jueves, 21 de agosto de 2025

LA FUNCIÓN DEL ABSURDO EN NUESTRA VIDA

 

Que la mente se trastorne resulta de un mayor o menor estancamiento en la insignificancia, el absurdo, la debilidad, la dependencia, el miedo, la inseguridad… con los que vinimos al mundo. Ocurre que aún no se ha conseguido entonces cimentar suficientemente un sentido para la vida. El sentido no viene dado; viene dado el absurdo. Aquél hay que construirlo sobre la base de éste. Por la misma razón, Dios empieza por ser inexistente. A Él es a quien Unamuno rezaba diciendo: “Óyeme Tú, Dios que no existes, y en tu Nada recoge estas mis quejas…”. Ya después, conseguimos inventarle… o reconocerle. La alternativa es, por tanto: o creer en Dios (en el sentido) o enfermar (se enferma cuando uno se instala en el absurdo), interrumpir el proceso en el que la vida consiste.

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