en un compuesto fortuito y en semejante mezcla? ¿Para qué me preocupo de otra cosa que no sea de cómo llegar al final de una vez? ¿Para qué me inquieto? Pues la dispersión llegará a mí haga lo que haga. Pero si es lo segundo, lo venero, soy constante, y confío en el que me gobierna” (Marco Aurelio[2]).

“Acabamos de reconocerlo: por la hominización, el Universo ha alcanzado un nivel superior, en el que sus potencias físico-morales toman, poco a poco, la forma de una afinidad fundamental que religa los individuos entre ellos y a lo que hemos llamado el «Punto Omega» (…) de este término refluye, en definitiva, la Energía esencial del Mundo, la que, después de haber agitado confusamente la masa cósmica, emerge de ella para formar la Noosfera. ¿Qué nombre hay que dar a semejante clase de influencia? Uno solo: el Amor” (Teilhard de Chardin[3]).

“La realidad no es más que el síntoma de que una cosa ejerce influjo sobre todas las demás y de ellas lo recibe, de que una cosa es necesaria para que el resto subsista. Porque los sapos silban al crepúsculo en sus hoyos, hilan las princesas en sus camarines” (Ortega y Gasset [4]).



(0) (Título): Ortega y Gasset: “Introducción a una estimativa”, O. C. Tº 6, Madrid, Alianza, 1983, p. 318.

[1] Ortega y Gasset: “Adán en el Paraíso”, O. C. Tº 1, p. 482

[2] Marco Aurelio: “Meditaciones”, Madrid, Alianza Editorial, 1985, Lº V, &29, Lº VI, &10, pág. 72

[3] Pierre Teilhard de Chardin: “La energía humana”,  https://docer.com.ar/doc/15xn885, p. 84.

[4] Ortega y Gasset: “Azorín, primores de lo vulgar”, en “El Espectador”, Vol. II, O. C. Tº 2, pp. 182-183.

martes, 30 de agosto de 2022

QUÉ ES LA REALIDAD (Prolongando la publicación de ayer)



Cézanne- “Mont Sainte Victoire”


    Es este un tema que Ortega deja expuesto de una forma que hace que inmediatamente se abran en abanico multitud de cuestiones (algo que sucede a menudo con Ortega): ¿qué clase de realidad es la justicia? ¿Es más real la justicia que pone en práctica un juez o vale también como real –quizá de menor graduación– la justicia tal y como la entiende un profano analfabeto… o, ya que estamos, un ladrón? ¿En qué sentido comparten realidad esa justicia, el arte, Dios y la naranja de los que habla Ortega en la anterior publicación?

     Se me ocurre, para intentar salir de este complicado atolladero, empezar a considerar la realidad en sus dos vertientes básicas: materia y forma. La materia es la realidad antes de ser interpretada, ordenada, estructurada; cuando son los sentidos los que nos dan noticia de esa realidad, esta se nos aparece, según dice Ortega, como “un caos de puntos luminosos”. La realidad extrasensorial (por ejemplo, la que fundamenta las ideas de justicia o la religiosidad), en su modo digamos “material”, se nos presenta inicialmente asimismo como un caos. La mente humana interviene sobre ese caos (de puntos luminosos o extrasensorial) añadiendo la “forma”, aunando y configurando esos puntos dispersos en una “idea”. Esa idea es también un ideal: nunca llegaremos a acceder del todo a la realidad (formal) de la justicia, ni siquiera de una naranja, que siempre ofrecerá ángulos nuevos que investigar para ir completando su realidad. Esta, por lo tanto, es algo en construcción, y se ofrece a cada individuo según sea el punto de vista en el que esté.

    Ejemplo: eso que tengo ante mí responde al concepto “montaña”. Cézanne, que en nombre del arte moderno quería reducir la realidad a su materia, a lo que dan los sentidos, veía solo colores (pongo la foto de uno de sus cuadros). Yo, por el contrario, construyo (o me sumo a la construcción ya hecha) la idea de “montaña”. Pero, puesto que la miro desde el norte, mi idea de la montaña en cuestión es diferente de la de quien la ve desde el sur. Y además, esa montaña siempre ofrecerá nuevos matices a quien quiera ir completando su realidad. La realidad absoluta siempre estará más allá.


sábado, 27 de agosto de 2022

EL PENSAMIENTO EMERGE POR ENTRE LOS INTERSTICIOS DE LAS COSAS QUE SE MUEVEN DE SU SITIO

 

Johannes Vermeer: “Señora escribiendo una carta con su criada”

     La luz que me ilumina y me permite ver no es, para empezar algo en lo que piense, sino algo con lo que cuento. Solo si inesperadamente desaparece, esa luz con la que contaba se convierte en problema, es decir, en pregunta: “¿Qué ha pasado?”, que es el anticipo de la siguiente pregunta: “¿Qué es esa cosa con la que contaba (la luz) y que ahora me falta?”. Y entonces, para responder a esa pregunta, me pongo a pensar. “Cada cosa en mi vida –dice Ortega es, pues, originariamente un sistema o ecuación de comodidades e incomodidades. Cuando una cosa me es incómoda se me hace cuestión: porque la necesito y no «cuento con» ella, porque me falta. Las cosas, cuando faltan, empiezan a tener un ser. Por lo visto, el ser es lo que falta en nuestra vida, el enorme hueco o vacío de nuestra vida que el pensamiento, en su esfuerzo incesante, se afana en llenar”[1].

     La respuesta más acabada que el pensamiento ha dado a aquella pregunta sobre el ser de la luz se llama Óptica, que dice que la luz “es” una vibración del éter. Pero eso, el ser de la luz, es algo muy diferente de aquella luz con la que contaba antes de que tuviera que pensar en ella. El concepto “vibración del éter” no me ilumina las cosas que necesito ver, como sí hace la luz. Eso que hay en mi vida y con lo que cuento es anterior, por tanto, al hecho de que me falte y se convierta en problema y, consiguientemente, en pensamiento. Concluyamos: el pensamiento, al contrario de lo que decía Descartes y toda la filosofía moderna que le sigue, no es lo originario en mi vida. Lo originario es eso mismo: mi vida.



[1] Ortega y Gasset: “Unas lecciones de metafísica”, O. C. Tº 12, p. 72.

miércoles, 10 de agosto de 2022

FRENTE A LA MODERNIDAD Y LA POSMODERNIDAD (ES DECIR, FRENTE A DESCARTES), “YO SOY YO Y MI CIRCUNSTANCIA” O “¡SALVÉMONOS EN LAS COSAS!”


 

     “El dato radical (…) es una coexistencia de mí con las cosas (…) El carácter estático, yacente, del existir y del ser, de estos dos viejos conceptos, falsifica lo que queremos expresar (…) El ser estático queda declarado cesante (…) y ha de ser sustituido por un ser actuante. El ser del mundo ante mí es —diríamos— un funcionar sobre mí, y, parejamente, el mío sobre él. Pero esto —una realidad que consiste en que un yo vea un mundo, lo piense, lo toque, lo ame o deteste, le entusiasme o le acongoje, lo transforme y aguante y sufra, es lo que desde siempre se llama «vivir», «mi vida», «nuestra vida», la de cada cual (…) Lo primario que hay en el Universo es «mi vivir» y todo lo demás lo hay, o no lo hay, en mi vida, dentro de ella. Ahora no resulta inconveniente decir que las cosas, que el Universo, que Dios mismo son contenidos de mi vida —porque «mi vida» no soy yo solo, yo sujeto, sino que vivir es también mundo (…) Nos hemos evadido de la reclusión hacia dentro en que vivíamos como modernos, reclusión tenebrosa, sin luz, sin luz de mundo y sin espacios donde holgar las alas del afán y el apetito. Estamos fuera del confinado recinto yoísta, cuarto hermético de enfermo (…) El mundo de nuevo es horizonte vital que, como la línea del mar, encorva en torno nuestro su magnífica comba de ballesta y hace que nuestro corazón sienta afanes de flecha, él que ya por sí mismo cruento, es siempre herida de dolor o de delicia. Salvémonos en el mundo -—«salvémonos en las cosas».” (Ortega y Gasset[1]).

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    “¡Argentinos, a las cosas, a las cosas!” (Ortega y Gasset[2]).



[1] Ortega y Gasset: “¿Qué es filosofía”, O. C. Tº 7, p. 410-411.

[2] Ortega y Gasset: “Meditación del pueblo joven”, O. C. Tº 8, p. 390.

domingo, 31 de julio de 2022

LA RAZÓN UNIFICA LOS DATOS DE LA EXPERIENCIA…

 

    “Comprender es, por lo pronto, simplificar, sustituir la infinidad de los fenómenos por un repertorio finito de ideas. Cuanto más reducido sea este repertorio, la comprensión es más enérgica. El ideal de la ciencia sería explicar con una sola idea todos los hechos del Universo. ¿En qué consiste ese poder mágico de una idea en virtud del cual, puesta a un lado, pesa ella sola tanto como los hechos todos de la realidad puestos de otro? Consiste sencillamente en que esa idea aísla y define un hecho radical del que todos los demás son puras modificaciones y combinaciones. Así la física ha aspirado a demostrar que las infinitas clases de movimientos observadas en el cosmos son casos particulares de un tipo único de desplazamiento: la caída de un cuerpo sobre otro” (Ortega y Gasset[1]).

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    “Nuestros ojos al abrirse, acotan siempre un trozo de planeta, poniendo en él la unidad de un horizonte” (Ortega y Gasset[2]).

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…PERO ES LA EXPERIENCIA CONCRETA Y PARTICULAR LO QUE FINALMENTE SE TRATA DE ENTENDER

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 “Lo general no es más que un instrumento, un órgano para ver claramente lo concreto; en lo concreto está su fin (…) Cultura no es otra cosa sino esa premeditada, astuta, vuelta que se toma con el pensamiento —que es generalizador— para echar bien la cadena al cuello de lo concreto” (Ortega y Gasset[3]).



[1] José Ortega y Gasset: “El Espectador” Vol. VIII, O. C. Tº 2, Madrid, Alianza, 1983, p. 670.

[2] José Ortega y Gasset: “El Espectador” Vol. VIII, O. C. Tº 2, Madrid, Alianza, 1983, p. 678.

[3] Ortega y Gasset: “Vieja y nueva política”, O. C. Tº 1, p. 284.

miércoles, 27 de julio de 2022

LA VIDA ES IRRACIONAL (PERO SOLO DISPONEMOS DE LA RAZÓN PARA INTENTAR ENTENDERLA)


 

     “La vida, señores, es un fluido indócil que no se deja retener, apresar, salvar. Mientras va siendo, va dejando de ser irremediablemente. Cuando queremos prender al sentimiento que en este instante sentimos y volvemos a él la atención, ya ha concluido y ha dejado su puesto a otro. Del que buscábamos vemos sólo la espalda fugitiva, que se aleja tiempo abajo, con vago ademán de espectro” (Ortega y Gasset[1]).

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     La vida es esquiva. Lo es en el sentido de que no existe un presente o un pasado en el que anclarla y hacer que allí resida lo que somos. “Ser” es estar en camino, es “ir siendo”. Los conceptos no pueden dar razón suficiente de ello, porque un concepto es algo fijo, se acomoda a lo que las cosas “son”, traicionando, pues, ese otro “ir siendo” que está en movimiento. Para pensar, pues, las cosas, hemos de abstraernos, salir de ese flujo en que la vida consiste y estancarnos en ese momento irreal que es el concepto (¡y no tenemos, sin embargo, otro modo de intentar entender que no sea pensando!). La razón funciona aquietando ese discurrir imparable que es la vida, es decir, que funciona saliéndose de la vida. Solo capta lo que las cosas y nosotros mismos seríamos si nos quedásemos parados. “Pasado” y “presente” son estancamientos, modos de querer atrapar la vida que, mientras tanto, sigue discurriendo. Vivir no es, pues, haber estado en el pasado o estar en el presente: eso es haber vivido, Vivir es… caminar, estar caminando. ¿Hacia dónde? Inevitablemente, hacia el futuro. “Somos” mientras “vamos siendo” camino del futuro. Por todo esto dice Ortega: “En un buen orden psicológico, pues, lo decisivo no es la suma de lo que hemos sido, sino de lo que anhelamos ser: el apetito, el afán, la ilusión, el deseo. Nuestra vida, queramos o no, es en su esencia misma futurismo” (Ortega y Gasset[2]).



[1] Ortega y Gasset: “Para un museo romántico”, en “El Espectador”, Vol. VI, O. C. Tº 2, Madrid, Alianza, 1983, p. 519

[2] Ortega y Gasset: “¿Qué es filosofía?”, O. C. Tº 7, pp. 434-435.

viernes, 24 de junio de 2022

LA ATENCIÓN VA MOVIDA POR AFECTOS Y VALORES

 


Nuestra atención está subordinada a un sistema de preferencias que nos hace centrarnos en unas cosas y desatender otras. De este modo, nuestra cosmovisión se decide antes en el ámbito emocional (del cual brotan las preferencias) que en el racional (las ideas que construimos con aquello que nuestras emociones y preferencias nos permiten ver).


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   “Aun en una operación de conocimiento tan elemental como el ver, que por fuerza ha de ser muy semejante en todos los hombres, vamos dirigidos por un sistema previo de intereses, de aficiones, que nos hace atender a unas cosas y desatender a otras” (Ortega y Gasset[1]).

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  “San Agustín, uno de los hombres que más hondamente han pensado sobre el amor, tal vez el temperamento más gigantescamente erótico que ha existido (…) dice en lírica expansión: (…) «Mi amor es mi peso; por él voy dondequiera que voy.» Amor es gravitación hacia lo amado” (Ortega y Gasset[2]).

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    “El mecanismo de la atención que dirige la mirada desde dentro del sujeto y vierte sobre las cosas una perspectiva, un modelado y jerarquía, oriundos de su fondo personal. No se atiende a lo que se ve, sino al contrario, se ve bien sólo aquello a que se atiende. La atención es un a priori psicológico que actúa en virtud de preferencias efectivas, es decir, de intereses” (Ortega y Gasset[3]).



[1] Ortega y Gasset: “Teoría de Andalucía y otros ensayos”, O. C. Tº 6, p. 151.

[2] Ortega y Gasset: “Estudios sobre el amor”, O. C. Tº 5, p. 555.

[3] Ortega y Gasset: “La deshumanización del arte e Ideas sobre la novela”, O. C. Tº 3, p. 405.