“No hay adquisición humana que sea firme. Aun lo que nos parezca más
logrado y consolidado puede desaparecer en pocas generaciones. Eso que llamamos
«civilización» —todas esas comodidades físicas y morales, todos esos descansos,
todos esos cobijos, todas esas virtudes y disciplinas habitualizadas ya, con
que solemos contar y que en efecto constituyen un repertorio o sistema de
seguridades que el hombre se fabricó como una balsa, en el naufragio inicial
que es siempre el vivir—, todas esas seguridades son seguridades inseguras que
en un dos por tres, al menor descuido, escapan de entre las manos de los
hombres y se desvanecen como fantasmas. La historia nos cuenta de innumerables
retrocesos, de decadencias y degeneraciones. Pero no está dicho que no sean posibles
retrocesos mucho más radicales que todos los conocidos, incluso el más radical
de todos: la total volatilización del hombre como hombre y su taciturno
reingreso en la escala animal, en la plena y definitiva alteración. La suerte
de la cultura, el destino del hombre, depende de que en el fondo de nuestro ser
mantengamos siempre vivaz esta dramática conciencia y, como un contrapunto
murmurante en nuestras entrañas, sintamos bien que sólo nos es segura la inseguridad”
(Ortega y Gasset[1]).
La filosofía, la historia, la psicología, el arte, la antropología, la actualidad... de la mano, sobre todo, de Ortega y Gasset, el pensador más importante de todos los tiempos en lengua española
miércoles, 3 de julio de 2024
EL PELIGRO DE REGRESIÓN HISTÓRICA
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