martes, 7 de octubre de 2025

A LA VERDAD SE ACCEDE DE UNO EN UNO

“De la misma manera que hicieron los griegos del ser lo único y de la belleza una norma o modelo general, va a encontrar Kant la bondad, la perfección moral en un imperativo genérico y abstracto. No, no; el deber no es único y genérico. Cada cual traemos el nuestro inalienable y exclusivo. Para regir mi conducta Kant me ofrece un criterio: que quiera siempre lo que otro cualquiera puede querer. Pero esto vacía el ideal, lo convierte en un mascarón jurídico y en una careta de facciones mostrencas. Yo no puedo querer plenamente sino lo que en mí brota como apetencia de toda mi individual persona” (Ortega y Gasset(1)).



[1] Ortega y Gasset: “Estética en el tranvía”, O. C. Tº 1, p. 38.

jueves, 2 de octubre de 2025

¿EXISTE LA IDENTIDAD O TODO ES CAMBIANTE?

El núcleo más íntimo del pensamiento, en el cual se decide la manera de entender la vida es la idea que se tenga de lo que es la realidad. ¿Qué es lo que hay, qué es lo que encontramos en nuestro derredor? –se pregunta Ortega, y se contesta:– Cosas y cambios, cambios y cosas; tan real lo uno como lo otro. ¿Pero esas dos realidades tienen el mismo valor? (…) Porque nos encontramos con que esas dos formas de realidad tienen rasgos opuestos: las cosas son siempre, nos parecen siempre, a una visión pronta e inmediata, lo igual a sí mismo, lo idéntico; en cambio, las mudanzas, los movimientos, son lo no idéntico, lo siempre distinto a sí mismo. Por tanto, esas dos formas primarias de realidad se nos presentan con caracteres opuestos”[1]. De la piedra casi podríamos afirmar taxativamente que es lo que es. Pero el río, como supo ver Heráclito, o la vida humana son y no son, son hoy una cosa y mañana otra. Unamuno dio con la clave de cómo conjugar nuestra necesidad de identidad con la contrapuesta evidencia de los cambios: “Cada cual defiende su personalidad, y sólo acepta un cambio en su modo de pensar o de sentir en cuanto este cambio pueda entrar en la unidad de su espíritu y engarzar en la continuidad de él”[2].



[1] Ortega y Gasset: “Sobre la razón histórica”, O. C. Tº 12, Madrid, Alianza, 1983, p.222.

[2] Miguel de Unamuno: “Del sentimiento trágico de la vida”, Espasa Calpe, pág. 15.

miércoles, 1 de octubre de 2025

La Sombra es el arquetipo junguiano que se forma con todo aquello que de la fuerza vital espontánea con la que originariamente venimos al mundo –el “ello” de Freud–, nuestro entorno moral y cultural nos va exigiendo que lo reprimamos. Vamos construyendo así una personalidad, un “yo” (Freud) adaptado a las exigencias de ese entorno, un “personaje” (Jung), pero allá en las mazmorras del alma sobrevive clandestinamente nuestra Sombra en forma amenazadora, porque, como Nietzsche decía: “todas las verdades silenciadas se vuelven venenosas”. Y así lo fueron comprobando personajes creados por la literatura: el Dr. Jekyll de Stevenson, el Raskólnikov de Dostoievski o el Fausto de Goethe. ¿Qué hacer para desactivar el poder maligno de la Sombra? A ello dedicamos también la reflexión que llevamos a cabo en este vídeo.

LA VERDAD NO DEPENDE DE MÍ

 


“Lo característico de la ciencia, de la moral y del arte es que sus contenidos no son patrimonio individual. Dos y dos son cuatro, no para mí sólo sino para toda criatura inteligente. Cada uno de nosotros tiene sus caprichos, sus amores y odios personales, sus apetitos propios. Mas a la vera de ese mundo sólo nuestro, ese yo individual y caprichoso, hay otro yo que piensa la verdad común a todos, la bondad general, la universal belleza” (Ortega y Gasset[1]),



[1] Ortega y Gasset: “La pedagogía social como programa político”, O. C. Tº 1, p. 512.


domingo, 21 de septiembre de 2025

¿EXISTE LA VERDAD O CADA CUAL TIENE LA SUYA?

Nietzsche dice que no existe la verdad, que lo que hacemos es investir lo que parece ser verdad, realidad, con atributos que sólo están en nuestra mente: “No hay hechos, solo interpretaciones” (1), dice. De esa forma, cuando afirmamos que el calor expande los metales, estaríamos añadiendo una relación causal al fenómeno “calor” (causa) con el fenómeno “expansión de los metales” (efecto) que sólo existe en nuestra mente… ¡Pues no es verdad! (nunca mejor dicho). Esa relación causal la aportará nuestra mente, ¡pero está ahí afuera, en el calor y en los metales! La realidad, los hechos, existen e imponen límites y exigencias a nuestra interpretación. Así que acierta Ortega al decir: “Casi siempre acontece lo mismo con las grandes ideas: las vemos a un tiempo fuera y dentro, como verdades y como deseos, como leyes del cosmos y confesiones del espíritu. Tal vez es imposible descubrir fuera una verdad que no esté preformada, como delirio magnífico, en nuestro fondo íntimo”(2). En suma: descubrimos lo que hay fuera gracias a las prefiguraciones que guardamos dentro. Pero no solo existe el dentro: también existen las cosas, la realidad. Por eso recomendaba Ortega: “Salvémonos en las cosas[3].



[1] Friedrich Nietzsche: “Fragmentos póstumos”, Vol. 4, Madrid, Tecnos, 2008, p. 222.

[2] Ortega y Gasset: “La interpretación bélica de la historia, en “El Espectador”, Vol. VI, O. C. Tº 2, pág. 526.

[3] Ortega y Gasset: “Unamuno y Europa. Fábula”, O. C. Tº 1, 131

martes, 16 de septiembre de 2025

JUNG Y ORTEGA HABLAN DE LA CRISIS QUE VIVIMOS

 

Veamos qué dicen mis dos principales autores de referencia, Ortega y Gasset y Carl Gustav Jung, sobre los tiempos de crisis que vivimos. Dice Jung:

“En el individuo, el período de disociación es un período de enfermedad; lo mismo ocurre en la vida de los pueblos. Sería difícil negar que los tiempos actuales no son también una de estas épocas de disociación y enfermedad. La situación política y social, la dispersión filosófica y religiosa, el arte y la psicología modernas: todo confirma esta opinión (…) Con toda sinceridad, es preciso incluso confesar que nadie se siente a gusto en este mundo contemporáneo; el malestar, por otra parte, es creciente. ‘Crisis’ es un término médico que designa siempre un momento peligroso de la enfermedad” (Carl G. Jung[1]).

Y Ortega y Gasset dice por su parte:

“El hombre al ser puro y continuo hacer, estar haciendo, es puro movimiento que va atraído por una meta. Y (…) acontece que esa entidad hombre, cuya única realidad consiste en ir hacia un blanco, de pronto, se queda sin blanco, y sin embargo, teniendo que ir, que ir siempre. ¿Dónde? ¿Dónde ir cuando no se sabe dónde? ¿Qué vía tomará el desviado? ¿Qué dirección el perdido? (Hoy el hombre) tiene la conciencia de un atroz perdimiento (…) No se sabe qué hacer en política, pero tampoco sabe el físico qué está haciendo con su física ni el matemático con su matemática ni el lógico con su lógica ni el poeta con su poesía ni el músico con su música, ni el pintor con su pintura, ni el capitalista con su capital, ni el obrero con su obrería, ni el padre de familia con su familia, y cómo está en crisis y se ha vuelto problemática la relación entre el hombre y la mujer (…) Sin instancias últimas no hay orientación y hemos perdido todas las instancias últimas que pudieran dirigir nuestra vida” (Ortega y Gasset(2)).

“No sabemos lo que nos pasa, y esto es precisamente lo que nos pasa, no saber lo que nos pasa: el hombre de hoy empieza a estar desorientado con respecto a sí mismo, dépaysé, está fuera de su país, arrojado a una circunstancia nueva que es como una tierra incógnita. Tal es siempre la sensación vital que se apodera del hombre en las crisis históricas” (Ortega y Gasset(3)).



[1] Carl G. Jung: “Los complejos y el inconsciente”, Madrid, Alianza, 1970, p. 53.

[2] Ortega y Gasset: “Sobre la razón histórica”, O. C. Tº 12, pp. 316-317.

[3] Ortega y Gasset: “En torno a Galileo”, O. C. Tº 5, pág. 93


viernes, 12 de septiembre de 2025

LA VERDAD, A MENUDO, NECESITA DE SU CONTRARIO

“Quizá todos los descubrimientos nazcan cuando se ven simultáneamente dos imágenes distintas de la misma realidad” (María Zambrano[1])

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“Toda contradicción se resuelve penetrando en el subsuelo, donde las raíces se entrecruzan y confunden” (María Zambrano[2])

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“Las gentes suelen mostrarse demasiado presurosas en decidirse por lo mejor: olvidan que cada acto de preferencia abre, a la vez, una oquedad en nuestra alma. No, no prefiramos; mejor dicho, prefiramos no preferir. No renunciemos de buen ánimo a gozar de lo uno y de lo otro; religión y ciencia, virtud y placer, cielo y tierra… Cierto que hasta ahora no se han resuelto las antítesis; pero cada hombre debe pensar que es él el llamado a resolverlas” (Ortega y Gasset[3])



[1] María Zambrano: “Algunos lugares de la pintura”, Madrid, Acanto, 1989, pág 58

[2] María Zambrano: “Nuevo liberalismo”, Madrid, Morata, 1930, pág. 62

[3] Ortega y Gasset: “Notas de andar y ver. Viajes, gentes, países”, Madrid, Alianza, 1988, p. 38

lunes, 8 de septiembre de 2025

DE DÓNDE SURGEN LAS GRANDES IDEAS

“Qué clase de filosofía se elige, depende de qué clase de hombre se es; pues un sistema filosófico no es como un ajuar muerto, que se puede dejar o tomar, según nos plazca, sino que está animado por el alma del hombre que lo tiene” (Johann Gottlieb Fichte[1])

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“La vida de un pintor es la gramática y el diccionario que nos permitiría, si la conociésemos, leer inequívocamente su obra” (Ortega y Gasset[2])

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“Un filósofo es el hombre en quien la intimidad se eleva a categoría racional; sus conflictos sentimentales, su encuentro con el mundo, se resuelve, se transforma en teoría. Es el hombre que logra cristalizar su angustia en el diamante puro, geométrico, transparente, el que resuelve sus pasiones ‘more geométrico’. La biografía de un filósofo es su sistema” (María Zambrano[3])

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Detrás de cada idea hay un instinto y las ideologías (políticas) no son sino construcciones racionales elaboradas a partir de sentimientos instintivos, primarios, irracionales” (Vilfredo Pareto[4])



[1] Johann Gottlieb Fichte: “Introducción a la teoría de la ciencia”, Madrid, Sarpe, 1984, p. 46.

[2] Ortega y Gasset: “Goya”-O. C. Tº 7, Madrid, Alianza, 1983, pág. 516.

[3] María Zambrano: “Hacia un saber sobre el alma”, Madrid, Alianza, 1987, pp. 159-160

[4] INTERNET

jueves, 4 de septiembre de 2025

CÓMO HA IDO DESAPARECIENDO LA REALIDAD

“Desde el Renacimiento existe un enorme poder de convicción en la sociedad occidental la autoexperiencia del ser humano como ser aislado y encerrado en su propio «interior» frente a todo aquello que está «fuera»”. “Es posible encontrar esta idea del ‘yo encerrado en sí mismo’ como uno de los leit-motiv de la filosofía moderna: está en el yo pensante de Descartes, que se ve enfrentado al resto del mundo en el interior de su mente, también en la mónada ciega de Leibniz, en el sujeto del conocimiento kantiano, quien es incapaz de salir de su casa apriorística para alcanzar la ‘cosa en sí’. Cabe encontrar expresiones de esta autoexperiencia de una forma menos reflexiva en la literatura; por ejemplo, en las afirmaciones de Virginia Woolf, quien se queja de la incomunicabilidad de las experiencias de la vida, considerándola como la causa de la soledad humana (…) Las sociedades europeas modernas sostienen una imagen del hombre en la que su propio ‘yo’, su auténtico ‘yo’, es algo encerrado en el ‘interior’, separado de todos los demás hombres y cosas” (Norbert Elias[1])


[1] Norbert Elías: “El proceso de la civilización”, Madrid, Fondo de Cultura Económica, 1987, p. 36 y ss.

sábado, 30 de agosto de 2025

MODOS DE IGNORAR LA CIRCUNSTANCIA (Y ASÍ ACCEDER AL POSMODERNISMO)

“(El romántico) consideraba el mundo simplemente como materia prima y sustrato de la propia experiencia, y lo utilizaba como pretexto para hablar de sí mismo” (Arnold Hauser[1])

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“Defino el mundo en la medida en que me defino a mí mismo” (Novalis, romántico[2])

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“En última instancia lo que amamos es nuestro deseo, no lo deseado” (Nietzsche [3])

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“Cuando inventamos el cubismo (Brake y el mismo Picasso), no teníamos la menor intención de inventar el cubismo, sino simplemente de expresar lo que había en nosotros” (Picasso[4])

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“Cualquier cosa que puedas imaginar es real” (Picasso[5])

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“La ideología del surrealismo tiende simplemente a la total recuperación de nuestra fuerza psíquica por un medio que consiste en el vertiginoso descenso al interior de nosotros mismos” (André Breton[6])



[1] Arnold Hauser: “Historia Social de la Literatura y el Arte”, Barcelona, Debolsillo, 2004, 2 vols., vol. 2º, p. 198.

[2] Novalis, citado en Antonio Pau: “Novalis. La nostalgia de lo invisible”, Madrid, Trotta, 2010, pág. 159.

[3] Friedrich Nietzsche: “Más allá del bien y del mal”, Madrid, Alianza, 1980, p. 111.

[4] Internet

[5] Internet

[6] André Breton: “Manifiestos del surrealismo”, “Segundo Manifiesto”, Madrid, Visor, 2002, p. 122

 

lunes, 25 de agosto de 2025

NIETZSCHE VERSUS ORTEGA Y FRANKL


“No existe en absoluto un mundo verdadero. (Solamente) una apariencia de perspectiva cuyo origen reside en nosotros” (Friedrich Nietzsche[1]).

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“No hay hechos, solo interpretaciones” (Friedrich Nietzsche[2])

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“La realidad no es dato, algo dado, regalado –sino que es construcción que el hombre hace con el material dado” (Ortega y Gasset[3])

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, “El sentido reside en el mundo y no primariamente en nosotros mismos” (Viktor Frankl(4))

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ATENTOS, PUES, A LAS DIFERENCIAS: PARA NIETZSCHE LOS HECHOS NO EXISTEN. PARA ORTEGA Y FRANKL, SÍ EXISTEN, AUNQUE ESTÁN MEDIATIZADOS POR LA PERSPECTIVA DE QUIEN LOS PERCIBE



[1] Nietzsche, Friedrich: “La voluntad de poderío”, Madrid, Edaf, 1980, 9. 30.

[2] Friedrich Nietzsche: “Fragmentos póstumos”, Vol. 4, Madrid, Tecnos, 2008, p. 222.

[3] Ortega y Gasset: “En torno a Galileo”, O. C. Tº 5, p. 16.

[4] Viktor E. Frankl: “El hombre doliente”, Barcelona, Herder, 1987, p. 34.

jueves, 21 de agosto de 2025

LA FUNCIÓN DEL ABSURDO EN NUESTRA VIDA

 

Que la mente se trastorne resulta de un mayor o menor estancamiento en la insignificancia, el absurdo, la debilidad, la dependencia, el miedo, la inseguridad… con los que vinimos al mundo. Ocurre que aún no se ha conseguido entonces cimentar suficientemente un sentido para la vida. El sentido no viene dado; viene dado el absurdo. Aquél hay que construirlo sobre la base de éste. Por la misma razón, Dios empieza por ser inexistente. A Él es a quien Unamuno rezaba diciendo: “Óyeme Tú, Dios que no existes, y en tu Nada recoge estas mis quejas…”. Ya después, conseguimos inventarle… o reconocerle. La alternativa es, por tanto: o creer en Dios (en el sentido) o enfermar (se enferma cuando uno se instala en el absurdo), interrumpir el proceso en el que la vida consiste.

sábado, 16 de agosto de 2025

LA MATERIA ES SÓLO UN DESCANSO DEL ESPÍRITU (Lo que somos está más allá de lo que vemos)

“Darwin cree haber conseguido aprisionar lo vital –nuestra última esperanza– dentro de la necesidad física. La vida desciende a no más que materia. La fisiología a mecánica (…) Ya no es (el organismo) quien se mueve sino el medio en él. Nuestras acciones no pasan de reacciones” (Ortega y Gasset[1])

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“Hay distancias, luces e inclinaciones, desde las cuales el material sensitivo de las cosas reduce a un mínimo la esfera de nuestras interpretaciones (…) La cosa inerte y áspera escupe de sí cuantos ‘sentidos’ queramos darle (…) He ahí lo que llamamos realismo: traer las cosas a una distancia, ponerlas bajo una luz, inclinarlas de modo que se acentúe la vertiente de ellas que baja hacia la pura materialidad” (Ortega y Gasset[2])

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La materia es el poso de limitaciones que se desprenden del espíritu mientras prosigue su ascenso hacia lo ilimitado.



[1] Ortega y Gasset: “Meditaciones del Quijote”, O. C., Tº 1º, pág. 400.

[2] Ortega y Gasset: “Meditaciones del Quijote”, O. C. Tº 1º, p. 386.

martes, 12 de agosto de 2025

DE DÓNDE VENIMOS, A DÓNDE VAMOS

Nunca llegó a haber más que dos clases de paraísos: los que lamentablemente se perdieron para siempre y los que, por desgracia, nunca se llegarán a alcanzar. De ellos solo guardamos el registro de sendos sucedáneos: un pasado que añorar y un futuro al que aspirar, atrevidas incursiones del día a día en los campos etéreos de lo que no existe.

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Toda quietud no es más que movimiento provisionalmente interrumpido, un coyuntural desistimiento del deseo de ir más allá, un fugaz ensayo de apariencia y forma. Complementariamente, todo lo que se mueve va asimismo en busca de la inmovilidad, busca regresar a la inercia de partida, es un descanso que está por llegar. El punto en el que confluyen ambas inconsistencias es el que intentamos habitar.

 

viernes, 8 de agosto de 2025

CÓMO SE CREÓ EL MUNDO

Vivimos para llevar a cabo una tarea: construir realidad. De esta solo se nos dieron, para empezar, sus elementos más primarios: fragmentos, instantes, átomos de experiencia… La vida era entonces, como David Hume decía, nada más que una sucesión de impresiones. Discurriendo por aquel río en el que Heráclito nunca había logrado bañarse dos veces, todo resultaba ser rápido, inconsistente, precario y fugaz. Thomas Hobbes sabía que por entonces no había “cómputo del tiempo; ni artes; ni letras; ni sociedad; sino, lo que es peor que todo, miedo continuo, y peligro de muerte violenta; y para el hombre una vida solitaria, pobre, desagradable, brutal y corta”[1]. No fue posible reconciliarse con nada que prometiera ser definitivo. De ningún delito cometido por entonces se pudo llegar a decir que quedara rastro alguno, ni pudo la culpa, por tanto, trazar sobre ello algún plan reparador. Si no sobrevivía ningún “por qué”, ¿cómo adivinar que pudiera existir un “hacia dónde”? Si no daba tiempo a echar nada en falta, ¿qué sentido hubiera tenido la esperanza?

Pero un día, entre tanta indiferencia, alguien sintió nostalgia y recordó. Así apareció el espíritu, la sutil evocación de lo que ya no estaba. Y el espíritu, añadido a todo lo que la evidencia mostraba cómo desaparecía, empezó su labor reparadora, se puso a construir la realidad.



[1] Thomas Hobbes: “Leviatán”, Editorial Deusto

lunes, 4 de agosto de 2025

LA INCONSISTENCIA DE LAS COSAS


 

Las cosas, los hechos son sólo la parte manifiesta de todo lo que no puede ser, una diminuta incursión de lo imposible en los dominios de lo experimentable, el punto en el que quedaron interrumpidos los intentos de ir a alguna parte.

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“Y esto es lo que llamamos la realidad de las cosas: las pobres cosas que humilladas, derrotadas, vencidas por la presión pavorosa de la inercia, se recogen en sí mismas” (Ortega y Gasset[1]).



[1] Ortega y Gasset: “La estética de “El enano Gregorio el Botero”, O. C., Tº 1, pág. 540

viernes, 1 de agosto de 2025

EL ABSURDO EN LA VIDA: Cómo el hombre se ha enfrentado a ello a lo largo de la historia

¿Por qué el ser humano sufre ante el sinsentido? ¿Cómo hemos intentado, a lo largo de la historia, dar sentido al caos de la existencia? Este vídeo recorre desde el pensamiento mítico y la razón griega hasta la fe religiosa, el nihilismo moderno y el vacío existencial contemporáneo. Con autores como Ortega, Kierkegaard, Nietzsche, Lutero o Frankl, te invitamos a un viaje por las respuestas que el hombre ha dado —y sigue dando— al absurdo cuando irrumpe en la vida. 

domingo, 27 de julio de 2025

EL DESEO NUNCA ACABA DE CONFORMARSE


 

“Muchas cosas, quede dicho de una vez por todas, quiero no saberlas. La sabiduría marca límites también al conocimiento” (Nietzsche[1])

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 “Lo sabio está separado de todas las cosas” (Heráclito[2]).

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“El desacuerdo con las cosas es un signo evidente de vitalidad espiritual” (Cioran[3])

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“Del vacío de la vasija surge su utilidad”, dice el Tao, y apostilla: “la no existencia de las cosas nos es útil” (Lao Tsé[4])

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“Las cosas, cuando faltan, empiezan a tener un ser” (Ortega y Gasset[5])



[1] Nietzsche: “Crepúsculo de los ídolos”, Madrid, Alianza, pág. 30.

[2] Heráclito en VVAA.: “De Tales a Demócrito. Fragmentos presocráticos”. Madrid, Alianza, 2001. Fragmento nº 83.

[3] Cioran: “De lágrimas y de santos”, Barcelona, Tusquets, pág. 70

[4] LAO TSÉ: “Tao te king”. Madrid, Debate, 1999.

[5] Ortega y Gasset: “Unas lecciones de Metafísica”, O. C., Tº 12, pág 72.

jueves, 24 de julio de 2025

LA INSUPERABLE PRODIGALIDAD DEL SER

 

Todo tiende a la exageración, a extenderse más allá de lo necesario, a multiplicarse por encima de cualquier cautela. Hay más estrellas y galaxias de las que se necesitarían para tener un universo sensato, ponderado, manejable. ¿Para qué tantos espermatozoides postulándose en la carrera por acceder a un óvulo en el que solo cabe uno? Aspiramos a muchas más cosas de las que puede contener una vida. Lo útil, en fin, es solo una pequeña parte de lo inútil. El horror a la nada ha generado un desmesurado afán de alcanzar el todo.

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“La vida ha triunfado sobre el planeta gracias a que en vez de atenerse a la necesidad la ha inundado, la ha anegado en exuberantes posibilidades, permitiendo que el fracaso de una sirva de puente para la victoria de otra” (Ortega y Gasset[1]).

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“Nuestros anhelos son energías prisioneras en la prisión de la materia y gastamos la mayor parte de ellas en resistir el gravamen que ésta nos impone” (Ortega y Gasset[2]).



[1] Ortega y Gasset: “El Espectador”, Tº VII, O. C., Tº 2, pág. 611.

[2] Ortega y Gasset: “El Espectador”, Tº VI, O. C., Tº 2, pp. 555-556.

viernes, 18 de julio de 2025

CÓMO EL ARTE ANTICIPÓ EL POSMODERNISMO

Cèzanne: "Monte Santa Victoria"

A partir del Renacimiento, el mundo empezó a rebajarse a ser solo lo que los sentidos, y en su nombre los laboratorios, decían que era. En arte, con Cézanne (“el padre de todos nosotros”, decía Picasso en nombre de los artistas de vanguardia, los posmodernos del arte) se llegó a un punto en el que se empezó a decidir que la realidad auténtica, y por tanto lo que el artista debía tratar, era solo la que entraba por los ojos, por los sentidos, no la que procedía de las construcciones mentales: “El artista no es más que un receptáculo de sensaciones –decía Cézanne– ¡Nada de teorías! (…) Somos un caos irisado (…) El hombre ausente (…) Un cuadro no representa nada, no debe representar, en principio, más que colores”[1].



[1] Cézanne citado en Ernst Fischer: “La necesidad del arte”, Madrid, Altaya, 1999, pp. 88-89.

lunes, 14 de julio de 2025

ESTAMOS NEGANDO TODO LO QUE AÑTAÑO SUSTENTABA LA REALIDAD


 

“Este tipo de vida para el que vivir es insistir en lo recibido, es el tradicionalismo. Pero he aquí que en el Renacimiento, de pronto, vira sobre sí mismo el corazón europeo, y se invierte la actitud de los espíritus. Todas esas tradiciones, todo eso recibido empieza a aparecer insuficiente, infundado, torpe, absurdo. Las gentes comienzan a sentir que la vida solo tiene valor si lucha contra todo eso, si se libera de todo eso. Llevamos sobre todo tres siglos durante los cuales para las gentes vivir era libertarse de algo, de alguna tradición. Por tanto, llevamos tres siglos (…) de combate contra lo constituido como tal, contra la autoridad política, contra el dogma religioso, contra el escolasticismo científico, contra la norma poética (…) (Se ha impuesto un) sentido de la vida como un esfuerzo negador (…) En 1870 comienza, con el impresionismo, la gran rebelión contra las Bastillas pictóricas, contra los Museos y su tradición. También los pintores van a abrir la serie de los programas subversivos. En fin, hasta (…) Los títulos de las nuevas ciencias del espacio ostentan a la intemperie su musculatura negativa: la geometría no-euclidina, no-arquimédica etcétera” (Ortega y Gasset[1]).



[1] Ortega y Gasset: “En un banquete en su honor en ‘Pombo’”, O. C. Tº 6, p. 228.

jueves, 10 de julio de 2025

QUEDA DESVELADA LA META DE LA VIDA

“Todo querer es constitutivamente un querer hacer lo mejor que en cada situación puede hacerse, una aceptación de la norma objetiva del bien. Unos pensarán que esta norma objetiva de la voluntad, este bien sumo, es el servicio de Dios; otros supondrán que lo óptimo consiste en un cuidadoso egoísmo o, por el contrario, en el máximo beneficio del mayor número de semejantes. Pero, con uno u otro contenido, cuando se quiere algo, se quiere por creerlo lo mejor, y sólo estamos satisfechos con nosotros mismos, sólo hemos querido plenamente y sin reservas, cuando nos parece habernos adaptado a una norma de la voluntad que existe independientemente de nosotros, más allá de nuestra individualidad” (Ortega y Gasset[1])

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 “Tácita o paladinamente, la vida de cada ser es un ensayo de apoteosis. De lo que en nosotros hayamos mejor, quisiéramos hacer lo óptimo del universo” (Ortega y Gasset[2])



[1] Ortega y Gasset: “El tema de nuestro tiempo”, O. C. Tº 3, Madrid, Alianza, 1983, p. 165.

[2] Ortega y Gasset: “Kant. Reflexiones de un centenario”, O. C. Tº. 4, Madrid, Alianza, 1983, pág. 42.