sábado, 30 de octubre de 2021

SOMOS EL QUE ESTAMOS OBLIGADOS A SER + LO QUE IMPONEN LAS CIRCUNSTANCIAS + EL AZAR

 

   “El hombre se esfuerza y lucha por realizar, en el mundo que al nacer encuentra, el personaje imaginario que constituye su verdadero yo (…) Este personaje ideal que cada uno de nosotros es se llama «vocación». Nuestra vocación choca con las circunstancias, que en parte la favorecen y en parte la dificultan. Vocación y circunstancia son, pues, dos magnitudes dadas que podemos definir con precisión y claramente entenderlas, una frente a la otra, en el sistema dinámico que forman. Pero en ese sistema inteligible interviene un factor irracional: el azar. De esta manera podemos reducir los componentes de toda vida humana a tres grandes factores: vocación, circunstancia y azar” (Ortega y Gasset[1]).

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   En 1913 Jung decidió retirarse de su puesto de profesor auxiliar en la Universidad de Zurich, en el que había permanecido durante ocho años, para dedicarse al análisis del inconsciente, algo que su vocación le exigía, pero que al principio le costó. Dice al respecto: “Naturalmente que me disgustó, sentía incluso rabia por el destino y en muchos aspectos lamenté el no poder circunscribirme a lo que es comprensible para todos. Pero emociones de este tipo son pasajeras. En el fondo no significan nada. Por el contrario, lo otro es importante y si uno se concentra en lo que la íntima personalidad quiere y dice, desaparece el dolor” (Carl G. Jung[2]).

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    “Todo ser es feliz cuando cumple su destino, es decir, cuando sigue la pendiente de su inclinación, de su esencial necesidad, cuando se realiza, cuando está siendo lo que en verdad es (…) El destino de cada cual es, a la vez, su mayor delicia” (Ortega y Gasset[3]).

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   “La virtud del niño es el deseo, y su papel, soñar. Pero la virtud del hombre es querer, y su papel hacer, realizar (el querer se diferencia del deseo en que es siempre un querer hacer, querer lograr). El imperativo de hacer, de conseguir efectivamente algo, nos fuerza a limitarnos. Y eso, limitarse, es la verdad, la autenticidad de la vida. Por eso toda vida es destino. Si fuese nuestra existencia ilimitada en formas posibles y en duración, no habría destino. ¡Jóvenes, la vida auténtica consiste en la alegre aceptación del inexorable destino, de nuestra incanjeable limitación! (…) El que de verdad ha aceptado una vez su destino, su limitación, quien les ha dicho «sí», es inconmovible” (Ortega y Gasset[4]).



[1] Ortega y Gasset: “Velázquez”, O. C. Tº 8, p. 468.

[2] Carl G. Jung: “Recuerdos, sueños, pensamientos”, Barcelona, Seix Barral, 1981, p. 201.

[3] Ortega y Gasset: “¿Qué es filosofía?, O. C. Tº 7, p. 278.

[4] Ortega y Gasset: “Misión de la Universidad”, O. C. Tº 4, p. 338.

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