martes, 21 de noviembre de 2023

EL “YO” HA DE REALIZARSE EN UNA “CIRCUNSTANCIA” (Transcripción del vídeo publicado en Facebook)

 

“Cumpla lo que la justicia exige. Sé que no es creyente, pero le juro que la vida le sacará a flote. Después estará contento de sí mismo. Lo que usted necesita es aire, ¡aire, aire!”[1]. Esto es lo que, en la más famosa novela de Dostoievski, “Crimen y Castigo”, le espetó el comisario Porfiri Petrovich, en privada conversación, a Rodia Raskólnikov, cuando le hizo a este evidente que sabía que era el asesino de Aliona Ivánovna, una vieja usurera, y de su hermana Lizaveta, tratando amistosamente de aconsejarle para que su alma encontrara por fin el sosiego que había perdido desde que empezó a planear aquel asesinato. El gran escrutador de almas que fue Fiodor Dostoievski hizo en la novela un detallado retrato psicológico de Raskólnikov y de la recargada atmósfera vital en la que sus intenciones asesinas fueron fermentando: “Se había replegado hasta tal punto sobre sí mismo –dice de él Dostoievski en cierto momento de la narración– y se había aislado tanto de los demás, que le producía aprensión la idea de cruzarse, no ya con la dueña de su casa, sino con cualquiera otra persona (…) Se había desentendido por completo de las cuestiones del diario vivir y no quería ocuparse de ellas”[2]. Por eso el comisario le recomendaba ¡aire!, salir de sí mismo, de esa centrípeta manera de situarse ante las cosas en la que el mundo dejaba de ser tenido en cuenta.

Y es que, como decía María Zambrano, “Constitutivamente la vida corre y aun se escapa hacia una finalidad. Basta no encontrarla tanto como es preciso, o fatigarse de ella para recaer y sentirse siempre ‘aquí’, fijo, sometido a sujeción” (María Zambrano[3]). Que es, precisamente, como se encontraba Raskólnikov, incapaz de salir de su habitación.

Si hubiera tenido la oportunidad, Ortega también le habría recomendado a Raskólnikov algo semejante al comisario Petrovich y a María Zambrano, puesto que dejó dicho que “Vivir significa tener que ser fuera de mí” (Ortega y Gasset[4]). Y también dijo: “Existencia (...) significa (...) ejecución de una esencia (...) fuera de mí” (Ortega y Gasset[5]). Las metas de la vida nos esperan ahí afuera, en el mundo.

Otro día más. Hasta entonces, amigos.



[1] Fiodor Dostoievski: “Crimen y Castigo”, Barcelona, Orbis, p. 503.

[2] Fiodor Dostoievski: “Crimen y Castigo”, Barcelona, Orbis, pp. 5-6.

[3] María Zambrano: “Persona y democracia”, Madrid, Siruela, 1996, p. 62.

[4] Ortega y Gasset: “El hombre y la gente”, O. C. Tº 7, p. 106.

[5] Ortega: “Unas lecciones de Metafísica”, O. C., Tº 12, pp. 56-57.

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