El hombre, salvo si actúa de “mala fe”, se inventa a sí mismo, dice Jean-Paul Sartre. No hay nada previo en lo que pueda sustentarse, en lo que se pueda apoyar para hacerse a sí mismo. Antes de autoinventarse no es nada. Y la realidad tampoco transmite ningún signo sobre el que apoyarse, nada que comprometa a ser hoy lo mismo que fue ayer. Sartre, pues, un actor principal a la hora de trasladar a la filosofía el nihilismo que sobre nuestra cultura ha ido depositando el espíritu de los tiempos, y que otros se han ocupado de trasladar a la literatura, al arte, a la música… y a la manera de entender la vida en general. Sartre ha sido, quizás, el filósofo más venerado de nuestro tiempo, y sus libros se han vendido por millones de ejemplares. Para quienes advertimos el peligro que de la mano del nihilismo amenaza a nuestra cultura, comprender el pensamiento de personajes como Sartre, así como la forma en que ese pensamiento se tradujo, para empezar, en su propia vida, es una tarea ineludible si se quiere dar la batalla cultural en la que tanto nos estamos jugando.
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