En la metáfora encontró el hombre, desde tiempos muy
remotos, la posibilidad de dar cauce a las dos vertientes a las que da su
esencial inadaptación a la realidad: una, la que conduce hacia la mera evasión
o elusión de lo real, recurriendo primero al tabú a través de lo que hoy llamaríamos
eufemismo; y otra, la que empuja a enriquecer la realidad a través de los
recursos que proporciona la imaginación. Esos dos impulsos, uno podríamos decir
que iconoclasta y otro amplificador de lo real, se han ido sucediendo a lo
largo de la historia compensando sucesivamente las exageraciones en las que
acababa cayendo el impulso precedente. Y así, El Renacimiento vino a corregir
la excesiva altura, complicación y adhesión a lo ultramundano que habían
adquirido los valores estéticos y morales en la Edad Media, adelgazando la
realidad de aquellos ideales y valores que tanto se habían elevado. Pero tanto
se ha adelgazado la realidad de valores e ideales que hoy hemos llegado a un
callejón sin salida. Ortega anuncia que está gestándose un cambio de
perspectiva del mismo calibre, pero en cierto sentido opuesto, que el que
supuso el Renacimiento.
La filosofía, la historia, la psicología, el arte, la antropología, la actualidad... de la mano, sobre todo, de Ortega y Gasset, el pensador más importante de todos los tiempos en lengua española
sábado, 4 de febrero de 2023
EL HOMBRE: UN SER INSATISFECHO-Las dos consecuencias contrapuestas de su inadaptabilidad
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