La clave de la diferencia entre ambos está en lo que cada
uno considera que es la realidad radical de la que hay que partir: Descartes
dice que todo es dudoso, esto es, en nada puede apoyar su necesidad de una
verdad radical que le sirva de guía y linterna… excepto en su duda. Dudo, es
decir, pienso, luego existo. Primero pienso (realidad radical) y partiendo de
esa verdad radical deduzco que existo. Ortega dice que hay algo previo al
pensamiento: y así, cuando, por ejemplo, paseamos, contamos con (“contamos
con”, es decir no pensamos en ello) la luz del sol o la del alumbrado público,
contamos con la ropa que llevamos puesta, con el asfalto que pisamos… ¿Cuándo
aparece el pensamiento? Pues si, por ejemplo, ocurre un apagón imprevisto (un
eclipse, una avería en el sistema eléctrico), nos preguntamos “¿Qué “es”
lo que ha pasado?”. Aparecen las preguntas… eso significa que entonces
nos ponemos a pensar. Hemos dejado de “contar con” la luz, de darla por
supuesta, y es entonces cuando nos preguntamos por el ser de las cosas; en este
caso, acabaremos preguntándonos por el “ser” de la luz. Por eso dice Ortega: “Las
cosas cuando faltan empiezan a tener un ser”[1].
Podríamos decir también que cuando dejan de cumplir la función que cumplían en nuestra
vida (“nuestra vida”: esa es, pues, la realidad de partida, la realidad
radical), cuando ya no podemos “contar con” ellas, darlas por supuestas,
empezamos a pensar en ellas. Luego el pensamiento no es una realidad radical,
sino sobrevenida.
La filosofía, la historia, la psicología, el arte, la antropología, la actualidad... de la mano, sobre todo, de Ortega y Gasset, el pensador más importante de todos los tiempos en lengua española
miércoles, 8 de febrero de 2023
EN RESPUESTA A DANIELA A PROPÓSITO DEL DEBATE ENTRE DESCARTES Y ORTEGA
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