No hablamos de la duda del asno de Buridán, que, indeciso
entre comer de un cesto de heno para saciar su hambre y beber de un caldero de
agua que apagara su sed, acabó muriendo de hambre y de sed. La duda siempre se
constituye a partir de dos opciones que se presentan asimétricas, y entre las
cuales es preciso apostar por la que parece mejor.
●●●●●●●●●
“El vigor intelectual de un
hombre, como de una ciencia, se mide por la dosis de escepticismo, de duda que
es capaz de digerir, de asimilar. La teoría robusta se nutre de duda y no es la
confianza ingenua que no ha experimentado vacilaciones; no es la confianza
inocente, sino más bien la seguridad en medio de la tormenta, la confianza en
la desconfianza. Ciertamente que es aquélla, la confianza, la que queda
triunfando de ésta y sobre ella, quien mide el vigor intelectual. En cambio, la
duda no sojuzgada, la desconfianza no digerida es... «neurastenia».” (Ortega
y Gasset[1]).
●●●●●●●●●
“La verdadera
ciencia enseña, ante todo, a dudar y a ignorar” (Miguel
de Unamuno[2]).
●●●●●●●●●
“Al nacimiento y perpetuo
renacimiento de la filosofía asiste siempre inexorable sólo un hada, el hada
más fea: la duda” (Ortega y Gasset[3]).
[1]
Ortega y Gasset: “¿Qué es filosofía?”, O. C. Tº 7, p. 302.
[2]
Miguel de Unamuno: “Del sentimiento trágico de la vida”, Madrid, Espasa Calpe,
1967, p. 75.
[3]
Ortega y Gasset: “Sobre la razón histórica”, O. C. Tº 12, p. 160.
No hay comentarios:
Publicar un comentario