"La pesadilla"-Henry Fuseli |
“Decimos «me entró miedo». Para nosotros esta
expresión no tiene por sí sentido. No entendemos que el miedo, una emoción que
en nosotros se produce y que es ajena al espacio, pueda estar fuera y
«entrarnos». Pero esta vez la etimología nos aclara el sentido porque nos hace
saber que en griego y otras lenguas indo-europeas existe una expresión
idéntica, por lo cual averiguamos que el pueblo primitivo, indo-europeo creía
que las pasiones, como las enfermedades, son fuerzas cósmicas que están fuera,
en el espacio, y de cuando en cuando nos invaden” (Ortega y Gasset[1]).
“La
paz verdadera, no nace del instinto, del hombre en estado de naturaleza. En la
tragedia del estado de naturaleza lo más natural es la guerra, la discordia. El
hombre frente a su igual se llena de terror y de recelo (…) Y lo peor del miedo
es que da miedo; entre hombres mutuamente aterrorizados la catástrofe es
inevitable (…) La paz no puede nacer de un pacto entre iguales que tiemblan al
verse” (María
Zambrano[2]).
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“Cierta
etapa de la evolución humana es incomprensible si no se admite que el hombre
vivió durante ella señoreado por el terror. Los «tabús», los ritos mágicos,
sólo se entienden partiendo de un miedo difuso alojado en las almas. Nada es
indiferente: cualquier acto puede disparar las secretas fuerzas hostiles que se
ocultan en la tierra” (Ortega y Gasset[3]).
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“En los manicomios es un hecho bien conocido
que los pacientes que sufren de miedo son mucho más peligrosos que los
impulsados por la ira o el odio” (Carl Gustav Jung[4]).
[1]
Ortega y Gasset: “El hombre y la gente”, O. C. Tº 7, pp. 234-235.
[2]
María Zambrano: “Hacia un saber sobre el alma”, Barcelona, Planeta De Agostini,
2011, p. 121.
[3]
Ortega y Gasset: “Espíritu de la letra”, O. C. Tº 3, pp. 598-599.
[4]
Carl Gustav Jung: “Civilización en transición”, Obra Completa, vol. 10, Madrid,
Trotta, 2001, p. 224
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