SEGÚN EL PRIMER MÉTODO, EL HOMBRE SE ALEJA DE LA
INSATISFACTORIA REALIDAD PATENTE CREANDO OTRA FANTASEADA EN LA QUE HABITAR. EL
OTRO MÉTODO, EL INTELECTUAL, PERMITE LA CREACIÓN DE IDEAS, DE IDEALES, QUE
SIRVAN DE REFERENCIA PARA ACCEDER A LA REALIDAD A LA QUE SE ASPIRA
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“La
mentalidad primitiva que aún perdura en la mayoría de los habitantes de los
pueblos civilizados creía (…) que es el ensueño, la embriaguez, el delirio y el
trance quienes nos hacen presente la verdadera realidad (…) El hombre primitivo
ha preferido siempre al método intelectual (que surgió en Grecia hace 2.500
años) este otro que podemos llamar fantastical o visionario. Por eso desarrolló
las técnicas delirantes para obtener el sueño vivaz, la embriaguez y el trance.
Esto explica el sorprendente hecho de que entre los inventos más antiguos de la
humanidad se halle el descubrimiento de los estupefacientes(…) Es curioso que
el hombre de quien se dice que es el animal racional, lo primero en que empleó
su razón fue en procurar perderla –lo cual, como es excesivo, nos hace sospechar
que el hombre no comenzó por ser racional y no está tan claro como se supone
que lo sea todavía (…) El hombre primitivo como el de luego y el de siempre se
afana en abrir boquetes en el telón falaz que es este mundo, en distender
alguno de sus poros para intentar ver a su través lo que hay detrás –por tanto,
para ver un mundo al que es esencial ser otro que este. Y he aquí (…) el hombre
viviendo a la vez en dos mundos –el patente que no basta y el latente que se
busca– el mundo y el trasmundo. La disputa multimilenaria versa sobre qué
método es el más seguro para hacer el viaje del mundo al trasmundo. Los
visionarios dicen que es el delirio –los intelectuales dicen que es la razón o
inteligencia” (Ortega y Gasset[1]).
Porque no aceptar la realidad tal como es, ¿será que no es tan satisfactoria para muchos?, el desapego de lo material es la fórmula para vivir en armonía consigo mismo, olvidándose de tanto precepto establecido por las sociedades, los marcos, las normas, los estereotipos, las fronteras etc.. Nos impiden realmente ser libres.
ResponderEliminarParece claro, Errante, que entre la realidad y nosotros hay desajustes esenciales; la realidad es lo que se nos resiste y nos limita. Los estoicos sí que proponían aceptar esa realidad y adaptarnos a sus márgenes, pero es que la vida consiste, precisamente, en el recurso que ponemos en marcha para tratar de sobreponernos a todo lo que esa realidad tiene de inconveniente para nosotros. Como dice Ortega, somos seres esencialmente inadaptados e inadaptables.
EliminarExcelente 👌, existirá una tercera vía?
ResponderEliminarPues Ortaga avisa de que nada es eterno; tampoco en este sentido. Yo creo que, de momento, valen estas dos posibilidades: atender a esa parte de nosotros que nos habla con el lenguaje de los sueños y encaminarnos hacia los ideales que nos propone la razón.
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