martes, 31 de enero de 2023

ATENDIENDO A LA POSIBLE DICICULTAD DE LAS CITAS DE AYER

 

Las opiniones expuestas en esas citas son el contrapunto de esto otro que decía Nietzsche: “En última instancia lo que amamos es nuestro deseo, no lo deseado”. El deseo este de Nietzsche no se paraba en ningún objeto, no se detenía en ninguna meta, proponía que cuando se llegase a una se estuviera pensando en ir sin descanso a la siguiente. María Zambrano decía de esta actitud: “Nietzsche, ímpetu sin fin de vida, necesitaba la gracia luminosa que detuviera su desesperada carrera, que encantara su ambición demoníaca, que hiciera al fin descansar al judío errante”. Y concluía la misma Zambrano: “Nietzsche destruyó su vida al no haber podido alcanzar forma” (Nietzsche acabó en la locura). Adquirir "forma" es, como dice Ortega, detenerse en alguna clase de meta, considerar que en alguna parcela de la vida ya se ha llegado a donde había que llegar, no seguir, por tanto, anhelando ir más allá. Lo que toca entonces es repetir. Por ejemplo, cuando uno ha llegado a formar un hogar: si se concluye que eso es lo que se quería, ese ha de ser el lugar al que regresar cada noche, no hay algo alternativo que seguir buscando en esa parcela de vida. El compromiso, la fidelidad han de venir a sustituir a aquel deseo que sigue empujando, como en Nietzsche, más allá de lo deseado. En esa parte de la vida hay que desistir de seguir buscando, de seguir deseando.

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