“Necesitamos ciencia a torrentes,
a diluvios para que se nos enmollezcan, como tierras regadas, las resecas testas,
duras y hasta berroqueñas” (Ortega y Gasset[1]).
“Las matemáticas, juntamente con
la filosofía, son el centro de la cultura europea (…) Si no hemos tenido
matemáticas, «orgullo de la razón humana», que decía Kant; si, como es
consecuencia, no hemos tenido filosofía, podemos decir muy lisamente que no nos
hemos iniciado siquiera en la cultura moderna” (Ortega y Gasset[2]).
“Si
Europa trasciende en alguna manera del tipo asiático, del tipo africano, lo
debe a la ciencia (…) Europa = ciencia; todo lo demás le es común con el resto
del planeta” (Ortega y Gasset[3]).
“Yo no concibo que ningún hombre,
el cual aspire a henchir su espíritu indefinidamente, pueda renunciar sin dolor
al mundo de lo religioso; a mí, al menos, me produce enorme pesar sentirme excluido
de la participación en ese mundo (…) Porque es lo cierto que sublimando toda
cosa hasta su última determinación, llega un instante en que la ciencia acaba
sin acabar la cosa; este núcleo trascientífico de las cosas es su religiosidad”
(Ortega
y Gasset[4]).
“Los hombres no son productivos
sino mientras son religiosos: cuando les falta la incitación religiosa se ven
reducidos a imitar, a repetir en ciencia, en arte, en poesía” (Ortega y Gasset[5]).
[3]
Ortega y Gasset: “Asamblea para el progreso de las ciencias”, O. C. Tº 1, p.
102.
[4]
Ortega y Gasset: “Pidiendo una biblioteca”, O. C. Tº 1, p. 83.
[5]
Ortega y Gasset: “La ciencia romántica”, O. C. Tº 1, p. 41.
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