“El artista es el portavoz de los secretos psíquicos de su
época –dice Carl Gustav Jung– (…) Tiene la ilusión de que habla por sí mismo,
mas quien habla por sus labios es el espíritu de su época”. Velázquez surgió en
un momento crítico de la historia en que los ideales –a menudo excesivos y en
conflicto con la realidad–, que habían guiado a los hombres en la época
anterior, empezaron a dejar de estar vigentes y a ser paulatinamente
sustituidos por el apego a lo material, lo inmediato, lo cotidiano, lo vulgar.
Ese cambio ha transmitido su impronta hasta el día de hoy. El arte, como dice
Jung, actuó y sigue actuando, de portavoz de ese cambio, y el artista más
significado de todos en ese momento de transición fue Velázquez. Podríamos
decir que el arte actual es heredero… ¿contrahecho? de aquel genial pintor.
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