domingo, 16 de abril de 2023

DE DÓNDE LE VIENE AL HOMBRE LA IDEA DE LA “VERDAD”

Homero decía que Aquiles y Héctor no hubieron de nacer sino para que él cantase sus hazañas. Es decir, que según la perspectiva que propone este registrador de epopeyas de la Antigüedad, lo primero es la predisposición al canto de hazañas todavía inéditas, como una especie de hornacina virtual que mantiene ese canto en estado de latencia y que Aquiles y Héctor acaban por fin de plasmar en términos de realidad. Ortega viene a ponerse de parte de esta chocante perspectiva al traer a colación a Leibniz: “No, no; el horizonte de nuestra percepción no es el horizonte de la realidad. Por esto Leibniz, cuando quiere definir el síntoma decisivo del espíritu, advierte que no consiste en la percepción, por la cual nos damos cuenta de lo que tenemos delante, sino en lo que sugestivamente llama percepturitio, es decir, una tendencia a nuevas percepciones, una como sensibilidad para lo que aún no está ante nosotros, para lo ausente, desconocido, futuro, remoto y oculto. Este apetito, esta conación e impulso nos hace rodar más allá de nosotros mismos, aumentarnos, superarnos. Sin ese afán de acaparar el mundo, el hombre sería únicamente la más blanda de las rocas”[1]. El mismo Ortega dice:La vida es en (el hombre) –a diferencia de lo que es en el animal– un instinto frenético hacia lo óptimo”[2]. ¿De dónde le viene a ese hombre la idea de “lo óptimo”? Se supone que el tal instinto le empuja hacia algo inexistente todavía. ¿No es esta una prefiguración semejante a la que le llevaba a Homero a esperar a que aparecieran Aquiles y Héctor para poder cantar sus hazañas?



[1] Ortega y Gasset: “Ideas sobre Pío Baroja”, El Espectador, Vol. 1, O. C. Tº 2, p. 77.

[2] Ortega y Gasset: “La ‘Filosofía de la Historia’ de Hegel y la historiología”, O. C. Tº IV, Madrid, Alianza, 1983, p. 522

No hay comentarios:

Publicar un comentario