“Cuando la piedra empieza a existir, existe ya todo lo que constituye
el ser o esencia o consistencia de la piedra. La piedra, pues, no existe nunca
como mera aspiración de llegar a ser piedra, sino que es completamente piedra
tan pronto como empieza a existir. Lo que del hombre, en cambio, existe ahora
es tener que ser tal o cual luego. Cada uno de ustedes es el que tiene que
escuchar mi próxima palabra; y esto porque mañana tiene que hacer tal otra cosa, y así sucesivamente en vista de todo
el programa de su vida, de la figura de ser humano que ha resuelto y trazado
ser. De modo que el hombre comienza por ser “el que aún no es como tal”. Es la
existencia de una inexistencia” (Ortega y Gasset[1]).
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