“En toda agrupación humana se
produce espontáneamente una articulación de sus miembros según la diferente
densidad vital que poseen. Esto se advierte ya en la forma más simple de
sociedad: en la conversación. Cuando seis hombres se reúnen para conversar, la
masa indiferenciada de interlocutores que al principio son queda poco después
articulada en dos partes, una de las cuales dirige en la conversación a la
otra, influye en ella, regala más que recibe. Cuando esto no acontece es que la
parte inferior del grupo se resiste anómalamente a ser dirigida, influida por
la porción superior, y entonces la conversación se hace imposible. Así, cuando
en una nación la masa se niega a ser masa —esto es, a seguir a la minoría
directora—, la nación se deshace, la sociedad se desmembra, y sobreviene el
caos social, la invertebración histórica. Un caso extremo de esta
invertebración histórica estamos ahora viviendo en España” (Ortega y Gasset[1]).
[1]
Ortega y Gasset: “España invertebrada”, O. C. Tº 3, Madrid, Alianza, 1983, p.
93.
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