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jueves, 18 de abril de 2024

VEAMOS POR QUÉ EL MISTERIO ES UNA DERIVADA DEL CHISTE

Dice Georges Ifrah en su “Historia universal de las cifras” que el número al que llama “googol”, 10 a la 100, es decir, un 1 seguido de cien ceros, trasciende todos los límites del mundo real. Explica Ifrah: “La distancia que nos separa del planeta Venus, medida en angstroms (millonésimas de milímetro), vale 10 a la 27 (...) El número de granos de arena que podría contener el volumen de la Tierra (…) sería 10 a la 31. ¡Cantidad absolutamente despreciable si se compara con el googol! (…) De hecho tendríamos que alcanzar el volumen total del universo en milímetros cúbicos (...) para superar el googol” [1]. Pensar en este número sería una manera de acondicionar la mente a fin de prepararla para acoger en ella a Dios, que tampoco tiene nada que ver con la realidad; o dicho de otra forma, que tiene que ver con la realidad, sí, pero manifestándose como Nada; es decir, como Infinito, que, de las dos formas, es lo que se sale de los bordes de lo real. Por eso dice Unamuno: “En cuanto tratamos de definirlo (a Dios), nos surge la nada”[2]. El googol, esa medida capaz de salirse de las fronteras de lo real ¿es todo o es nada? Tendría, pues, razón Machado cuando poéticamente llega a las siguientes conclusiones:

“El hombre es por natura la bestia paradójica,
un animal absurdo que necesita lógica.
Creó de nada un mundo y, su obra terminada,
‘Ya estoy en el secreto –se dijo–, todo es nada’.”[3]



[1] Georges Ifrah: “Historia Universal de las Cifras”, Madrid, Espasa, 2002, pp. 1.068-1069.

[2] Miguel de Unamuno: “Del sentimiento trágico de la vida”, Madrid, Espasa Calpe, 1967, pág. 129.

[3] Antonio Machado: “Proverbios y cantares”, en “Poesías Completas”, Madrid, Espasa-Calpe, 1981, p. 221

miércoles, 13 de marzo de 2024

LA ALTURA HACIA LA QUE TRANSITAMOS

“El progreso aparece así en la existencia como avanzando de lo imperfecto a lo más perfecto; pero lo imperfecto no debe concebirse en la abstracción, como meramente imperfecto, sino como algo que lleva en sí, en forma de germen, de impulso, su contrario, o sea, eso que llamamos lo perfecto” (G. W. F. Hegel[1])

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“La perfectibilidad es realmente algo casi tan indeterminado como la variabilidad en general. Carece de fin y de término. Lo mejor, lo más perfecto a que debe encaminarse es algo enteramente indeterminado” (G. W. F. Hegel[2])

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“El hombre selecto o excelente está constituido por una íntima necesidad de apelar de sí mismo a una norma más allá de él, superior a él, a cuyo servicio libremente se pone (…) Contra lo que suele creerse, es la criatura de selección, y no la masa, quien vive en esencial servidumbre. No le sabe su vida si no la hace consistir en servicio a algo trascendente (…) La nobleza se define por la exigencia, por las obligaciones, no por los derechos. Noblesse oblige” (Ortega y Gasset[3])



[1] G. W. F. Hegel: “Lecciones sobre la Filosofía de la Historia Universal”, Madrid, Alianza, 1982, pág. 133

[2] G. W. F. Hegel: “Lecciones sobre la Filosofía de la Historia Universal”, Madrid, Alianza, 1982, pág. 127

[3] Ortega y Gasset: “La rebelión de las masas”, O. C. Tº 4, pp. 181-182.

 

jueves, 7 de marzo de 2024

INCONVENIENTES DE HABER LLEGADO A LA META

“Ahora bien, ¿qué sucede cuando el espíritu tiene lo que quiere? Su actividad ya no es excitada; su alma sustancial ya no entra en actividad (…) Solo tengo interés por algo, mientras este algo permanece oculto para mí, o es necesario para un fin mío, que no se halla cumplido todavía. Cuando el pueblo se ha formado por completo y ha alcanzado su fin, desaparece su más profundo interés” (G. W. F. Hegel[1]).

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 “No he conocido una sola sensación de plenitud, de dicha verdadera sin pensar que ese era el momento justo de retirarme para siempre” (Cioran[2]).

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“Es condición de todo ideal no ser posible realizarlo. Su papel consiste más bien en erguirse más allá de la realidad, influyendo simbólicamente sobre ésta, a la manera que la estrella influye simbólicamente sobre la nave. Norte y Sur no son puertos donde quepa arribar: son gestos remotos y ultrarreales que definen rutas y crean direcciones” (Ortega y Gasset[3])



[1] G. W. F. Hegel: “Lecciones sobre la Filosofía de la Historia Universal”, Madrid, Alianza, 1982, pág. 71

[2] Emil M. Cioran: “Del inconveniente de haber nacido”, Madrid, Taurus, 1982, p. 141.

[3] Ortega y Gasset: “El Espectador”, Vol. V, O. C., Tº 2, p. 434.

 


viernes, 6 de octubre de 2023

QUEDA DESVELADA LA META DE LA VIDA

 

“Todo querer es constitutivamente un querer hacer lo mejor que en cada situación puede hacerse, una aceptación de la norma objetiva del bien. Unos pensarán que esta norma objetiva de la voluntad, este bien sumo, es el servicio de Dios; otros supondrán que lo óptimo consiste en un cuidadoso egoísmo o, por el contrario, en el máximo beneficio del mayor número de semejantes. Pero, con uno u otro contenido, cuando se quiere algo, se quiere por creerlo lo mejor, y sólo estamos satisfechos con nosotros mismos, sólo hemos querido plenamente y sin reservas, cuando nos parece habernos adaptado a una norma de la voluntad que existe independientemente de nosotros, más allá de nuestra individualidad” (Ortega y Gasset[1]).

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“Tácita o paladinamente, la vida de cada ser es un ensayo de apoteosis. De lo que en nosotros hayamos mejor, quisiéramos hacer lo óptimo del universo” (Ortega y Gasset[2]).

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“Esta capacidad de entusiasmarse con lo óptimo, de dejarse arrebatar por una perfección transeúnte de ser dócil a un arquetipo o forma ejemplar, es la función psíquica que el hombre añade al animal y que dota de progresividad a nuestra especie frente a la estabilidad relativa de los demás seres vivos” (Ortega y Gasset[3]).



[1] Ortega y Gasset: “El tema de nuestro tiempo”, O. C. Tº 3, p. 165. 

[2] Ortega y Gasset: “Kant. Reflexiones de un centenario”, O. C. vol. 4, Madrid, Alianza, 1983, pág. 42.

[3] Ortega y Gasset: “España invertebrada”, O. C. Tº 3, pp. 103-104.

viernes, 1 de septiembre de 2023

NUESTRA META EN LA VIDA ES ALGO A DESCUBRIR

 

Lo que nos pone en marcha a los humanos antes de nada es la fuerza vital, algo equivalente a lo que a nivel macrocósmico puso en marcha asimismo el Big Bang. Esa fuerza vital, para empezar, no tiene finalidad, empuja gratuitamente, sin pretender llegar a ningún resultado, ninguna utilidad. Es, pues, lo que sustenta el juego en los niños y el deporte en los adultos, es decir, el esfuerzo gratuito que se justifica a sí mismo.

Vale, pero cuidado, que, respondiendo a su vocación por lo paradójico, también dice Ortega: “Mas ¿adónde puede llevar el esfuerzo puro? A ninguna parte; mejor dicho, sólo a una: a la melancolía”[1]. O sea, que ese esfuerzo puro demanda una finalidad, un objetivo, podemos decir que una utilidad como añadido finalmente necesario. También dice Ortega: “El fin es siempre un producto de la inteligencia, la función calculadora, ordenadora (…) La acción es un movimiento que se dirige a un fin y vale lo que el fin valga”[2].

En suma: que hay que tener rebosante el depósito de la fuerza vital, de las ganas de hacer cosas incluso antes de que aparezcan esas cosas, pero si no acabamos de convertir ese esfuerzo “deportivo” en algo dirigido hacia algún objetivo, la acción que pusimos en marcha por las ganas de jugar que teníamos se disolverá en el vacío.



[1] Ortega y Gasset: “Notas de andar y ver. Viajes, gentes, países”, Madrid, Alianza, 1988, p. 61.

[2] Ortega y Gasset: “Notas de andar y ver. Viajes, gentes, países”, Madrid, Alianza, 1988, p. 60.

sábado, 12 de agosto de 2023

LA DIFICULTAD DE SABER A DÓNDE VAMOS

 

“Todos los hombres de buena casta sienten, conforme aumenta su cultura, que necesitan representar en el mundo doble papel, uno real y otro ideal (…) Cuál sea y en qué consista el real que nos es atribuido, lo experimentamos con sobrada claridad. En cambio, es muy raro que lleguemos a estar en claro por lo que hace al segundo” (Ortega y Gasset[1]).

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“El destino real (…) resulta de la deformación a que el mundo nos obliga ‘con su influjo siempre perturbador’, que nos desorienta con respecto a nuestro verdadero destino” (Ortega y Gasset[2]).

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“El hombre no reconoce su yo, su vocación singularísima, sino por el gusto o el disgusto que en cada situación siente” (Ortega y Gasset[3]).



[1] Ortega y Gasset “Goethe desde dentro”, O. C. Tº 4, Alianza, Madrid, 1983, pág. 405

[2] Ortega y Gasset “Goethe desde dentro”, O. C. Tº 4, Alianza, Madrid, 1983, pág. 406.

[3] Ortega y Gasset “Goethe desde dentro”, O. C. Tº 4, Alianza, Madrid, 1983, pp. 406-407.

sábado, 22 de julio de 2023

LO CERCANO TIENE SENTIDO GRACIAS A LO LEJANO QUE LO ENVUELVE

 

“Sólo tras de haberse señalado un fin lejano aparecen las finalidades inmediatas. Esa lejana luz es claridad que recae sobre las circunstancias inmediatas y las ordena, las hace cobrar sentido” (María Zambrano[1]).

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“Para que el hombre pueda sentirse estando «aquí» necesita inevitablemente, en algún modo o en algún sentido, estar al mismo tiempo, a la vez, «allí». Por eso decía: la realidad no es que primero estemos en lo próximo e inmediato, de modo que esto sea lo que primero existe para nosotros, sino que lo próximo, el objeto que vemos en nuestra inmediatez, se nos presenta desde luego destacando sobre un fondo de otras cosas más distantes; esto es, sobre el fondo de un horizonte (…) Nuestra conciencia de estar «aquí» implica y requiere la conciencia previa de ese remoto horizonte y, por tanto, que, en verdad, estamos primero en la gran lejanía que es el mundo, en el «allí», y de ella venimos incesantemente a hacernos cargo de lo próximo y a sentirnos «aquí». La cosa es paradójica, pero es evidente: el hombre está primero «allí», en la lejanía, y solo por contraposición con el «allí» aparece el «aquí». (…)  Tal vez podemos decir: el hombre está preso en el «aquí» y desterrado del Universo, que es su más auténtica patria” (Ortega y Gasset[1]).





[1] María Zambrano: “Persona y democracia”, Madrid, Siruela, 1996, p. 44.

[2] Ortega y Gasset: “Una interpretación de la historia universal”, O. C. Tº 9, 

miércoles, 7 de junio de 2023

LA FUERZA VITAL NOS PONE EN MARCHA, PERO HAY QUE DESCUBRIR A DÓNDE IR


No estaba decidido, concluido, prefijado lo que iba a ser el Universo ya desde su origen, sino que el horizonte de la Creación estaba abierto, iba a discurrir por un camino que, como decía Machado, “se hace al andar”. Cuando nacemos (cuando se produjo nuestro Big Bang personal) venimos al mundo con unas predisposiciones que determinan un cierto cauce a través del que habremos de manifestarnos (los genes, los instintos, las capacidades y las limitaciones que supone nuestra forma física…), pero nuestra vida no estará determinada, sino sólo orientada hacia el futuro, en el que nos abriremos paso elección a elección, es decir, libremente, explorando, tratando de establecer objetivos, finalidades que no estaban prescritos (no somos mera respuesta a una idea que estuviera ahí dese siempre). El Universo, nuestra vida van haciéndose, descubriéndose camino adelante. 

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“Vivir es ir disparado hacia algo, es caminar hacia una meta. La meta no es mi caminar, no es mi vida; es algo a que pongo ésta y que por lo mismo está fuera de ella, más allá. Si me resuelvo a andar sólo por dentro de mi vida, egoístamente, no avanzo, no voy a ninguna parte; doy vueltas y revueltas en un mismo lugar. Esto es el laberinto, un camino que no lleva a nada, que se pierde en sí mismo, de puro no ser más que caminar por dentro de sí” (Ortega y Gasset[1]).



[1] Ortega y Gasset: “La rebelión de las masas”, O. C. Tº 4, p. 243.

miércoles, 5 de abril de 2023

«¿QUÉ ES ESO DE MORIR?» (Ortega y Gasset cuando tenía 6 años, a su madre)

 

 “Morirme es una de las dos cosas que no le pasan a mi vida, Mi muerte existirá para los que me sobrevivan, pero a mí no me acontece, no me es. Yo no asisto a mi muerte. Y lo mismo pasa con mi nacimiento: cuando me encuentro viviendo resulta, ¡qué casualidad!, que ya había nacido antes. Mi nacimiento es solo la narración que otros me hacen de él. Es un cuento que me cuentan… Mi muerte no es ni siquiera eso: no me la puede contar nadie. Es, pues, mera idea, mera teoría, bien que la más grave y la más principal de las teorías. Los dos únicos hechos que no pertenecen a mi vida –donde todo, todo es posible: gracia y desgracia, dicha y desdicha–, es nacer y morirme. O lo que es igual: que esa sorprendente realidad que es mi vida, no tiene principio ni fin que formen parte de ella y, sin embargo, no es infinita” (Ortega y Gasset[2]).

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 “Es menester proceder como si siempre se hubiese vivido ya bastante” (Séneca[3]).

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“Cerca, tu olvido sobre todo; cerca, el olvido de todos sobre ti” (Marco Aurelio[4]).



[1] (Título) José Ortega Spottorno: “Los Ortega”, Madrid, Taurus, p. 166.

[2] Ortega y Gasset: “Sobre la razón histórica”, O. C. Tº 12, Madrid, Alianza, 1983, pp. 206-207.

[3] Séneca: “Cartas morales a Lucilio”,  2 volúmenes – Barcelona, Orbis, 1984, Tomo I XXIII, 63

[4] Marco Aurelio: “Meditaciones”, Madrid, Alianza Editorial, 1985, Lº VII, &21, pág. 89.

jueves, 2 de marzo de 2023

POR QUÉ AÚN NO HEMOS DESCUBIERTO TODAS LAS COSAS


Lo que aún desconocemos de la realidad está esperando, para ser descubierto, a que necesitemos descubrirlo, a que nuestra predisposición mental se convierta en la hornacina adecuada para recibir el nuevo conocimiento. El infinito, por ejemplo, estaba ahí antes de que llegara Giordano Bruno a enunciarlo. Pero como a sus contemporáneos todavía les abrumaba el vértigo que abrirse a esa idea suponía, prefirieron quemarlo antes que aceptarla. Conocer la realidad es, pues, antes un problema psicológico que científico.

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“Y aquí tienen ustedes explicado el problema de la Psicología: mientras las otras ciencias se ocupan de hacinar esas verdades del mundo que cada sujeto ha ido arrancando al universo, la psicología se vuelve de espaldas a ellas, al mundo y estudia el mecanismo y la estructura de cada conciencia subjetiva. Podemos estudiar o los colores del paisaje o el ojo que los ve. Así la psicología vuelta de espaldas al mundo estudia la psique, órgano de percepción del mundo. Y el ideal de la Psicología sería averiguar qué había de peculiar, de único en la contextura psíquica de Newton, que hizo quedar en ella enredada y aprisionada la idea de la mecánica; qué había en el alma de Cervantes…” (Ortega y Gasset[1]).



[1] Ortega y Gasset: “Investigaciones psicológicas”, O. C. Tº 12, p. 444.


martes, 17 de enero de 2023

Algunos argumentos sobre por qué podemos deducir que EL UNIVERSO SE ESTÁ EXPANDIENDO

 

“La vida ha triunfado sobre el planeta gracias a que en vez de atenerse a la necesidad la ha inundado, la ha anegado en exuberantes posibilidades, permitiendo que el fracaso de una sirva de puente para la victoria de otra” (Ortega y Gasset[1]).

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“Vivir, al menos humanamente, es transitar, estarse yendo hacia… siempre más allá” (María Zambrano[2]).

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“El hombre es un sistema de deseos imposibles en este mundo” (Ortega y Gasset[3]).

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“Se vive en la proporción en que se ansía vivir más” (Ortega y Gasset[4]).

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“La vida tiende siempre a dar el máximum. Y por ello, inventa mil estratagemas que los biólogos conocen, para retroceder, para salir por otro lado, como si partiese de un centro en un movimiento de abanico” (María Zambrano[5]).

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“Porque hay en cada cosa una aspiración a ser más que materia, a ser lo que los físicos llaman fuerza viva” (Ortega y Gasset[6]).



[1] Ortega y Gasset: “El Espectador”, Tº VII, O. C., Tº 2, Madrid, Alianza, pág. 611

[2] María Zambrano: “Persona y democracia”, Madrid, Siruela, 1996, pág. 62.

[3] Ortega y Gasset: “Una interpretación de la historia universal”, O. C. Tº 9, pág. 210

[4] Ortega y Gasset: “La deshumanización del arte”, O. C., Tº 3, pág. 367.

[5] María Zambrano: “Persona y democracia”, Madrid, Siruela, 1996, pág. 148

[6] Ortega y Gasset: “La estética de ‘El enano Gregorio el Botero’”, O. C. Tº 1, pág. 540.

miércoles, 11 de enero de 2023

¿RESISTE LA VERDAD EN ALGÚN SITIO TODAVÍA?


Los que necesitamos creer que existe la verdad lo tenemos crudo; ni siquiera podemos sostener que lo que nos dicen los sentidos sea cierto: la nueva física ha constatado que lo que a la vista y al tacto parece materia sólida, en el nivel atómico y subatómico está hecho de vacío y de distancias siderales entre átomos. Esta “mesa” es, pues, una interpretación de nuestros sentidos, no la realidad en sí. Y los que decimos que somos una trayectoria vital que une nuestro pasado a nuestros proyectos hemos de admitir que tanto lo que llamamos “nuestro pasado” como “nuestro futuro” son interpretaciones de algo que no tiene consistencia por sí mismo. Menos mal que nos queda Ortega. 

Habla Ortega de “sensibilidad para el más allá”, la cual supone dos cosas: “una, fe en la vida al esperar que la porción ignorada de ella es mayor y mejor que la ya sabida; otra, fuerza creciente en la persona, porque el horizonte no se amplía nunca o casi nunca por sí mismo, sino que lo ensanchamos empujándolo con los codos de nuestra alma, que para ello necesita dilatarse, rebosar hoy su volumen de ayer”[1]. En suma, que en sustitución de lo que antaño se llamó esencia o sustancia de lo que somos, contamos con una irreductible propensión a ir de lo peor a lo mejor, algo que Nietzsche reducía a ser “voluntad de poder”, amputando el ingrediente moral que ahora nos aparece. No todo vale, pues, hay cosas mejores y peores, aunque cada cual tenga su propio camino para ir descubriendo cómo articular esa diferencia. En suma: cada cual ha de ir encontrando en cada una de sus decisiones cuál se corresponde con la verdad y cuál no. Y responder por ello, al menos ante sí mismo.



[1] Ortega y Gasset: “El Espectador”, Vol. VIII, O. C. Tº 2, p. 741

jueves, 24 de noviembre de 2022

SI VIVIR HUMANAMENTE SIGNIFICA IR DETRÁS DE UNA FINALIDAD, ¿POR QUÉ LA VIDA DEL UNIVERSO VA A SER ALGO DIFERENTE?


 

“No realices ningún acto al azar, ni de otra manera que de acuerdo con un principio que perfeccione el arte” (Marco Aurelio, el emperador filósofo[1]).

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“Se ultraja a sí misma el alma del hombre, (…) cuando deja escapar algún acto o impulso propio sin ningún objetivo, y por el contrario realiza cualquier cosa al azar o inconsecuentemente, siendo preciso como lo es que hasta los más pequeños actos se produzcan con referencia a alguna finalidad” (Marco Aurelio[2]).

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 “Vivir según capricho es de plebeyo; el noble aspira a ordenación y a ley” (Goethe[3]).

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“El fenómeno que llamamos “hacer” se diferencia del simple ejercicio de una actividad con el que se suele confundir. La actividad, cualquiera que ella sea, incluso la más inteligente, se ejercita “mecánicamente”, automáticamente. Ahora bien, solo puede decirse que el hombre “hace” algo, cuando sus actividades son disparadas y ejercitadas por algo y para algo” (Ortega y Gasset[4]).

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“Mira derechamente adonde se encamina la naturaleza: la universal, mediante lo que te pasa a ti; la tuya propia, mediante lo que tú haces” (Marco Aurelio[5]).



[1] Marco Aurelio: “Meditaciones”, Madrid, Alianza Editorial, 1985, Lº IV, &2, pág. 45.

[2] Marco Aurelio: “Meditaciones”, Madrid, Alianza Editorial, 1985, Lº II, & 16, pág. 34.

[3] Goethe citado por Ortega en “Personas, obras, cosas”, O. C. Tº 1, p. 446.

[4] Ortega y Gasset: “Tesis para un sistema de filosofía”, O. C. Tº 12, Madrid, Alianza, 1983, p. 131.

[5] Marco Aurelio: “Meditaciones”, Madrid, Alianza Editorial, 1985, Lº VII, & 54, pág. 94.

miércoles, 16 de noviembre de 2022

LAS INSUFICIENCIAS DE LA VERDAD CIENTÍFICA

 

“La educación agnóstica del siglo pasado debilitó el afán nativo en el hombre de buscar lo «definitivo», los puntos cardinales para la existencia, y se habituó la mente a moverse entre penultimidades, que al ser sólo esto carecen de necesidad y se presentan como meras cosas plausibles que se pueden tomar o dejar o canjear entre sí. Ejemplo máximo: la ciencia física. Es ella, sin duda, admirable; pero como no resuelve los últimos problemas ni fundamenta el último sentido de sí misma, es perfectamente razonable que un hombre se desentienda de ella. Lo mismo la técnica. El automóvil es un aparato magnífico para ir de prisa de aquí a Socuéllamos. Pero, señor, ¡si yo no tengo nada que hacer en Socuéllamos!” (Ortega y Gasset[1]).

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“La «verdad científica» es una especie exquisita de verdad; es, en un determinado sentido, la verdad de más quilates. Esta superior calidad proviene de que la verdad científica es exacta y es rigorosamente comprobable. A su vez, esta exactitud y esta facultad de ser comprobada provienen de ciertos métodos y condiciones que se emplean para descubrirla (…) (Pero) la ciencia logra fabricar una clase ejemplar de verdades, gracias a que renuncia a resolver los problemas fundamentales. Así la física descubrirá las leyes rigorosísimas según las cuales acontecen las modificaciones de la materia, pero no nos dirá nunca de dónde procede la materia. La biología llegará a averiguar con suficiente rigor cómo funciona el ojo para ver y el estómago para digerir, pero no nos revelará nunca qué es la vida misma del organismo y cómo se origina. Más aún: de no intentar resolver tan graves y últimos problemas, ha venido a hacer su virtud máxima. Los métodos que emplea son exactos, pero incapaces de responder a las postreras preguntas” (Ortega y Gasset[2]).



[1] Ortega y Gasset: “Revés de almanaque”, en “El Espectador”, Vol. 8, O. C. Tº 2, p. 721.

[2] Ortega y Gasset: “Pleamar filosófica”. O. C. Tº 3, p. 345.

martes, 8 de noviembre de 2022

NUESTROS LOGROS SON ETAPAS EN EL CAMINO HACIA LO QUE AÚN NOS FALTA

 

“Sólo tras de haberse señalado un fin lejano aparecen las finalidades inmediatas. Esa lejana luz es claridad que recae sobre las circunstancias inmediatas y las ordena, las hace cobrar sentido” (María Zambrano[1]).

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“Lo próximo, el objeto que vemos en nuestra inmediatez, se nos presenta desde luego destacando sobre un fondo de otras cosas más distantes; esto es, sobre el fondo de un horizonte” (Ortega y Gasset[2]).

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“El auténtico ser de cada hombre no es una realidad que desde luego le constituye, sino una especie de figura imaginaria, de proyecto irreal, de inexistente aspiración que se ve comprometido a realizar –por tanto (…) cada uno de nosotros es propiamente algo que aún no es, que se halla siempre en un futuro problemático: no es un factum, sino un faciendum; no es una cosa, sino una empresa” (Ortega y Gasset[3]).

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“El yo está volado sobre el porvenir, va delante de todo lo que ya es, delante, pues, de nuestro presente, del cual constantemente se dispara hacia lo que aún no es. De suerte que el modo de estar en el presente nuestro yo es un constante estar viniendo a él desde el futuro” (Ortega y Gasset[4]).



[1] María Zambrano: “Persona y democracia”, Madrid, Siruela, 1996, p. 44.

[2] Ortega y Gasset: “Una interpretación de la historia universal”. O. C., Tº 9, pp. 17-18.

[3] Ortega y Gasset: “Sobre un Goethe bicentenario”, O. C. Tº 9, p. 558.

[4] Ortega y Gasset: “Goya”, O. C. Tº 7, p. 551.

miércoles, 5 de octubre de 2022

YA QUE NO A LA FELICIDAD, ¿A QUÉ PODEMOS ASPIRAR?

 


“Kant dijo con razón que si no podemos apuntar a nuestra propia felicidad, podemos a lo sumo hacernos ‘dignos de ser felices’ si buscamos justamente la felicidad del otro” (Jean Grondin[1]).

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“El hecho de que en los conflictos y sueños haya una carga y una tensión, es decir, un ‘stress’ en el sentido de Selye, es solo un motivo más para precaverse, ahora y siempre, del difundido error en virtud del cual se actúa como si solamente la carga fuera patógena y no lo fuera también –y más aún– la descarga, o lo que es lo mismo, que la carga, en cuanto un estar cargado y en tensión frente a una tarea es ‘antipatógena’. Apenas ha habido un lugar en el mundo donde haya habido más ‘stress’ que en Auschwitz, y justo aquí desaparecieron prácticamente las enfermedades psicosomáticas que tan a menudo se consideran como condicionadas por el ‘stress’ ” (Viktor E. Frankl[2]).

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“Simmel —siguiendo a Nietzsche— ha dicho que la esencia de la vida consiste precisamente en anhelar más vida. Vivir es más vivir, afán de aumentar los propios latidos. Cuando no es así, la vida está enferma y, en su medida, no es vida. La aptitud para interesarse en una cosa por lo que ella sea en sí misma y no en vista del provecho que nos rinda es el magnífico don de generosidad que florece sólo en las cimas de mayor altitud vital” (Ortega y Gasset[3]).

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“Toda vida aspira a la supervivencia, ciertamente a mantenerse en vida, pero también aspira a una sobre-vida, a un ser-mejor, a un ‘ser-más’ en el que la vida tenga ‘más’ sentido” (Jean Grondin[4]).



[1] Jean Grondin: “Del sentido de la vida. Un ensayo filosófico”, Barcelona, Herder, 2011, pp. 100-101)

[2] Viktor E. Frankl: “Ante el vacío existencial. Hacia una humanización de la psicoterapia”, Barcelona, Herder, 1980, pp. 48-49.

[3] Ortega y Gasset: “Para una psicología del hombre interesante”, O. C. Tº 4, Madrid, Alianza, 1983, p. 477.

[4] Jean Grondin: “Del sentido de la vida. Un ensayo filosófico”, Barcelona, Herder, 2011, p. 77)