“No, no; el horizonte de nuestra percepción no es el horizonte de la
realidad. Por esto Leibniz, cuando quiere definir el síntoma decisivo del
espíritu, advierte que no consiste en la percepción, por la cual nos damos
cuenta de lo que tenemos delante, sino en lo que sugestivamente llama percepturitio,
es decir, (una tendencia a nuevas percepciones), una como sensibilidad para lo
que aún no está ante nosotros, para lo ausente, desconocido, futuro, remoto y
oculto. Este apetito, esta conación e impulso nos hace rodar más allá de
nosotros mismos, aumentarnos, superarnos. Sin ese afán de acaparar el mundo, el
hombre sería únicamente la más blanda de las rocas” (Ortega y Gasset[1]).
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“Se
trata de cómo puede darse en la mente humana la conciencia de los valores antes
que la conciencia de las cosas en que esos valores residen o van a residir; por
tanto, el problema de la sensibilidad a
priori de los valores, que es una de las
más sorprendentes potencias del hombre y la creadora por excelencia (…) Cada
hombre, cada pueblo, cada época es, antes que nada, un cierto sistema de
preferencias a cuyo servicio pone el resto de su ser (…) Es, en suma, nuestra «vocación»—palabra
estupenda que describe exactamente esta vocecita insonora que en el fondo de
nuestra persona nos llama en todo instante a ser de un cierto modo” (Ortega
y Gasset[2]).
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“Al hombre le son dadas las cosas, pero no su ser. Es el hombre el que
poner el ser a las cosas. Ortega diferencia entre cosa, que no tiene ser, y
ente, que es la cosa más el ser, es decir, una cosa cuando me ocupo de su ser.
El ser de las cosas no lo encontramos en ellas, sino que lo buscamos dentro de
nosotros, ensimismándonos, porque el ente es como una presciencia, un a priori o reminiscencia, como
había dicho Platón” (Javier Zamora Bonilla[3]).
[1]
Ortega y Gasset: “Ideas sobre Pío Baroja”, El Espectador, Vol. 1, O. C. Tº 2,
p. 77.
[2] Ortega
y Gasset: “Introducción a Velázquez”, O. C. Tº 8, pp. 565-566.
[3]
Javier Zamora Bonilla: “Ortega y Gasset”, Barcelona, Plaza Janés, 2002, p. 290
El ser de las cosas,década cosa, creo, es lo que necesita el mundo para ser tal,lo que lo "realiza", lo que lo confirma; la cosa es la circunstancia del mundo.
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