Dice Ortega que “El yo no adquiere su perfil genuino sin un
tú que lo limite y un nosotros que le sirva de fondo. En las pupilas de los
otros hallamos el logaritmo de nuestras virtudes y nuestros vicios. Tropezando
con el prójimo aprendemos nuestro puesto en el mundo”[1].
Entre el “yo” y el “nosotros” se genera así una dialéctica, y la historia viene
a ser expresión del predominio de una u otra de las dos instancias. En la Edad
Media, el “nosotros” era aplastante: desde que se nacía, uno estaba adscrito
irrevocablemente a una clase social, a un oficio, a una religión, a una
determinada colectividad… Con el Renacimiento, el péndulo se empezó a trasladar
al otro extremo, el del “yo”. Hoy hemos llegado a un punto máximo en esa
dirección: lo que se llama “identidad fluida” o “líquida”, o la promoción de la
“diversidad” vienen a significar que cada “yo” puede decidir hasta el sexo al
que pertenecer. Esa hipertrofia del “yo” ha llevado al descrédito de las
instituciones, que son el modo en que se articula el “nosotros”, el ser social.
La movilidad social, por ejemplo, ha ido acabando con el asociacionismo de
perímetro corto, y en buena parte hasta con las relaciones sociales. En España,
una de cada cuatro personas vive sola; en Hispanoamérica, en conjunto, es
todavía el 14,5%. No digamos ya lo que
pasa con la idea de pertenencia a una nación. Cada cual puede construir su
propia identidad sin referirla a nada estable. Más aún: la bandera que se está
levantando es la de la no-identidad. Nos vamos construyendo así con fragmentos.
A esa personalidad escindida los manuales de Psiquiatría la llamaban antes
“esquizofrenia”. Desde luego, ya no es posible regresar a las formas antiguas
de identidad, pero o encontramos alguna manera de alcanzarla o acabaremos
volviéndonos todos locos.
La filosofía, la historia, la psicología, el arte, la antropología, la actualidad... de la mano, sobre todo, de Ortega y Gasset, el pensador más importante de todos los tiempos en lengua española
lunes, 10 de abril de 2023
ANTES DE QUE NOS VOLVAMOS TODOS LOCOS
Etiquetas:
EL YO Y SUS METAS,
EN EL PRINCIPIO FUE LA EXAGERACIÓN,
IDENTIDAD
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Hay que reflexionar sobre lo que estamos viviendo.
ResponderEliminar...Y en la medida en que podamos, dar la batalla cultural
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