miércoles, 30 de marzo de 2022

EL HOMBRE: ESE INFELIZ CUYA ASPIRACIÓN MÁXIMA ES LLEGAR A SER FELIZ

 


     “La vida es una faena de realización, que no es una cosa que ya está ahí, sino una tarea, algo que hay que hacer. De ahí mi fórmula conocida: La vida nos es dada, puesto que nos encontramos en ella, sin saber cómo ni por qué; pero eso que nos es dado, la vida, no nos es dado hecho, sino que tenemos que hacérnosla, cada cual la suya. La vida es quehacer. ¡y da mucho quehacer! (…) Pues bien: al esforzarme en ser, al querer ser, lo que busco es ser feliz. Felicidad, esa extraña y nunca bien explicada necesidad fundamental del hombre, consistiría en que lográsemos realizar el programa de vida, el yo que somos. Pero, como la circunstancia nos es negativa, el yo que somos no se realiza nunca suficientemente, el hombre que consiste en tener que ser feliz, al mismo tiempo y siempre es, más o menos, infeliz (…) El animal es el adaptado, pero el hombre es la inadaptación esencial. El hombre es, donde quiera, un extranjero” (Ortega y Gasset[1]).



[1] Ortega y Gasset: “Sobre la razón histórica”, O. C. Tº 12, pp. 217-218.


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