
El hito más importante en la evolución del hombre lo marcó aquel momento en que en él apareció “un
grado mayor de hiperfunción mental —cuyo resultado fue que el hombre se llenó
de imágenes, de fantasías— en que, como es sabido, aun los animales superiores
son tan pobres; es decir, que se encontró dentro con todo un mundo imaginario,
por tanto, con un mundo interior de que el animal carece, un mundo interior
frente, aparte y contra el mundo exterior”.
“Y he aquí que, desde entonces, esa última bestia que es
el primer hombre tiene que vivir, a la vez, en dos mundos —el de dentro y el de
fuera—, por tanto, irremediablemente y para siempre, inadaptado,
desequilibrado; esta es su gloria, esta es su angustia. El hombre es el animal
fantástico; nació de la fantasía, es hijo de «la loca de la casa». (…) (Lo que
caracteriza) efectivamente la vida humana (es) que ningún contorno ni cambio de
contorno puede por sí mismo ser calificado de obstáculo, dificultad y reto para
el hombre, sino que siempre (…) la dificultad es relativa a los proyectos que
el hombre crea en su fantasía, a lo que suele llamarse sus ideales; en suma, a
lo que el hombre quiera ser.” (Ortega y Gasset).
 
 
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