lunes, 12 de diciembre de 2022

QUÉ SIGNIFICA “YO QUIERO”


 

El mundo interior es para Ortega un dinamismo que atraviesa varios niveles escalonados que constituyen el trayecto que va desde el más informe y profundo estrato de nuestra intimidad hasta el que sirve de frontera con el mundo exterior, acogido ya a las formas y propuestas que este permite. Al que marca el punto inicial de salida de ese dinamismo lo llama alma corporal, y aún más específicamente, vitalidad: “Cada uno de nosotros es ante todo una fuerza vital: mayor o menor, rebosante o deficiente, sana o enferma. El resto de nuestro carácter dependerá de lo que sea nuestra vitalidad”[1]. En la dirección que va desde la vitalidad, esa fuerza que emana de nuestra intimidad, hacia el mundo exterior, el siguiente estrato de nuestra vida psíquica es el alma: “Es la región de los sentimientos y emociones, de los deseos, de los impulsos y apetitos”[2]. Pero no es a esta parte de nosotros a lo que todavía podamos llamar “yo”. Por el contrario, se trata de fluencias que se nos imponen, emociones que sufrimos pero que emanan de algo profundo y no sometido a nuestro control, y deseos que nos vapulean, que nos hacen brincar de un objeto a otro de manera centrífuga y todavía sin nuestra consciente colaboración. Cuando de uno de esos deseos que trascienden de los objetos, que nacen en nosotros pero que no somos nosotros, se apropia, por fin, nuestra voluntad, o cuando asimismo esta pasa a controlar la manifestación o no de una de aquellas emociones en el mundo exterior, es cuando podemos decir que ha aparecido el último estrato de nuestra vida psíquica: el yo, el espíritu. “Llamo espíritu al conjunto de los actos íntimos de que cada cual se siente verdadero autor y protagonista. El ejemplo más claro es la voluntad. Ese hecho interno que expresamos con la frase ‘yo quiero’, ese resolver y decidir, nos aparece como emanando de un punto céntrico en nosotros, que es lo que estrictamente debe llamarse ‘yo’”[3]. O sea, mi espíritu, que soy yo, superponiéndose a mi alma, que son mis deseos, mis inclinaciones.



[1] O y G: “Vitalidad, alma, espíritu”, “El Espectador” Vol. V, O. C. Tº 2, p. 456.

[2] O y G: “Vitalidad, alma, espíritu”, “El Espectador” Vol. V, O. C. Tº 2, p. 462.

[3] O y G: “Vitalidad, alma, espíritu”, “El Espectador” Vol. V, O. C. Tº 2, p. 461.

No hay comentarios:

Publicar un comentario