“Hay una ecuanimidad y una tranquilidad de espíritu que solo pueden ser
logradas mediante el contacto con lo sublime. El sentimiento más hermoso que
podemos experimentar (dijo Einstein) es lo misterioso (…) La mezquina rutina de
los problemas diarios (…) tiende a embotar nuestra sensibilidad para el goce de
la grandeza y de lo maravilloso. Pero el verdadero artista, el verdadero
científico, nunca pierde esta facultad; es la esencia de su ser, buscar cosas
nuevas desconocidas” (Hans Selye, médico creador del concepto de “estrés”[1]).
●●●●●●●●
“El estremecimiento es la parte mejor de la humanidad. Por mucho que el
mundo se haga familiar a los sentidos, siempre sentirá lo enorme profundamente
conmovido” (Goethe[2]).
●●●●●●●●
“Mil cosas pasan en nuestro derredor que no acertamos a explicar: nos
envuelve lo desconocido. Podrá la agitación y el ruido de la vida cotidiana
acallar esas voces indistintas que nos llegan no se sabe de dónde, porque en
esa existencia atropellada y resonante hasta nos olvidamos de nosotros mismos y
no oímos nuestras más íntimas ideaciones; pero en cuanto nos quedamos solos se
erguirá a nuestro lado el «misterio», como un compañero sombrío, mudo, que
ignoramos de dónde viene y hace camino con nosotros. Aunque cultivemos el
escepticismo más perfecto, aunque empapemos los sentidos en todos los placeres,
aunque cerremos a fuerza de razonamiento las ventanas de nuestro interior, el
«misterio» nos acosará, nos atormentará, murmurará en derredor como un enjambre
de abejas invisibles” (Ortega y Gasset[3]).
●●●●●●●●
“Mas voy a oriente y no está allí,
a occidente, y no doy con Él.
Lo busco en el norte y no lo encuentro,
en el sur, y no alcanzo a verlo”
(Job,
cap. 23, versículos 8 y 9)
No hay comentarios:
Publicar un comentario