jueves, 30 de septiembre de 2021

AMPLIACIÓN DE “EN EL DOLOR NOS HACEMOS Y EN EL PLACER NOS GASTAMOS”

 


   Si algo caracteriza al hombre es su menesterosidad, su insuficiencia, su permanente sensación de estar a falta de algo. Es a lo que se refiere María Zambrano cuando dice: “El hombre podría definirse –una de tantas posibles definiciones– como el ser que alberga dentro de sí un vacío (…) un vacío que ha de llenarse”[1]. De la consiguiente sensación de vacío que le acompaña nace, pues, la necesidad de llenarlo, es decir, nace el deseo, un deseo, para empezar, multiforme, destinado a buscar el remedio a aquella sustancial menesterosidad, y que emerge en nosotros ya sea a través de nuestra fisiología, como hambre, como deseo sexual, como aspiración en sentido estricto (respiratorio) o como deseo de conservación; o bien a través de nuestra psique o espíritu, como anhelo, amor o aspiración a algo mejor. La vida es una función de ese deseo: vivimos para encontrar el remedio a nuestra menesterosidad, vacío, insignificancia. Si satisficiéramos ese deseo, seríamos felices, claro, pero la vida se quedaría sin función. Por eso decía Merimée que “la felicidad es como una gana de dormir”, porque una vez resueltas nuestras insuficiencias, es decir, una vez suprimido el deseo… nos dormiríamos, que es como decir que estaríamos anticipando nuestra muerte.

     ¿Y qué es lo que hay mediando entre el deseo y su satisfacción? Hay problemas, sufrimiento, dolor, resistencia por parte de la realidad, limitaciones que nos impone nuestra circunstancia. Porque, como dice Ortega, “El mundo es, ante todo, resistencia a mí. Es lo hostil y por eso lo otro que yo”[2]. O ampliando la idea: “El mundo no existiría para mí, no me haría cargo de él, no me sería mundo si no se me opusiese, si no resistiese a mis deseos y no limitase y, por tanto negase, mi intención de ser el que soy. El mundo es, pues, ante todo, no digo más o menos, pero sí ante todo, resistencia a mí”(3). Y es esa resistencia la que da quehacer a mi vida, da forma a mis deseos. Dicho de otra forma: “Sólo cuando el ángel flamígero arrojó a Adán y Eva del paraíso empezaron éstos a tener, en el sentido natural del término, vida humana” (Ortega y Gasset[4]). Corroboremos pues que “En el dolor nos hacemos y en el placer (en la felicidad como algo permanente) nos gastamos”o nos dormimos.



[1] María Zambrano: “Persona y democracia”, Madrid, Siruela, 1996, p. 82.

[2] Ortega y Gasset: “Una interpretación de la historia universal”, O. C. Tº 9, p. 208.

[3] Ortega y Gasset: “Una interpretación de la historia universal”, O. C. Tº 9, p. 208.

[4] Ortega y Gasset: “Una interpretación de la historia universal”, O. C. Tº 9, p. 209.


miércoles, 29 de septiembre de 2021

EN EL DOLOR NOS HACEMOS Y EN EL PLACER NOS GASTAMOS

 

 

   “Cuando no se ha reflexionado bastante, se cree que la vida ideal fuera una existencia hora (libre) de angustias y problemas, un puro flotar en un ámbito etéreo, poblado solo de caricias. En este sentido decía Mérimée que la felicidad es como un deseo de dormir. Pero esto es un grave error. Nuestro organismo no funcionará si el medio en torno no lo excitase e irritase. Toda función vital es la respuesta a una excitación; a una herida que el contorno nos hace. La ausencia de presiones, de problemas, apagaría nuestra vida, porque nuestro vivir es un constante aceptar heridas y un responder enérgico a esta benéfica vulneración. Ni un individuo ni un pueblo puede vivir sin problemas: al contrario, todo individuo, todo pueblo vive precisamente de sus problemas, de sus destinos. La vida histórica es una permanente creación, no es un tesoro que nos viene de regalo (…) No se dude de ello: en el dolor nos hacemos y en el placer nos gastamos” (Ortega y Gasset[1]).

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   “La historia humana es obra del descontento, que es una especie de amor sin amado y un como dolor que sentimos en miembros que no tenemos. Esta emoción idealista, haciéndonos percibir que somos imperfectos, nos hace rodar en busca de lo que nos falta, y así vamos por la tierra y avanzamos por el tiempo y es nuestro corazón una proa siempre en ruta al más allá. Decía Madame Staël: «Todo lo que de grande y bello ha hecho el hombre lo ha hecho movido por el sentimiento doloroso de lo incompleto de su destino.»” (Ortega y Gasset[2]).



[1] Ortega y Gasset: “Discurso en el Parlamento chileno en 1928”, O. C. Tº 8, p. 379.

[2] Ortega y Gasset: “Impresiones de un viajero”, O. C. Tº 8, pp. 370-371.

martes, 28 de septiembre de 2021

"ORTEGA Y GASSET PARA PROFANOS"-Presentación del libro (en Ivoox)

 



https://www.ivoox.com/ortega-gasset-para-profanos-presentacion-del-libro-audios-mp3_rf_76004853_1.html



   Prolongando la tarea de divulgación de la filosofía, especialmente de la de Ortega y Gasset, que se lleva a cabo en la página de Facebook El lector de Ortega y Gasset, en el canal de YouTube y en el Blog del mismo nombre, nace este libro, en el que se incluyen citas y reflexiones de Ortega y de otros autores afines, agrupadas por temas y explicadas o amplificadas por el autor.

domingo, 26 de septiembre de 2021

LA ILUSIÓN, JUNTO CON SU ALIADA LA METÁFORA, CONSTITUYEN EL INSTRUMENTO QUE NOS PERMITE HACER INCURSIONES DE CONQUISTA EN LOS INFINITOS DOMINIOS DE LO IRREAL Y LO POSIBLE

 

Oleg Shuplyak

   “En el huerto hay dos rosales: uno es el que despunta en abril el jardinero con sus tijerones rojos de orín; otro es ese mismo rosal que se espeja en el aljibe tembloroso. El primero me da su olor y una lección de botánica; el segundo —me decís— es una ilusión. Pues bien: yo insisto en que debemos aprender a respetar los derechos de la ilusión y a considerarla como uno de los haces propios y esenciales de la vida. Separemos lo real de lo imaginario; pero conservemos ambos mundos y sometamos cada cual a su exclusivo régimen. Nada, pues, de turbios misticismos que nacen de la confusión de fronteras. Hagamos una física lo más rigorosa que podamos: experimentemos, midamos, cortemos los tejidos con el micrótomo, distendamos los poros de la materia para ver bien su estructura. Pero no gastemos en eso toda nuestra energía mental: reservemos buena parte de nuestra seriedad para el cultivo del amor, de la amistad, de la metáfora, de todo lo que es virtual” (Ortega y Gasset[1]).

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   Gracias al poder amplificador de la metáfora engarzada con la ilusión, podemos, por ejemplo, ir al teatro y, dejando aparcado nuestro ser real, explorar imaginariamente lo que de Hamlet hay en nosotros y así vislumbrar posibilidades que son inaccesibles para quien vive solo en el mundo real.



[1] Ortega y Gasset: “El Espectador”, Vol. II, O. C. Tº 2, p. 143.


jueves, 23 de septiembre de 2021

VIVIMOS TIEMPOS DE ZOZOBRA E INCERTIDUMBRE

 

Gráfico extraído de https://bit.ly/3A0JjtZ

   La realidad es aquello que nuestras creencias dictaminan como tal. Se refieren estas a todo lo que, sin cuestionárnoslo, damos por hecho, contamos con ello. Están encargadas esas creencias de proporcionar certidumbre y seguridad, aunque acotan la vida dentro de pautas preestablecidas y aconteceres previsibles. Cuando las creencias fallan y los hombres dejan de saber a qué atenerse en la vida, están obligados a pensar, a sustituir las creencias que han fenecido por ideas: se hace preciso pensar como recurso alternativo para volver de nuevo a saber a qué atenerse. Correlativamente, cuando caen las creencias, al abrirse el mundo a nuevas expectativas se adquiere libertad. “Claro que esta libertad, como toda libertad –dice Ortega, suponiendo que esta sea una joya, se paga cambiando la seguridad de la creencia con la perplejidad, la inseguridad, la zozobra, el titubeo, la fluctuación, en suma, con la incertidumbre ante las «ideas». La incertidumbre, que (el hombre) desconocía mientras creía, le descubre que «necesita estar en lo cierto». Y si es pura sangre, un ansia infinita de certidumbre se apodera de él, y vivirá sin sosiego, azorado, en gran turbación, hasta que no logre fabricarse para la creencia fracturada el aparato ortopédico que es una certitud”[1].

    El tiempo presente ha visto desaparecer o diluirse en Occidente las creencias más básicas que antes daban solidez y seguridad en medida suficiente a los hombres. Y todavía no hay un mínimo de ideas compartidas sobre las que instalar nuevas seguridades. Mientras tanto, por debajo de las grandes facilidades y posibilidades con que el hombre de hoy cuenta, subsiste en su alma esa gran turbación a la que Ortega se refiere.



[1] Ortega y Gasset: “La idea de principio en Leibniz y la evolución de la teoría deductiva”, O. C. Tº 8, p. 290.


lunes, 20 de septiembre de 2021

CÓMO AFRONTAR LAS SITUACIONES LÍMITE. VIKTOR FRANKL EN AUSCHWITZ Y DACHAU


 

Haber sido prisionero en un campo de concentración nazi es el prototipo de situación límite que un ser humano puede llegar a experimentar. Sobrevivir a una experiencia como esa, no ya en un sentido físico (en esto decidía, sobre todo, la suerte), sino psíquico y moral, exige afrontarla desde unas claves de personalidad que, una vez comprendidas, pueden ayudarnos a saber cómo procede enfrentarse con alguna consistencia a los infortunios en general. Eso es lo que nos aporta Viktor E. Frankl, que pasó varios años en esos campos.


viernes, 17 de septiembre de 2021

SOMOS EL RESULTADO DE UNA MEZCLA PONDERADA DE DUDA Y RESOLUCIÓN

 


    “El vigor intelectual de un hombre, como de una ciencia, se mide por la dosis de escepticismo, de duda que es capaz de digerir, de asimilar. La teoría robusta se nutre de duda y no es la confianza ingenua que no ha experimentado vacilaciones; no es la confianza inocente, sino más bien la seguridad en medio de la tormenta, la confianza en la desconfianza. Ciertamente que es aquélla, la confianza, la que queda triunfando de ésta y sobre ella, quien mide el vigor intelectual. En cambio, la duda no sojuzgada, la desconfianza no digerida es... «neurastenia».” (Ortega y Gasset[1])

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    “Para la planta, el animal o la estrella, vivir es no tener duda alguna respecto a su propio ser. Ninguno de ellos tiene que decidir ahora lo que va a ser en el instante inmediato. Por eso su vida no es drama sino… evolución. Pero la vida del hombre es todo lo contrario, es tener que decidir en cada instante lo que ha de hacer en el próximo y, para ello, tener que descubrir el plan mismo, el proyecto mismo de su ser” (Ortega y Gasset[2]).



[1] Ortega y Gasset: “¿Qué es filosofía?”, O. C. Tº 7, p. 302.

[2] Ortega y Gasset: “Goethe desde dentro”, O. C. Tº 4, p. 407.


martes, 14 de septiembre de 2021

SOLO OLVIDÁNDOME DE MÍ MISMO PUEDO LLEGAR A ENCONTRARME

 


   “No hay sentido sin trascendencia de sí” (Jean Grondin[1]).

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  “Solo en la medida en que yo me retraigo, en la medida en que niego mi propio ser, se me hace visible algo que es más que yo mismo, Esa autonegación es el precio que debo pagar por el conocimiento del mundo, el precio que me permite alcanzar el conocimiento del ser, un conocimiento que será algo más que la expresión de mi propio ser. En suma: yo debo pasarme por alto a mí mismo” (Viktor E. Frankl(2)).

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   “El hombre está siempre orientado y ordenado a algo que no es él mismo; ya sea un sentido que ha de cumplir ya sea otro ser humano con el que se encuentra. En una u otra forma, el hecho de ser hombre apunta siempre más allá de uno mismo, y esta trascendencia constituye la esencia de la existencia humana” (Viktor E. Frankl(3)).

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    "El deseo de una verdad trasciende de sí mismo, se deja atrás a sí mismo y va a buscar la verdad" (Ortega y Gasset (4)).

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    “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella, no me salvo yo” (Ortega y Gasset[5]).



[1] Jean Grondin: “Del sentido de la vida. Un ensayo filosófico”, Barcelona, Herder, 2011, p. 62

[2] Viktor E. Frankl: “El hombre doliente”, Barcelona, Herder, 1987, pp. 37-38.

[4] Ortega y Gasset: “¿Qué es filosofía?”, O. C. Tº 7, pág. 392.

[5] Ortega y Gasset: “Meditaciones del Quijote”, O. C. Tº 1, p. 322.


sábado, 11 de septiembre de 2021

TODO LO QUE ES TIENE UNA FINALIDAD

 


  “Esa estructura que bajo sus modificaciones concretas y visibles permanece idéntica es el ser de la cosa. Por tanto, el ser de una cosa está siempre dentro de la cosa concreta y singular, está cubierto por ésta, oculto, latente (…) La noción que nos entrega el ser, la verdad de una cosa es su Idea” (Ortega y Gasset[1]).


   Por ejemplo (dice también Ortega), distinguimos una catedral de una estación de ferrocarril y esta de una morada porque sus componentes sirven a finalidades diferentes. La finalidad da la forma, la estructura a los componentes de esos edificios. En suma, la finalidad sirve de fundamento a la idea, al ser de la cosa, de cada cosa, y actúa como el alma de esa cosa organizando los materiales inertes y amorfos. El ser de la cosa es una relación (una estructura) entre sus componentes en vistas a un fin.


DE AHÍ LA IMPORTANCIA DE TENER FINALIDADES PARA QUE LA VIDA NO DESINTEGRE SUS COMPONENTES Y PARA TENER CADA CUAL A QUIÉN LLAMAR “YO”


    “Es preciso conocer tu fin, tu horizonte, tus impulsos, tus errores, y principalmente el ideal y los fantasmas de tu alma, para determinar lo que la palabra salud significaría hasta para tu mismo cuerpo” (Friedrich Nietzsche[2]).


   “La desilusión sobre una supuesta finalidad del devenir es la causa del nihilismo” (Friedrich Nietzsche[3]).


ESA DESINTEGRACIÓN (QUE HOY SUFRIMOS) LA PREPARÓ EL MISMO NIETZSCHE CUANDO DIJO


   “No hay hechos, solo interpretaciones” (Friedrich Nietzsche[4]).

   “Nosotros hemos inventado el concepto de “finalidad”: en la realidad falta la finalidad” (Friedrich Nietzsche(5)).



[1] Ortega y Gasset: “Idea del teatro”, O. C. Tº 7, pp. 446-447.

[2] F. Nietzsche: “La Gaya Ciencia”, Madrid, Sarpe, pp. 106-107

[3] F. Nietzsche: “La voluntad de poderío”, Madrid, Edaf, 1980, pág. 28.

[4] Friedrich Nietzsche: “Fragmentos póstumos”, Tº IV, Madrid, Tecnos, 2010, p. 222.

[5] Friedrich Nietzsche: “Crepúsculo de los ídolos”, Madrid, Alianza, 1980, p. 69.


miércoles, 8 de septiembre de 2021

EL CASO DE MIGUEL DE UNAMUNO: LA LUCHA POR LLEGAR A SER SIGNIFICATIVO


 Lo que para todos es nuestra tarea vital, la lucha por hacer de nuestra vida algo significativo, en Unamuno adquiere un carácter agónico, perentorio, dramático y hasta obsesivo. ¿Cómo se puede llegar a vencer la amenaza de la muerte, de llegar a no ser nada? Lo que no se puede negar es que Unamuno lo intentó.

domingo, 5 de septiembre de 2021

NUESTRA PARTE CONSCIENTE Y RACIONAL ES SOLO LA PUNTA DEL ICEBERG DE NUESTRA PERSONALIDAD

 

Doctor Jekyll y Mr. Hyde

   “El sumo error, desde el Renacimiento hasta nuestros días, fue creer —con Descartes— que vivimos de nuestra conciencia, de aquella breve porción de nuestro ser que vemos claramente y en que nuestra voluntad opera. Decir que el hombre es racional y libre me parece una expresión muy próxima a ser falsa. Porque, en efecto, poseemos razón y libertad; pero ambas potencias forman sólo una tenue película que envuelve el volumen de nuestro ser, cuyo interior ni es racional ni es libre. Las ideas mismas de que la razón se compone nos llegan hechas y listas de un fondo oscuro, enorme, que está situado debajo de nuestra conciencia. Parejamente, los deseos se presentan en el escenario de nuestra mente clara como actores que vienen ya vestidos y recitando su papel de entre los misteriosos, tenebrosos bastidores. Y como sería falso decir que un teatro es la pieza que se representa en su iluminado escenario, me parece, por lo menos, inexacto decir que el hombre vive de su conciencia, de su espíritu. La verdad es que, salvo esa somera intervención de nuestra voluntad, vivimos de una vida irracional que desemboca en la conciencia, oriunda de la cuenca latente, del fondo invisible que en rigor somos. Por eso el psicólogo tiene que transformarse en buzo y sumergirse bajo la superficie de las palabras, de los actos, de los pensamientos del prójimo, que son mero escenario. Lo importante está detrás de todo eso. Al espectador le basta con ver a Hamlet que arrastra su neurastenia por el jardín ficticio. El psicólogo le espera cuando sale por el foro, y quiere conocer, en la penumbra de telones y cordajes, quién es el actor que hace de Hamlet” (Ortega y Gasset[1]).

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  PERO SOLO EL ENTENDIMIENTO, LA VOLUNTAD Y LA MORALIDAD PUEDEN EVITAR QUE LAS FUERZAS DEL INCONSCIENTE NOS ARRASTREN HACIA LA LOCURA

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    “Con las imágenes del inconsciente se impone al hombre una difícil responsabilidad. La no-comprensión, así como la carencia de obligación moral, arrebatan a la existencia su integridad y otorgan a muchas vidas individuales el penoso carácter fragmentario” (Carl G. Jung[2]).



[1] Ortega y Gasset: “La elección en amor”, O. C. Tº 5, p. 602.

[2] Carl Gustav Jung: “Recuerdos, sueños, pensamientos”, Barcelona, Seix Barral, 1981, p. 230.

jueves, 2 de septiembre de 2021

LO PEOR SON MIGAJAS DESPRENDIDAS DE LO MEJOR

 


“La misión del pensamiento es construir ejemplaridades; quiero decir, destacar entre las figuras infinitas que la realidad presenta aquellas en que, por su mayor pureza, esa realidad se hace más patente. Una vez entendida en su caso ejemplar, la realidad se esclarece también en sus formas turbias, confusas y deficientes, que son las de mayor frecuencia. Quien no ha visto una buena corrida de toros no puede entender lo que son las mediocres y las pésimas. Porque las malas corridas, que son casi todas, existen solo a expensas de la buena, que es tan insólita. En el orden humano al menos, lo depravado, lo torpe y lo trivial son parásitos tenaces de la perfección. No se le dé vueltas: el médico dañino vive gracias al egregio, y si hay tantos malos escritores es porque ha habido algunos buenos” (Ortega y Gasset[1]).