Igor-Morski-"Cabeza de pájaro" |
“La fantasía tiene fama de ser la
loca de la casa. Mas la ciencia y la filosofía, ¿qué otra cosa son sino
fantasía? El punto matemático, el triángulo geométrico, el átomo físico, no
poseerían las exactas calidades que los constituyen si no fuesen meras
construcciones mentales. Cuando queremos encontrarlos en la realidad, esto es,
en lo perceptible y no imaginario, tenemos que recurrir a la medida, e ipso facto se degrada su exactitud y se
convierten en un inevitable «poco más o menos». ¡Qué casualidad! Lo propio que
acontece a los personajes poéticos. Es indubitable: el triángulo y Hamlet
tienen el mismo pedigree. Son hijos de la loca de la casa,
fantasmagorías” (Ortega
y Gasset (1)).
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“Nuestra fantasía libre, en su gentil oficio de componer y descomponer,
tiene siempre, a la postre, que pedir prestado su material a otra función
psíquica más elemental: la percepción. El poder más genial de imaginar está
reducido, en rigor, a zurcir trozos que la percepción le proporciona. Nuestras
ideas, por vagas, sutiles y puras que sean, proceden siempre de ella, y las
usamos como de un crédito abierto sobre la percepción. Sirve esta de puerta
única por donde penetra en nosotros el material ineludible sobre que opera toda
nuestra actividad psíquica” (Ortega y Gasset[2]).
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“El ideal de una cosa o, dicho de otro modo, lo que una cosa debe ser,
no puede consistir en la suplantación de su contextura real, sino, por el
contrario, en el perfeccionamiento de ésta. Toda recta sentencia sobre cómo
deben ser las cosas presupone la devota observación de su realidad” (Ortega y
Gasset[3]).
[1]
Ortega y Gasset: “Ideas y creencias”, O. C. Tº 5, pp. 403-404.
[2]
Ortega y Gasset: “La percepción del prójimo”, en “Teoría de Andalucía y otros
ensayos”, O. C. Tº 6, p. 155.
[3] Ortega
y Gasset: “España invertebrada”, O. C. Tº3, pág. 101
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