Nietzsche
dice, por ejemplo, que no existe esa verdad, que lo que hacemos es investir lo
que parece ser realidad con atributos que están en nuestra mente, pero lo
cierto es, según él, que no existe esa realidad: “No hay hechos, solo
interpretaciones”(1). De esa forma, cuando decimos
que el calor expande los metales, estaríamos añadiendo una relación casusal al
fenómeno “calor” (causa) y al fenómeno “expansión de los metales” (efecto) que
solo existe en nuestra mente. ¡Pues no es verdad! (con perdón). Esa relación
causal la aportará nuestra mente, ¡pero está ahí afuera, en el calor y en los
metales! Cuando decimos que la segunda mujer de la imagen de esta publicación
es más guapa que la primera, estamos, efectivamente, “interpretando”. Pero la
realidad existe y nos impone límites y exigencias a nuestra interpretación. Así
que es certero Ortega al decir: “Casi siempre acontece lo mismo con las
grandes ideas: las vemos a un tiempo fuera y dentro, como verdades y como
deseos, como leyes del cosmos y confesiones del espíritu. Tal vez es imposible
descubrir fuera una verdad que no esté preformada, como delirio magnífico, en
nuestro fondo íntimo”(2). En suma: descubrimos lo que
hay fuera gracias a las prefiguraciones que guardamos dentro (por ejemplo,
sobre quién es guapa y quién no). Pero no solo existe el dentro: también
existen las cosas, la realidad. Así que, como recomienda Ortega, “¡Argentinos
(y resto del acompañamiento), a las cosas, a las cosas!”[3].
La filosofía, la historia, la psicología, el arte, la antropología, la actualidad... de la mano, sobre todo, de Ortega y Gasset, el pensador más importante de todos los tiempos en lengua española
jueves, 20 de abril de 2023
¿EXISTE “LA” VERDAD O CADA CUAL TIENE LA SUYA?
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