“Cada cual advierte que todos sus actos, mentales o materiales, manan,
como de un hontanar, de un oculto tesoro de energía viviente, que es el fondo
de su ser. Y advierte además que ese tesoro tiene una cuantía determinada y que
a veces parece menguar y otras henchirse como una vena fluvial hasta cierto
nivel máximo. Y no sólo percibe éste su básico tesoro de energía, sino, lo que
es más sorprendente, al entrar en contacto con otro hombre, nota al punto la
cantidad y calidad de la vitalidad ajena. ¿Quién no lo ha experimentado? Al
separarnos de cierta persona con quien hemos conversado un buen rato nos sentimos
tonificados. Y no porque aquella persona sea muy inteligente, ni porque se haya
mostrado bondadosa: no le debemos ni una enseñanza ni un favor. Sin embargo,
salimos del trato con ella como refrescados, llenos de confianza en nosotros
mismos, optimistas, saturados de impulsos y plenitud, con una firme fe en la
existencia. Si queremos analizar los motivos de esta corroboración y aumento de
vitalidad, no hallamos ninguno concreto. Mas hay otras personas cuya
proximidad, por breve que sea, nos deja maltrechos y extenuados, llenos de
desconfianza y como si la existencia hubiese cobrado un agrio sabor. Al
separarnos de ellas somos menos que antes y, por decirlo así, hemos perdido
calorías. Y es que, en efecto, hay dos clases de seres: unos, dotados de
vitalidad rebosante, que se mantienen siempre en «superávit»; otros, de
vitalidad insuficiente, siempre en «déficit». El exceso de aquéllos nos
contamina favorablemente, nos corrobora y nutre; el defecto de éstos nos sorbe
vida, nos deprime y mengua” (Ortega y Gasset[1]).
La filosofía, la historia, la psicología, el arte, la antropología, la actualidad... de la mano, sobre todo, de Ortega y Gasset, el pensador más importante de todos los tiempos en lengua española
sábado, 23 de julio de 2022
LOS DOS TIPOS HUMANOS FUNDAMENTALES: LOS DE VITALIDAD ASCENDENTE Y DESCENDENTE
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