¿Qué es esta mesa? ¿Cuál es el ser de esta mesa? “En
rigor, la mesa (…) no tiene ser por sí: está ahí facilitando o dificultando mi
vida (…) me sirve o me desirve, me favorece o me perturba”. Me sirve,
por ejemplo, para poder escribir sobre ella. “Sin embargo, ¿y si huyo porque
hay fuego? La mesa me estorba” El ser de la mesa “depende de lo que yo tenga que
hacer: escribir o huir”. La mesa no tiene ser por sí misma. “Depende
lo que la circunstancia sea de quién sea yo: el que tiene que escribir o el que
tiene que correr. Esto transfiere a mí el problema del ser de las cosas. Para
responder a ¿qué son las cosas? tengo que preguntarme ¿qué soy yo? Pero
(asimismo) yo soy el que tiene que habérselas con la circunstancia, el que
tiene que ser en ella. Lo que yo puedo y debo ser, depende, pues, a su vez, de
ella (…) Lo que indica que el problema del ser es el de lo uno y lo otro, el
hombre y su circunstancia (…) El hecho radical e irremediable es que el hombre
viviendo se encuentra con que ni las cosas ni él tienen un ser; con que no
tiene más remedio que hacer algo para vivir, que decidir su hacer en cada
instante, o lo que es igual, que decidir su ser, y esto incluye, como hemos
visto, el ser de las cosas” (Ortega y Gasset[1]).