martes, 7 de febrero de 2012

¿ESTADO DEL BIENESTAR O BIENESTAR DEL ESTADO?

Dicen que de la crisis económica actual tienen la culpa los mercados (así, en plural). “Dicen”, hasta tal punto, que ha llegado a ser la opinión políticamente correcta. Se entiende, pues, que hay que poner freno a ese perverso juego especulativo de la oferta y la demanda que beneficia sólo a los más poderosos y perjudica a los más débiles. Que, por tanto, el estado debe de asumir su papel y sustituir con (más) gasto público a la iniciativa privada, tan expuesta a pervertirse y generar injusticias. Evidentemente, según esto, no tenía razón Ortega y Gasset cuando advertía hace ya 80 años de “el mayor peligro que hoy amenaza la civilización: la estatificación de la vida, el intervencionismo del Estado, la absorción de toda espontaneidad social por el Estado; es decir, la anulación de la espontaneidad histórica”.

Pero yo me resisto a creer que los gestores de nuestro gasto público administren los recursos de manera más eficiente que los particulares. Por el contrario, creo que cuanto más se infla el estado, más crece una clase política y burocrática que aplica políticas de gasto a partir de criterios menos rigurosos (por decirlo suavemente) que los que utilizan los particulares en el suyo. El estado tiende a gastar más y peor; es más caro y menos eficiente. Y a su sombra van creciendo chiringuitos aparcados en el presupuesto público (televisiones públicas, partidos, sindicatos, CEOE, empresas públicas, embajadas autonómicas en el extranjero, clanes y grupos de presión que viven de la subvención, cargos de confianza, tarjetas VISA oficiales, coches oficiales –en España más que en todo Estados Unidos–, cámaras autonómicas, Senado, pensiones vitalicias para diputados, senadores y otros padres de la patria…) que hacen que el dinero que sale de nuestros impuestos esté administrado con mucho menos rigor que el que mueve la iniciativa privada. Y ahora mismo, además, España se ha situado a la cabeza de los países que piden un mayor esfuerzo fiscal, es decir, de la deriva de recursos hacia el gasto público, o subsidiariamente hacia el pago de la deuda pública, en detrimento de la iniciativa privada.

De aquí y de allá, he ido recopilando ejemplos de gasto, de una u otra manera público, realizado con unos criterios que ninguna empresa privada se podría permitir, y de los cuales no se puede deducir que haya alternativamente algún beneficio social proporcionado que recomiende perentoriamente ese gasto aunque no suponga una rentabilidad estrictamente económica. Gastos como los que se detallan son, en su conjunto, los que han puesto a nuestro país al borde de la bancarrota; la demostrable relajación que permite el manejo del dinero público va a suponer que varias generaciones venideras sufrirán el lastre que les dejamos en herencia. Paso a enunciar esos ejemplos a los que me refiero:

José Antonio Moral Santín, histórico diputado de Izquierda Unida en la Asamblea de Madrid, cobra 526.000 euros anuales de Bankia (antes había encontrado acomodo en Caja Madrid); lidera la lista de un centenar de políticos de todos los partidos, que siguen aferrados a grandes sueldos en las entidades que han recibido ayuda pública (lo cuenta el suplemento Mercados, de El Mundo). Más de 400.000 euros percibe Mercedes de la Merced, del Partido Popular, también de Bankia; lo mismo el socialista Virgilio Zapatero. En el Banco Mare Nostrum, resultado de la fusión de cajas catalanas, murcianas y andaluzas, el ex alcalde de Granada, Antonio Jara, percibe casi 300.000 euros anuales, retribución que supera la de muchos cargos públicos; por ejemplo, es superior a la retribución del presidente del Gobierno, que cobra 90.000 euros, o incluso superior a la de directivos de bancos privados, como el Santander o el BBVA. Estos políticos insertados por los poderes públicos en el sistema financiero no tienen funciones ejecutivas dentro de las entidades bancarias: no están puestos ahí porque sepan de economía o de cómo hacer funcionar mejor esas entidades. Representan a sus partidos en cuanto que grupos de presión que finalmente pretenden inclinar la política financiera a favor de unos y otros, el mismo tipo de actuaciones que ha llevado a muchas cajas a la quiebra, después de financiar proyectos ruinosos cuya puesta en marcha se decidía desde organismos políticos; quiebra que después ha habido que rescatar con el dinero de todos los españoles.

El Departamento de Exteriores y Cooperación que dirigía Trinidad Jiménez como ministra de Zapatero esperó al día siguiente de las elecciones generales, con el gobierno ya en funciones, para repartir más de 63 millones de euros entre diversas ONGs. Entre las ayudas, se hallaba una destinada a la mejora de la producción agrícola mediante la resolución de conflictos con los hipopótamos en Guinea Bissau por valor de 293. 889 euros. Otra destinada a la promoción del crecimiento económico de los más vulnerables al cambio climático en Nicaragua por valor 298.449 euros. Otra destinada a la sensibilización de los jóvenes residentes en siete localidades españolas en la construcción de una ciudadanía global por valor de 108.676 euros. Otra destinada a la capacitación en género al personal vinculado a los medios de comunicación cubanos por valor de 262.080 euros. Otra destinada a la contribución al ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres de Mali por valor de 316.904 euros. Otra destinada a la red iberoamericana de Festivales de Cine lésbico, gay, bisexual y transexual por valor de cien mil euros. Otra destinada a la adaptación al cambio climático de las familias campesinas de la cuenca alta del Mapacho o Congate cuzco en Perú por valor de 80.000 euros. Otra destinada a la implementación del currículo de educación maya bilingüe intercultural por valor de 219.573 euros. Otra destinada al avance hacia la igualdad de género y de los derechos de las mujeres en Níger por valor de 13.494 euros. Otra destinada al avance de las emisoras de radio con enfoque de género en Camboya por 282.786 euros... Todo ello hasta totalizar más de 10.000 millones de las antiguas pesetas.

El Boletín Oficial del Estado Núm 284, Secc. III, Pág. 126006, del viernes 25 de Noviembre de 2011 (5 días después de las elecciones y con el gobierno también en funciones) publica la concesión de 190 subvenciones a diferentes entidades, destinadas a actividades relacionadas con las víctimas de la guerra civil y del franquismo. Reseño, a modo de ejemplo, algunos de los proyectos de los cuales se detalla la entidad o agrupación que solicita la subvención, la denominación del proyecto y la cantidad con la que se les subvenciona:

-Fundación Largo Caballero: Testimonios en el archivo oral del sindicalismo socialista: ugetistas en el País Vasco (1948-1982), del franquismo a la transición, 28.800 euros.
-Fundación de Estudios Socialistas Federico Engels: Testimonios de la guerra civil y la revolución. Los Protagonistas, 27.600 euros.
-Comisiones Obreras Unión Regional de Cantabria: Presos con causa 1937-1978: Abrir las puertas de la historia, 29.956,67 euros.
-Fundación Pablo Iglesias: La memoria de la clandestinidad. Identificación y recuperación de la memoria de los órganos de dirección de las organizaciones socialistas a lo largo del primer franquismo (1939-1955): Segunda fase, 40.000 euros.
-Asociación Memoria y Libertad: La represión de la UGT durante el primer franquismo en la provincia de Almería., 28.200 euros.
-Associació Joan Peset i Aleixandre: IV Jornadas sobre la represión franquista en Levante. La represión franquista sobre Izquierda Republicana, 28.600 euros
-Fundación Cultural 1º de Mayo: Represión y resistencia obrera: testimonios de la militancia antifranquista en CCOO (parte II), 26.896,51 euros.
-Fundación Cultural Miguel Hernández: Los amigos exiliados de Miguel Hernández, 27.000 euros.
-Asociación Memoria Histórico Militar Ebro 1938: 2ª Fase localizar y documentar restos soldados muertos batalla del Ebro zona Fayón Mequinenza, 49.014 euros (no se subvenciona análisis genético).
-Confederación General del Trabajo: Recuperación memoria libertaria. Microbiografías libertarias, 21.150 euros.
-Universidad Complutense de Madrid: El impacto de la guerra civil española en Argentina, Chile y Perú, 28.275 euros.
-Ateneo Republicano de León: La represión en el tardofranquismo. Fuentes orales (2ª parte), 28.000 euros.
-Asociación hijos y nietos del exilio republicano: Documental sobre el exilio republicano en el norte de África, 27.200 euros.
-Fundaciò Joan XXIII: Memoria viva: Jesuitas, educación y sociedad, 29.000 euros.
-Asociación juvenil Juventudes Activas de León: Recuperación biográfica, política y periodística de Miguel Castaño y otras víctimas vinculadas, 24.030 euros.
-Fundació d'Estudis Polítics Fundació de la Comunidad Valenciana: Memorias de dos familias obreras. Compromiso con la democracia y represión franquista, 27.200 euros.
-Amics de Ravensbrück: Edición y presentación libro “Censo deportadas españolas a Ravesbrück”, 24.637,50 euros.
-Institut d'Estudis Penedesencs de Vilafranca del Penedès: La represión franquista en el Penedès (Impacto político, cultural y social), 36.000 euros.

Y por último, muestro las fotografías de diferentes edificios o de alguno de sus elementos, así como de la puesta en marcha de medios de transporte, todo ello realizado con dinero público, con la referencia de su coste respectivo, desproporcionadamente mayor en todos los casos a la rentabilidad social que de ellos se ha extraído o podrá extraerse… especialmente si se considera que se ha manejado un dinero que no se tenía y que ha venido a aumentar una deuda pública que ya había traspasado su punto crítico:















14 comentarios:

  1. Pues yo también creo que Ortega tenía razón en esto, como en muchas otras cosas -no en todas-.
    Casualmente estos días he visto en el nº 171 de Razón Española, la revista fundada por un alumno muy destacado de Ortega (y que escribió un magnífico ensayo sobre Ortega y el 98) Gonzalo Fernández de la Mora, unos fragmentos de su correspondencia con Brian Crozier, autor de un libro titulado "El Estado mínimo" cuyo título es todo un ideal. Fernández de La Mora, más conocido por su excelente epitafio de las ideologías[1976]aunque no acertado en el vaticino, había publicado en 1979 un libro más certero y visionario: la partitocracia, que es una condición del estatismo, es decir, de la preeminencia, que degenera siempre en abuso, del estado sobre la sociedad: los partidos turnantes necesitan un macroestado, ubérrimo de sinecuras y canonjías para premiar a sus respectivas clientelas, y es esa necesidad y esa dinámica lo que explica, entre otras cosas, el dramatismo de la pugna sevillana entre chaconistas y rubalcabianos, que, literalmente, se han disputado el modus vivendi, a cuenta de los puestos en el partido, sufragados, claro está, por el estado, es decir, por todos los contribuyentes, incluidos quienes creemos que cualquiera de las dos bandas mafiosas responsables del estatuto de soberanía catalana y de la exaltación al poder de los mandatarios de ETA deberían vivir, sí de nuestros esfuerzo fiscal, pero no de la parte mollar dedicada a retribuciones de puestos inútiles, sino de la dedicada al sostenimiento de las instituciones penitenciarias ... Pero me estoy desviando...
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  2. [2/3]
    Siguiendo la pista de esa correspondencia he dado con esta excelente reseña que hizo Fernández de la Mora del libro de Crozier en el ABC del 09/01/1980, de la que copio y pego:
    ... como creyente firme de la capacidad creadora del hombre superior en libertad, me sumo al repudio de la pan-burocratización a que
    conduce el modelo político socialista, y que es la mortal trampa a que ha sido arrastrado el Estado demoliberal por la puja marxista.
    Al hombre no le salva ni ese monstruoso Leviathan que es el Estado socialista, ni otro Leviathan de signo ideológico contrario. Pero le podría salvar la reducción del Estado a unas proporciones a la medida humana. Menos impuestos, menos gasto público consuntivo, menos empresas nacionalizadas, menos servicios burocratizados, menos obstáculos a la iniciativa privada, menos obsesión uniformadora, menos rencor contra el éxito individual. Un Estado vertebral y fuerte; y una sociedad extensa, competitiva, libre
    y creadora. Ese es el camino para evitar la coralización de la convivencia y la identificación de la política con la apicultura. Al mundo desarrollado —y mucho más al marxista que al humanista— le sobran tasas, reglamentos, oficinas, formularios, intervenciones y tópicos prefabricados; y, en cambio, le faltan estímulos a la autorrealización individual, que es la matriz del bienestar personal y de los destellos
    geniales; es decir, de la felicidad individual y del progreso histórico. Para que la existencia humana no sea gris, como en los países colectivistas, y para que recobre la brillantez del Renacimiento, de la Ilustración o del Romanticismo, hay que reducir el tamaño del Estado. El estatismo es el supremo mal ecológico y, si no se le frena, lo contaminará todo. Frente al socialismo y al partitocratismo, que estrangulan al
    ciudadano actual, pienso que la gran consigna en esta grave crisis de las formas políticas es «Menos Estado y más sociedad».

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  3. [3/3]
    A mi afición a la apicultura se debe el subrayado. Afición que no es la causa del asco que me da el socialismo y todo colectivismo, pero es una experiencia interesante para reforzar mi convicción.
    Heredamos del franquismo un estado de tamaño tolerable -soportable- y lo hemos convertido en una metástasis con diecisiete tumores y un cuerpo terminal, fofo, inoperante, pesado. La nómina de "servidores públicos" se ha multiplicado varias veces desde 1975, habiendo crecido ¡incluso durante 2011! el mismo año en que, en mayo, los líderes mundiales llamaron por teléfono al adolescente necio que al que nuestro necio y cobarde electorado había entregado el poder por dos veces consecutivas, para darle una lección de realidad que le llevó a la reducción, por decreto, de un golpe, de 1/20 de la nómina de todas las administraciones públicas, a su congelación, así como de las pensiones ... y lo que ha venido después y lo que está por venir.

    No estoy de acuerdo con todas las ideas de Fernández de la Mora, en particular con su utopía tecnocrática y antiparlamentaria, pero admiro mucho de su pensamiento y vale mucho la pena su estudio.
    Tengo ganas de hincarle el diente a uno de sus libros que se ha reeditado recientemente sobre "La envidia igualitaria", ese ingrediente tan vergonzoso como ostensible del socialismo.
    -0-0-
    Leo siempre este magnífico blog y animo a su autor -y mi amigo- a perseverar en él.

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  4. Perdón por abusar:
    Voy a pegar a continuación una buean parte de este esclarecedor artículo de Carlos Alberto Montaner:

    A John Maynard Keynes, famoso economista británico y gran funcionario, se debe la peligrosa y muy extendida conjetura de que los gobiernos, mediante la modulación del gasto público, aumentándolo (casi siempre) o disminuyéndolo (casi nunca), pueden combatir el desempleo, impulsar el crecimiento y controlar la inflación de manera permanente.

    Esa proposición, avalada por el economista más influyente del siglo XX, se convirtió en la mejor coartada para abultar exponencialmente los presupuestos del Estado. ¿Qué más podía pedir un gobernante deshonesto, rodeado de colaboradores y cómplices que se beneficiaban abusivamente con cada transacción que realizaban, que colocar todas esas actividades delictivas bajo un manto intelectual de legitimidad científica? Cuanto más aumentaba el gasto público, cuanto más crecía el perímetro del Estado, más adecuado parecía su gobierno a la modernidad keynesiana.

    Pero la idea central del keynesianismo –el gobierno como gran operador de los resortes económicos para evitar los ciclos de recesión– tampoco tenía en cuenta la naturaleza psicológica de los políticos y los funcionarios honrados. Éstos no se roban los recursos porque tienen cierta ética profesional, pero sí suelen gastarlos de acuerdo con sus intereses electorales. Si un congresista o un gobernador regional perciben que una inversión pública realizada en su circunscripción va a favorecer su destino político, lo probable es que la auspicie aunque no tenga mucho sentido para el conjunto de los ciudadanos. Sencillamente, no existe el bien común, sino decisiones que benefician a unos o a otros, y quienes las toman tienen sus propios intereses personales.

    Cuando Keynes, en los años treinta del siglo pasado, tras la crisis planetaria de 1929, desatada en Estados Unidos, comenzó a formular sus teorías, parecía una propuesta razonable. El tiempo y la experiencia no han confirmado sus pronósticos. No es buena para las naciones respetuosas de la ley. Es terrible para las otras.

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  5. ¡Ya me gustaría poder disfrutar más a menudo de esta clase de “abusos”, Carlota! De estos escritos tuyos, que enriquecen considerablemente y añaden credibilidad y respetabilidad a este modesto rincón, diré que, ya que no sería capaz de igualarles, los suscribo desde la primera hasta la última letra, incluidas tus reservas hacia Ortega, que, efectivamente, no siempre estuvo acertado (humano que era… aunque de los más brillantes que ha habido), especialmente en su tratamiento de algunas cuestiones históricas.

    Estupendo el artículo de Fernández de la Mora, del que pones el enlace, y en el que reseña ese libro de Crozier. Me permito citar algunos párrafos más del artículo, que me parecen muy dignos de ser meditados: “He aquí el nuevo esquema propuesto: Se crea una carrera de políticos profesionales o cuerpo de gobernantes, al cual se accede mediante una oposición y luego un curso eliminatorio (…) Periódicamente se celebrarán elecciones para el congreso y para el senado; este último será una cámara de representación regional (…) El gabinete, una vez constituido, será independiente de las cámaras legislativas y no habrá disciplina de partido: cada diputado y cada senador votarán en conciencia. Un tribunal de garantías constitucionales asegurará el respeto a la Constitución y la defensa de las libertades fundamentales (…) En virtud del derecho de asociación será lícita la formación de partidos políticos, pero la estructura constitucional no les permitirá ejercer más poder que el de grupos de presión”. Lo cual permitiría remediar “los dos grandes males políticos contemporáneos: el gigantismo burocrático, con su aneja tiranía, y el monopolio de la política por las oligarquías partidistas, el cual conduce a la mediocridad de los gobernantes y a la dictadura del interés de fracción sobre el nacional”. Puede que estas ideas deriven, efectivamente, hacia la tecnocracia, pero a estas alturas de la película (de terror), empieza a ser algo a considerar (¡y lo digo desde mi condición de militante de UPyD!).

    El libro de Fernández de la Mora sobre la envidia igualitaria lo tengo, en su edición vieja, por ahí metido, en mi bien nutrida biblioteca… aunque todavía no me lo he leído, la verdad. Acabo de encargar en Iberlibro el de “Ortega y el 98” que citas.

    Es un estímulo saber que este blog cuenta con lectores y eventuales comentaristas como tú, Carlota.

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  6. EL ESTADO

    Hola, Javier: has hecho un desquite en toda regla de la presencia del estado en nuestras vidas, pero, paradójicamente, animas a que tu partido tome parte (en la medida de sus posibilidades más o menos reales) del estado que nos hemos otorgado, vamos, lo que la transición ha dejado. Y ya sé que dentro de la opción que promueves, una de las consignas será, entonces, la de menos estado para mejor funcionar. Ya lo dejas claro cuando te refieres a que la gestión no sería peor por parte de la iniciativa privada. Lo cojo y te entiendo.

    Habrán cambiado las formas, pero en el fondo seguimos actuando como cuando la Ilustración. Recordemos al rey Luis XIV de Francia y su “Le Ètat, c´est moua” (El Estado Soy Yo). Ahora nuestros prohombres públicos, aún sin reconocerlo abiertamente utilizan variantes de la cita en forma, por ejemplo, de: el estado es para mí; sin mí el estado no es; cómo no aprovechar que el estado está ahí, etc. Me reprocharán que no se ha de generalizar, pero observo que a ninguno de los que lo representa lo hemos llamado: son todos voluntarios (luego nos venden la cantinela de que en la empresa privada ganarían más que en la política y que, en realidad, están haciendo un esfuerzo altruista). Ya ha quedado claro en la exposición de Javier más en las complementaciones de “Carlota”, el abuso, la hinchazón y lo insostenible de este estado. O bien no hemos salido del mencionado estadio de la Ilustración (“Todo para el pueblo pero sin el pueblo”: o sea, todo para el que esté dentro de las varias instituciones organizativas del estado), o bien permanecemos en un estadio infantilizado, no maduro, de concedernos un aplastante elefante que dirija nuestros designios.

    ¿Por qué no nos sucederá como en Francia, en donde aparecen los departamentos y sus prefecturas y la organización es centralista, y no como aquí que el propio estado se pierde por lo irreconocible de tanto estamento que no hace sino multiplicar entes con lo que ello supone para el gasto público? ¿Por qué nos hemos dado un estado lleno de estados interiores que abogan por las mismas prerrogativas que el del estado central?

    Pero también es cierto que el arriba citado “Rey Sol” poco antes de morir dejó dicho. “Me marcho, pero el estado siempre permanecerá”.

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  7. Para añadir al inventario:
    Olvídense por un momento de las grandes infraestructuras descritas en esta serie. Ninguna de ella resiste la comparación con el puerto exterior de A Coruña, que empezó a construirse en 2005 a unos 10 kilómetros del que ya existe en el centro de la ciudad. Primero, porque con los 755 millones de euros (el doble de lo presupuestado) que está costando construirlo en el mar bravío de Punta Langosteira más los 200 millones que exige Repsol por el traslado de sus instalaciones petroleras, se podrían edificar nueve campos como el mal llamado Estadio Olímpico de Sevilla (120 millones de euros), al menos dos Ciudades de la Cultura como la de Santiago (más de 400), dos aeropuertos como el de Ciudad Real (500) y al menos seis como el de Castellón con sus halcones incluidos (150). Y segundo, porque muy pocos proyectos en este país han contando con tantos apoyos institucionales ... ...
    Así, retóricamente, empieza este episodio en "El País" que contiene todos los tópicos de la estupidez localista y populista, y todo el desprecio político por el principio de realidad, tímidamente enunciado por algunos técnicos.
    Veo estas obras monstruosas e inacabables todos los fines de semana cuando voy desde la ciudad a mi aldea, desde hace años.

    El inventario de locuras que estamos pagando y tendrán que seguir pagando nuestros hijos, como los griegos actuales siguen pagando las Olimpiadas que les organizaron a sus padres -no las de Olimpia, anteriores a nuestra Era y seguramente 'sostenibles', sino las últimas de Atenas- ese inventario, decía, parece no tener principio ni fin.
    Y no es fácil hacer una imputación partidaria de responsabilidades. Como reza la terrible y veraz dedicatoria de Hayek en Camino de servidumbre, A los socialistas de todos los partidos
    No faltaron lúcidas advertencias, ni Casandras estridentes. Pero cuando los dioses quieren perder a los hombres para varias generaciones ... hacen socialistas a sus padres y abuelos, cualquiera que sea el partido al que voten.

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  8. Y todo lo anterior se refiere a las "inversiones" pero no hay más rigor ni más decencia en el "capítulo primero", gastos de personal.
    Hoy, aunque no he podido contrastarlo, he conocido esta historia de amor burocrático-político en el lugar de España más castigado por el odio:
    ... Cuando el viceconsejero de Transporte, Ernesto Gasco, era concejal responsable de tráfico de San Sebastián, su pareja sentimental, Íñigo Alonso, era conductor de la Compañía del Tranvía.
    Ahora que Gasco es viceconsejero de Transporte, Alonso ha sido nombrado director de Euskalmet, la agencia meteorológica vasca. ...

    Tal vez la santidad laica con la que en estos tiempos se bendicen cierto tipo de relaciones, pone a sus miembros al abrigo del escrutinio social. Pero tal historia no es sino una más de una larga serie que aparece en este correo transcrito en este blog. Su autor es, evidentemente, socialista, pues espera que sea la subordinación de la superestructura burocrático-política al proletariado en lugar de al capital -por tanto su extensión y no su reducción a la mínima dimensión- lo que remedie este estado de cosas en lo posible.
    El paisito vasquito, más que todos los demás paisitos, necesitaba su propio cuerpo de hombres del tiempo, para confeccionar mapas meteorológicos políticamente significantes y no dejar ningún hueco a la pedagogía identitaria, que tiene la virtud de dispar todo cuestionamiento contable.

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  9. Lamentable, y en algunos casos sorprente, malgasto del erario público.

    ¡Cuanto dispendio!

    Hay otro Ortega, Paco, quiźas menos erudito que Don José aunque sí más actual que lo tiene claro:

    La culpa es de los mercados (http://youtu.be/uhs3r12UKrg), con la chispa que tiene la letra, por lo menos seguro que nos arranca una sonrisa...

    Un saludo

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  10. Hola Vicente.

    He estado varios días sin internet; por eso he tardado un poco en contestar.

    Ya me gustaría, Vicente, que mi opinión en UPyD en lo que respecta al papel del estado en la sociedad fuera la canónica. Pero no es así. El mío es un partido transversal, en el que estamos gente de procedencia liberal y otros de procedencia socialdemócrata, y no todos tienen la visión que yo muestro en el artículo respecto del intervencionismo del estado (aunque, por supuesto, ninguno de nosotros dudaría en su rechazo de cualquiera de los ejemplos concretos de gasto que expongo). De todas formas, está claro, creo yo desapasionadamente, que UPyD es el partido que más racionalidad aporta sobre estos asuntos de todo el panorama político español.

    Y sin duda, alguna clase de infantilismo hay por parte de la población en ese dejar hacer a la burocracia y a la clase política, presuponiendo que éstas administrarán mejor los recursos que nosotros los particulares, a los que nos asan a impuestos para mantener en funcionamiento la enorme e ineficiente maquinaria estatal. Hay algo perverso tanto en el recelo que produce la iniciativa privada como en el superávit de confianza que a algunos les produce el estado.

    Yo espero que el estado permanezca siempre, por supuesto, pero para garantizar la buena marcha de la sociedad, no para sustituirla.

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  11. Evidentemente, Carlota, quien consigue llegar a los puestos desde los que se administra el dinero público, propone y dispone de una manera que, para empezar al menos, cuenta con menos controles y autocontroles que quien administra su propio dinero como lo haría un “buen padre de familia”, que decía el derecho romano. Y, partiendo de esa relajación en los controles, está claro que son muchos los chorizos que se sentirán atraídos por aquellos oficios burocráticos y políticos (tan accesibles, en el fondo, incluso a analfabetos funcionales), y otros más que acabarán volviéndose chorizos, o cuando menos temerarios a la hora de gastar, en un ambiente en el que sale tan barato serlo. Y si además ese tipo de mamandurrias, choriceos, nepotismos e irresponsabilidades pueden envolverse en alguna clase de bandera que sirva de coartada y camuflaje, la operación sale redonda.

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  12. Hola Monterredondus.
    Es un buen contrapunto este Paco Ortega de este otro Ortega con el que a mí me gusta estar dando la brasa todo el día. Pero sobretodo me apunto el que ya sé dónde reservar una de lacón con grelos (que me encanta) cuando vaya en dirección hacia el finis terrae.

    Saludos cordiales

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  13. Muchas gracias, Navarth. Efectivamente, es un resumen... y sin embargo, me ha salido el artículo más largo del blog (¡que ya es decir!).

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