martes, 30 de agosto de 2022

QUÉ ES LA REALIDAD (Prolongando la publicación de ayer)



Cézanne- “Mont Sainte Victoire”


    Es este un tema que Ortega deja expuesto de una forma que hace que inmediatamente se abran en abanico multitud de cuestiones (algo que sucede a menudo con Ortega): ¿qué clase de realidad es la justicia? ¿Es más real la justicia que pone en práctica un juez o vale también como real –quizá de menor graduación– la justicia tal y como la entiende un profano analfabeto… o, ya que estamos, un ladrón? ¿En qué sentido comparten realidad esa justicia, el arte, Dios y la naranja de los que habla Ortega en la anterior publicación?

     Se me ocurre, para intentar salir de este complicado atolladero, empezar a considerar la realidad en sus dos vertientes básicas: materia y forma. La materia es la realidad antes de ser interpretada, ordenada, estructurada; cuando son los sentidos los que nos dan noticia de esa realidad, esta se nos aparece, según dice Ortega, como “un caos de puntos luminosos”. La realidad extrasensorial (por ejemplo, la que fundamenta las ideas de justicia o la religiosidad), en su modo digamos “material”, se nos presenta inicialmente asimismo como un caos. La mente humana interviene sobre ese caos (de puntos luminosos o extrasensorial) añadiendo la “forma”, aunando y configurando esos puntos dispersos en una “idea”. Esa idea es también un ideal: nunca llegaremos a acceder del todo a la realidad (formal) de la justicia, ni siquiera de una naranja, que siempre ofrecerá ángulos nuevos que investigar para ir completando su realidad. Esta, por lo tanto, es algo en construcción, y se ofrece a cada individuo según sea el punto de vista en el que esté.

    Ejemplo: eso que tengo ante mí responde al concepto “montaña”. Cézanne, que en nombre del arte moderno quería reducir la realidad a su materia, a lo que dan los sentidos, veía solo colores (pongo la foto de uno de sus cuadros). Yo, por el contrario, construyo (o me sumo a la construcción ya hecha) la idea de “montaña”. Pero, puesto que la miro desde el norte, mi idea de la montaña en cuestión es diferente de la de quien la ve desde el sur. Y además, esa montaña siempre ofrecerá nuevos matices a quien quiera ir completando su realidad. La realidad absoluta siempre estará más allá.


lunes, 29 de agosto de 2022

QUÉ SIGNIFICA LA DECONSTRUCCIÓN DE LA REALIDAD POR LA QUE ABOGAN LOS POSMODERNOS

    A partir del Renacimiento, el mundo empezó a rebajarse a ser solo lo que los sentidos, y en su nombre los laboratorios, decían que era. En arte, con Cézanne (“el padre de todos nosotros”, decía Picasso en nombre de los artistas de vanguardia, los posmodernos del arte) se llegó a un punto en el que se empezó a decidir que la realidad auténtica, y por tanto lo que el artista debía tratar, era solo la que entraba por los ojos, por los sentidos, no la que procedía de las construcciones mentales: “El artista no es más que un receptáculo de sensaciones –decía Cézanne ¡Nada de teorías! (…) Somos un caos irisado (…) El hombre ausente (…) Un cuadro no representa nada, no debe representar, en principio, más que colores”[1].

●●●●●●●●

PERO DIOS… Y HASTA UNA NARANJA SON CONSTRUCCIONES MENTALES, NO REALIDADES QUE NOS MUESTREN LOS SENTIDOS. PARA ESTOS, EL SOL, DICE DON QUIJOTE, “TIENE EL TAMAÑO DE UNA RODELA”

●●●●●●●●

    “Hay un primer plano de realidades, el cual se impone a mí de una manera violenta: son los colores, los sonidos, el placer, y dolor sensibles. Ante él mi situación es pasiva. Pero (…) la ciencia, el arte, la justicia, la cortesía, la religión son órbitas de realidad que no invaden bárbaramente nuestras personas, como hace el hambre o el frío; sólo existen para quien tiene la voluntad de ellas. Cuando dice el hombre de mucha fe que ve a Dios en la campiña florecida y en la faz combada de la noche, no se expresa más metafóricamente que si hablara de haber visto una naranja. Si no hubiera más que un ver pasivo quedaría el mundo reducido a un caos de puntos luminosos. Pero hay sobre el pasivo ver un ver activo, que interpreta viendo y ve interpretando; un ver que es mirar. Platón supo hallar para estas visiones que son miradas una palabra divina: las llamó ideas. Pues bien, la tercera dimensión de la naranja no es más que una idea, y Dios es la última dimensión de la campiña” (Ortega y Gasset[2]).

[1] Cézanne citado en Ernst Fischer: “La necesidad del arte”, Madrid, Altaya, 1999, pp. 88-89.

[2] Ortega y Gasset: “Meditaciones del Quijote”, O. C. Tº 1, p. 336.

sábado, 27 de agosto de 2022

EL PENSAMIENTO EMERGE POR ENTRE LOS INTERSTICIOS DE LAS COSAS QUE SE MUEVEN DE SU SITIO

 

Johannes Vermeer: “Señora escribiendo una carta con su criada”

     La luz que me ilumina y me permite ver no es, para empezar algo en lo que piense, sino algo con lo que cuento. Solo si inesperadamente desaparece, esa luz con la que contaba se convierte en problema, es decir, en pregunta: “¿Qué ha pasado?”, que es el anticipo de la siguiente pregunta: “¿Qué es esa cosa con la que contaba (la luz) y que ahora me falta?”. Y entonces, para responder a esa pregunta, me pongo a pensar. “Cada cosa en mi vida –dice Ortega es, pues, originariamente un sistema o ecuación de comodidades e incomodidades. Cuando una cosa me es incómoda se me hace cuestión: porque la necesito y no «cuento con» ella, porque me falta. Las cosas, cuando faltan, empiezan a tener un ser. Por lo visto, el ser es lo que falta en nuestra vida, el enorme hueco o vacío de nuestra vida que el pensamiento, en su esfuerzo incesante, se afana en llenar”[1].

     La respuesta más acabada que el pensamiento ha dado a aquella pregunta sobre el ser de la luz se llama Óptica, que dice que la luz “es” una vibración del éter. Pero eso, el ser de la luz, es algo muy diferente de aquella luz con la que contaba antes de que tuviera que pensar en ella. El concepto “vibración del éter” no me ilumina las cosas que necesito ver, como sí hace la luz. Eso que hay en mi vida y con lo que cuento es anterior, por tanto, al hecho de que me falte y se convierta en problema y, consiguientemente, en pensamiento. Concluyamos: el pensamiento, al contrario de lo que decía Descartes y toda la filosofía moderna que le sigue, no es lo originario en mi vida. Lo originario es eso mismo: mi vida.



[1] Ortega y Gasset: “Unas lecciones de metafísica”, O. C. Tº 12, p. 72.

jueves, 25 de agosto de 2022

ESTAMOS OBLIGADOS A SER LIBRES

 

     “La vida, que es, ante todo, lo que podemos ser, vida posible, es también, y por lo mismo, decidir entre las posibilidades lo que en efecto vamos a ser. Circunstancia y decisión son los dos elementos radicales de que se compone la vida. La circunstancia —las posibilidades— es lo que de nuestra vida nos es dado e impuesto. Ello constituye lo que llamamos el mundo (…) Nuestro mundo es la dimensión de fatalidad que integra nuestra vida. Pero esta fatalidad vital no se parece a la mecánica. No somos disparados sobre la existencia como la bala de un fusil, cuya trayectoria está absolutamente predeterminada. La fatalidad en que caemos al caer en este mundo —el mundo es siempre éste, este de ahora— consiste en todo lo contrario. En vez de imponernos una trayectoria, nos impone varias y, consecuentemente, nos fuerza... a elegir. ¡Sorprendente condición la de nuestra vida! Vivir es sentirse fatalmente forzado a ejercitar la libertad, a decidir lo que vamos a ser en este mundo. Ni un solo instante se deja descansar a nuestra actividad de decisión. Inclusive cuando desesperados nos abandonamos a lo que quiera venir, hemos decidido no decidir. Es, pues, falso decir que en la vida «deciden las circunstancias». Al contrario: las circunstancias son el dilema, siempre nuevo, ante el cual tenemos que decidirnos. Pero el que decide es nuestro carácter” (Ortega y Gasset[1]).



[1] Ortega y Gasset: “La rebelión de las masas”, O. C. Tº 4, pp. 170-171.

martes, 23 de agosto de 2022

EL HOMBRE ES LO QUE AÚN NO ES Y QUE PREVISIBLEMENTE AGUARDA EN EL FUTURO… PERO A LA VEZ (Y EN CONTRA DE LO QUE DICEN LOS POSMODERNOS) NO PUEDE DEJAR DE SER LO QUE YA HA SIDO

 

     “El hombre (…) hace tal cosa y es así porque antes hizo tal otra y fue de tal otro modo (…) El hombre no se adscribe a ninguna de esas formas: las atraviesa —las vive— como la flecha de Zenón, a pesar de Zenón, vuela sobre quietudes (…) El hombre «va siendo» y «des-siendo» —viviendo. Va acumulando ser —el pasado—: se va haciendo un ser en la serie dialéctica de sus experiencias (…) Lo que efectivamente le ha pasado y ha hecho constituye una inexorable trayectoria de experiencias que lleva a su espalda, como el vagabundo el hatillo de su haber. Ese peregrino del ser, ese sustancial emigrante, es el hombre. Por eso carece de sentido poner límites a lo que el hombre es capaz de ser. En esa ilimitación principal de sus posibilidades, propia de quien no tiene una naturaleza, solo hay una línea fija, preestablecida y dada, que pueda orientarnos; solo hay un límite: el pasado. Las experiencias de vida hechas estrechan el futuro del hombre (…) Se vive en vista del pasado (…) En suma, que el hombre no tiene naturaleza, sino que tiene… historia. O, lo que es igual: lo que la naturaleza es a las cosas, es la historia —como res gestae— al hombre (…) El hombre (no) tiene otra «naturaleza» que lo que ha hecho” (Ortega y Gasset (1)).



[1] Ortega y Gasset: “Historia como sistema”, O. C. Tº VI, pp. 40-41.

lunes, 22 de agosto de 2022

CÓMO EVITAR SUICIDARSE (CON AYUDA DE LA FILOSOFÍA)


 

      Albert Camus dejó el asunto expuesto en sus términos más crudos y más bien pesimistas. Escribió: “No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio. Juzgar que la vida vale o no vale la pena de que se la viva es responder a la pregunta fundamental de la filosofía. Las demás, si el mundo tiene tres dimensiones, si el espíritu tiene nueve o doce categorías vienen a continuación. Se trata de juegos; primeramente hay que responder”. Esa respuesta nos llega de la mano de filosofías como la de Ortega y Gasset: “Vivir significa tener que ser fuera de mí”, dice nuestro filósofo. Fórmula que una vez contextualizada con el resto de sus ideas significa que es a través de una empresa vital que conduzca nuestras energías hacia el mundo y hacia el futuro como se puede despertar el entusiasmo que contrarreste la angustia y la melancolía que en los casos extremos empujan hacia el suicidio.

viernes, 19 de agosto de 2022

MENOS MAL QUE TENEMOS UNA VIDA COMPLICADA


 

     “(Es preciso) contrarrestar nuestra ingenua tendencia a creer que la sobra de medios favorece la vida. Todo lo contrario. Un mundo sobrado de posibilidades produce, automáticamente, graves deformaciones y viciosos tipos de existencia humana —los que se pueden reunir en la clase general «hombre-heredero» de que el «aristócrata» no es sino un caso particular, y otro, el niño mimado, y otro, mucho más amplio y radical, el hombre-masa de nuestro tiempo” (Ortega y Gasset[1]).

●●●●●●●●

    “El deber del hombre no es poseer, sea como sea, soluciones, sino aceptar, sea como sea, los problemas” (Ortega y Gasset[2]).

●●●●●●●●

    “Todo problema profana un misterio; a su vez el problema es profanado por su solución” (E. M. Cioran[3]).

●●●●●●●●

     “Es la enfermedad lo que hace agradable la salud; el mal, el bien; el hambre, la saciedad; el cansancio, el reposo” (Heráclito (4)).



[2] Ortega y Gasset: “Espíritu de la letra”, O. C. Tº 3, p. 566.

[3] E. M. Cioran: “Silogismos de la amargura”, Barcelona, Tusquets, 1997, pág. 39

(4) VVAA.: “De Tales a Demócrito. Fragmentos presocráticos” Madrid, Alianza, 2001, Fragmento nº 44

miércoles, 17 de agosto de 2022

NUESTRO NIÑO INTERIOR ES EL QUE NOS AYUDA A LEVANTARNOS DESPUÉS DE LOS FRACASOS

 

   Hacerse mayor es aprender a convivir con las decepciones: el mundo nunca está a la altura de nuestras expectativas y de nuestras ilusiones, la realidad siempre las corrige a la baja. Nuestra parte adulta va tomando nota y va aminorando nuestro impulso de salida al mundo con un plan de ahorro energético: busca adecuar el esfuerzo y la dedicación que antes de las decepciones empleábamos a los límites que vamos comprobando que impone el principio de realidad. El adulto tipo es, pues, un ser con los entusiasmos rebajados; la sensatez, es decir, el entendimiento de lo que es posible y lo que no, y el obrar en consecuencia, se impone como criterio al que acomodar las nuevas pretensiones post-decepción.

    El niño vive en el mundo de antes de las decepciones. Su energía irrumpe amparada en la creencia de que todo es posible y que los Reyes Magos, entre otros, existen y vendrán dispuestos a realizar sus deseos. Y si la realidad no se doblega a sus pretensiones, pues va y se inventa otra realidad mágica en la que todo siga siendo posible. Y es en la medida en que ese niño siga latiendo en nuestro interior que, una vez llegados a la edad adulta, las decepciones no lograrán doblegarnos, y después de cada victoria del principio de realidad y fracaso nuestro, seguiremos intentándolo a la siguiente ocasión. Seguimos siendo niños, pues en la medida en que los resultados no se impongan a los principios.

●●●●●●●●

    “La madurez y la cultura son creación, no del adulto y del sabio, sino que nacieron del niño y del salvaje. Hagamos niños perfectos, abstrayendo en la medida posible de que van a ser hombres; eduquemos la infancia como tal, rigiéndola, no por un ideal de hombre ejemplar, sino por un standard de puerilidad. El hombre mejor no es nunca el que fue menos niño, sino al revés: el que al frisar los treinta años encuentra acumulado en su corazón más espléndido tesoro de infancia” (Ortega y Gasset[1]).



[1] Ortega y Gasset: “El Quijote en la escuela”, “El Espectador” Vol. III, O. C. Tº 2, p. 299.

lunes, 15 de agosto de 2022

POR QUÉ EL UNIVERSO SE NOS HA QUEDADO PEQUEÑO

 

     “El universo visible (...) me viene estrecho, esme como una jaula que me resulta chica, y contra cuyos barrotes da en sus revuelos mi alma” (Miguel de Unamuno)[1].

●●●●●●●●

     “Es la madurez no una supresión, sino una integración de la infancia. Todo el que tenga fino oído psicológico habrá notado que su personalidad adulta forma una sólida coraza hecha de buen sentido, de previsión y cálculo, de enérgica voluntad, dentro de la cual se agita, incansable y prisionero, un niño audaz. Este díscolo personaje interior es el que nos hace tal vez reír en medio de un duelo, o decir una impertinencia a un grave magistrado, o seguir tomando el sol cuando el deber nos obliga a ausentarnos. Somos todos, en varia medida, como el cascabel, criaturas dobles, con una coraza externa, que aprisiona un núcleo íntimo, siempre agitado y vivaz. Y es el caso que, como el cascabel, lo mejor de nosotros está en el son que hace el niño interior al dar un brinco para libertarse y chocar con las paredes inexorables de su prisión. El trino alegre que hacia fuera envía el cascabel está hecho por dentro con las quejas doloridas de su cordial pedrezuela. Así, el canto del poeta y la palabra del sabio, la ambición del político y el gesto del guerrero son siempre ecos adultos de un incorregible niño prisionero (…) ¡Cuántas veces, al mirar los ojos de un hombre maduro, vemos deslizarse por el fondo de ellos su niño inicial, que se arrastra, todavía doliente, con un plomo en el ala!” (Ortega y Gasset[2]).



[1] Miguel de Unamuno: “Del sentimiento trágico de la vida”, Madrid, Espasa-Calpe, 1967, pág. 36

[2] Ortega y Gasset: “El Quijote en la escuela”, en “El Espectadr”, Vol. III, O. C. Tº 2, pp. 299-300. 

sábado, 13 de agosto de 2022

PABLO PICASSO: PROFETA DE LA DESCOMPOSICIÓN Y EL CAOS


 

      Picasso es el artista más influyente de nuestro tiempo. Sin embargo, Carl Gustav Jung dijo que sus pinturas se podían incluir dentro del tipo de arte que realizaban sus pacientes esquizofrénicos; y Ortega y Gasset comentó que “los cuadros de Picasso tienen un aspecto de casa en derribo o de rincón del Rastro”, y que participaban de la ruina en la que había decaído el mundo en 1946. Que alguien como Picasso, que había conducido el arte por el camino de la descomposición y el caos, haya sido tan ampliamente reconocido y tan influyente necesita una explicación. Octavio Paz la adelantó cuando dijo que “Picasso es nuestro tiempo” y que “Una sociedad que se niega a sí misma y que ha hecho de esa negación el trampolín de sus delirios y sus utopías, estaba destinada a reconocerse en Picasso, el gran nihilista y, asimismo, el gran apasionado”.

miércoles, 10 de agosto de 2022

FRENTE A LA MODERNIDAD Y LA POSMODERNIDAD (ES DECIR, FRENTE A DESCARTES), “YO SOY YO Y MI CIRCUNSTANCIA” O “¡SALVÉMONOS EN LAS COSAS!”


 

     “El dato radical (…) es una coexistencia de mí con las cosas (…) El carácter estático, yacente, del existir y del ser, de estos dos viejos conceptos, falsifica lo que queremos expresar (…) El ser estático queda declarado cesante (…) y ha de ser sustituido por un ser actuante. El ser del mundo ante mí es —diríamos— un funcionar sobre mí, y, parejamente, el mío sobre él. Pero esto —una realidad que consiste en que un yo vea un mundo, lo piense, lo toque, lo ame o deteste, le entusiasme o le acongoje, lo transforme y aguante y sufra, es lo que desde siempre se llama «vivir», «mi vida», «nuestra vida», la de cada cual (…) Lo primario que hay en el Universo es «mi vivir» y todo lo demás lo hay, o no lo hay, en mi vida, dentro de ella. Ahora no resulta inconveniente decir que las cosas, que el Universo, que Dios mismo son contenidos de mi vida —porque «mi vida» no soy yo solo, yo sujeto, sino que vivir es también mundo (…) Nos hemos evadido de la reclusión hacia dentro en que vivíamos como modernos, reclusión tenebrosa, sin luz, sin luz de mundo y sin espacios donde holgar las alas del afán y el apetito. Estamos fuera del confinado recinto yoísta, cuarto hermético de enfermo (…) El mundo de nuevo es horizonte vital que, como la línea del mar, encorva en torno nuestro su magnífica comba de ballesta y hace que nuestro corazón sienta afanes de flecha, él que ya por sí mismo cruento, es siempre herida de dolor o de delicia. Salvémonos en el mundo -—«salvémonos en las cosas».” (Ortega y Gasset[1]).

●●●●●●●●

    “¡Argentinos, a las cosas, a las cosas!” (Ortega y Gasset[2]).



[1] Ortega y Gasset: “¿Qué es filosofía”, O. C. Tº 7, p. 410-411.

[2] Ortega y Gasset: “Meditación del pueblo joven”, O. C. Tº 8, p. 390.

lunes, 8 de agosto de 2022

“LLEGA A SER EL QUE ERES” (PÍNDARO)

 

     “La vida es quehacer y la verdad de la vida, es decir, la vida auténtica de cada cual consistirá en hacer lo que hay que hacer y evitar el hacer cualquier cosa. Para mí un hombre vale en la medida que la serie de sus actos sea necesaria y no caprichosa” (Ortega y Gasset[1]).

●●●●●●●●

     “Esa tarea, que es para cada cual su vida, no es arbitraria. Nos es impuesta. Todos sentimos en cada instante, allá en el secreto fondo de nuestra conciencia, quién es el que tenemos que ser (…) No se confunda lo que sentimos ‘tener que ser’ con lo que ‘debemos ser’. Esto último pertenece a la dimensión de la vida que llamamos ética y que es secundaria y superficial” (Ortega y Gasset[2]).

●●●●●●●●

    “El hombre no puede tener más que una vida auténtica, la reclamada por su vocación. Cuando su libertad le hace negar su yo irrevocable y sustituirlo por otro arbitrario —arbitrario, aunque esté fundado en las «razones» más respetables—, arrastra una vida sin saturación, espectral” (Ortega y Gasset[3]).



[1] Ortega y Gasset: “Para el ‘Archivo de la Palabra’”, O. C. Tº 4, p. 366.

[2] Ortega y Gasset: “Sobre un Goethe bicentenario”, O. C. Tomo 9, Alianza, Madrid, 1983, pág. 557.

[3] Ortega y Gasset: “Goethe desde dentro”, O. C. Tº 4, p. 414.

sábado, 6 de agosto de 2022

EN EL FONDO ÚLTIMO DE NUESTRO SER NOS ENCONTRAMOS SOLOS


 

     No atendemos lo que vemos, sino que vemos solo lo que atendemos. “No somos, pues, en última instancia, conocimiento, puesto que este depende de un sistema de preferencias que más profundo y anterior existe en nosotros (…) Cada raza y cada época y cada individuo ponen su modulación particular del preferir, y esto es lo que nos separa, nos diferencia y nos individualiza, lo que hace que sea imposible al individuo comunicar enteramente con otro. Solo coincidimos en lo más externo y trivial; conforme se trata de más finas materias, de las más nuestras, que más nos importan, la incomprensión crece, de suerte que las zonas más delicadas y más últimas de nuestro ser permanecen fatalmente herméticas para el prójimo. A veces, como la fiera prisionera, damos saltos en nuestra prisión —que es nuestro ser mismo, con ansia de evadirnos y transmigrar al alma amiga o al alma amada—; pero un destino, tal vez inquebrantable, nos lo impide. Las almas, como astros mudos, ruedan las unas sobre las otras, pero siempre las unas fuera de las otras condenadas a perpetua soledad radical. Al menos, poco puede estimarse a la persona que no ha descendido alguna vez a ese fondo último de sí misma, donde se encuentra irremediablemente sola” (Ortega y Gasset[1]).


[1] Ortega y Gasset: “Teoría de Andalucía y otros ensayos”, O. C. Tº 6, p. 152.

jueves, 4 de agosto de 2022

POR QUÉ Y PARA QUÉ VENIMOS AL MUNDO LLORANDO


    “La vida psíquica, señores, la vida de nuestra conciencia es movimiento, es pasar de una sensación a otra, de una idea a otra, de un acto a otro. Ese movimiento supone un motor. En nuestra conciencia tiene que haber alguna porción de su contenido encargada de poner en movimiento el resto. A esos contenidos de nuestra psique, que funcionan como motores, llaman los psicólogos emociones. Tal la amargura” (Ortega y Gasset[1]).

●●●●●●●●

   “Para ungir de emoción a las palabras hace falta haber sufrido. Sé de un amigo mío que era mozo, feliz y literato, y pensaba esto que yo ahora pienso: sabía que cultivar su espíritu para el arte no era sólo leer y anotar; que era preciso el Dolor que nos hace tan humanos” (Ortega y Gasset[2]).

●●●●●●●●

   “Al esforzarme en ser, al querer ser, lo que busco es ser feliz (…) Pero como la circunstancia nos es negativa, el yo que somos no se realiza nunca suficientemente, el hombre que consiste en tener que ser feliz, al mismo tiempo y siempre es, más o menos, infeliz. Por eso la vida es pena, continuo penar (…) Si sigue el hombre en la vida, es que acepta ese defecto, desventura, infelicidad y absoluto riesgo que es. Y si lo acepta… ¡Ah!... Entonces convierte el defecto y la desventura en tarea entusiasta; es decir: en aventura y empresa” (Ortega y Gasset[3]).



[1] O y G: “La pedagogía social como programa político”, en O. C. Tº 1, p. 505.

[2] José Ortega y Gasset: “Artículos”, O. C. Tº 1º, Madrid, Alianza, 1983, p. 26.

martes, 2 de agosto de 2022

LA VIDA ES UN PROCESO QUE TRANSCURRE DE MENOS A MÁS

 

   “La vida del hombre comienza siempre con un sentimiento de inferioridad más o menos profundo. Este sentimiento es la fuerza impulsora de la que parten todos los afanes del niño, y que le impone una meta u objetivo del que espera toda seguridad y tranquilidad para el futuro, obligándole a emprender la trayectoria que le parezca más adecuada para su logro” (Alfred Adler[1]).

●●●●●●●●

    “Todo lo que somos positivamente lo somos gracias a alguna limitación. Y este ser limitados, este ser mancos, es lo que se llama destino, vida. Lo que nos falta y nos oprime es lo que nos constituye y nos sostiene.” (Ortega y Gasset[2]).

●●●●●●●●

     “Todos estamos anhelando alcanzar un objetivo en el futuro mediante cuyos logros nos sentiremos fuertes, superiores y completos (…) Como quiera que se la llame, siempre encontraremos en los seres humanos esta gran línea de actividad: la lucha por ascender de una posición inferior a una posición superior, de la derrota a la victoria, del abajo al arriba. Comienza en nuestra primera niñez; continúa hasta el final de nuestra vida” (Alfred Adler[3]).

●●●●●●●●

    “El hombre es, tenga de ello ganas o no, un ser constitutivamente forzado a buscar una instancia superior. Si logra por sí mismo encontrarla, es que es un hombre excelente; si no, es que es un hombre-masa y necesita recibirla de aquél” (Ortega y Gasset[4]).



[1] Alfred Adler: “Conocimiento del hombre”, Madrid, Espasa Calpe, 1975, p. 65.

[2] Ortega y Gasset: “Vicisitudes en las ciencias”, O. C. Tº 4, p. 68.

[3] Alfred Adler: “El sentido de la vida”, Madrid, Espasa Calpe, 1975, p.160.

[4] Ortega y Gasset: “La rebelión de las masas”, O. C. Tº 4, p. 117.