lunes, 16 de junio de 2025

POR QUÉ LA VERDAD ES NECESARIA

 

“No ignoro que hay gentes las cuales creen haber llegado a la averiguación de que la verdad no existe (…) Nietzsche pensaba de este modo: «la vida quiere ficción, vive de la ficción». Y con esta opinión no puedo hacer otra cosa que respetarla tanto como no compartirla. Creo que precisamente ahora llegamos a ver claro, por vez primera, hasta qué punto la verdad es una necesidad constitutiva del hombre (…) Había parecido siempre pura frase la socrática expresión de «que una vida sin afán de verdad no es vividera para el hombre». Pero ahora entendemos hasta qué punto es literalmente así. La vida sin verdad no es vivible. De tal modo, pues, la verdad existe, que es algo recíproco con el hombre. Sin hombre no hay verdad, pero, viceversa, sin verdad no hay hombre. Este puede definirse como el ser que necesita absolutamente la verdad y, al revés, la verdad es lo único que esencialmente necesita el hombre, su única necesidad incondicional. Todas las demás, incluso comer, son necesarias bajo la condición de que haya verdad, esto es, de que tenga sentido vivir” (Ortega y Gasset[1]).



[1] Ortega y Gasset: “Prólogo para alemanes”, Madrid, Revista de Occidente, O. C. Tº 8, pp. 39-40

viernes, 13 de junio de 2025

ESTAMOS OBLIGADOS A SER AUTÉNTICOS

“La necesidad cósmica consiste en que el astro no puede eludir su trayectoria. Pero, en cambio, ésta le es regalada, no tiene que hacérsela él. Su conducta –su ser– le llega ya decidida y, por muy grande que sea y muy ardiente, va el astro, como un niño dormido, en la cuna de diamante de su órbita. El pobre ser humano, por el contrario, se encuentra colocado en una posición dificilísima. Porque es como si se le dijera: “Si quieres realmente ser, tienes necesariamente que adoptar una muy determinada forma de vida. Ahora: tú puedes, si quieres, no adoptarla y decidir ser otra cosa que lo que tienes que ser. Mas entonces, sábelo, te quedas sin ser nada, porque no puedes ser verdaderamente sino el que tienes que ser, tu auténtico ser”. La necesidad humana es el terrible imperativo de autenticidad. Quien libérrimamente no lo cumple, falsifica su vida, la desvive, se suicida. Resulta, pues, que se nos invita a lo que se nos obliga” (Ortega y Gasset[1])



[1] Ortega y Gasset: “El tema de nuestro tiempo”, Madrid, Alianza, p. 30.

jueves, 5 de junio de 2025

VIVIR ES IR EN POS DE UNOS IDEALES

“Vida es lucha con las cosas para sostenerse entre ellas” (Ortega y Gasset(1)). Para tratar de comprender el problema que son las cosas disponemos de la razón y de los instrumentos a través de los cuales se desenvuelve: los conceptos. Los conceptos se construyen no ateniéndose estrictamente a lo que son las cosas concretas, sino haciendo referencia a modos de ser ideales hacia los que apuntan esas cosas concretas. Una silla es algo que aproximadamente se corresponde con la idea de silla que tenemos guardada en nuestra mente; una acción justa es algo que busca acercarse al ideal de justicia. La realidad en su conjunto, tomada desde la perspectiva de los conceptos o ideales hacia los que es referida, es algo así como un estado provisional, un momento de descanso en el tránsito hacia ese ideal. Es lo que venía a decir Ortega cuando afirmaba que “la forma es un movimiento detenido”(2). Es decir, que lo que la cosa ha llegado a ser es una interrupción en su camino hacia fundirse con su ideal. También discurría por los mismos derroteros E. M. Cioran: “El universo es una pausa del espíritu”(3). Incluso Unamuno gravitaba alrededor de esta misma idea cuando decía: “El espíritu dice: ¡quiero ser! Y la materia le responde: ¡no lo quiero!”(4).



[1] Ortega y Gasset: “La rebelión de las masas”, O. C., Tº 4, p. 236.

[2] Ortega y Gasset: “El Espectador”, Vol. VII, O. C., Tº 2, p. 590.

[3] E. M. Cioran: “El ocaso del pensamiento”, Barcelona, Tusquets, 2000, p. 293.

[4] Unamuno: “Del sentimiento trágico de la vida”, Madrid, Espasa-Calpe, 1967, p. 161.

domingo, 1 de junio de 2025

EL CAMINO DE LA VIDA EMPIEZA POR SABER QUE SE ESTÁ PERDIDO

 

“La vida es por lo pronto un caos donde uno está perdido. El hombre lo sospecha; pero le aterra encontrarse cara a cara con esa terrible realidad, y procura ocultarla con un telón fantasmagórico donde todo está muy claro. Le trae sin cuidado que sus «ideas» no sean verdaderas; las emplea como trincheras para defenderse de su vida, como aspavientos para ahuyentar la realidad. El hombre de cabeza clara es el que se liberta de esas «ideas» fantasmagóricas y mira de frente la vida, y se hace cargo de que todo en ella es problemático, y se siente perdido. Como esto es la pura verdad —a saber, que vivir es sentirse perdido—, el que lo acepta ya ha empezado a encontrarse, ya ha comenzado a descubrir su auténtica realidad, ya está en lo firme. Instintivamente, lo mismo que el náufrago, buscará algo a que agarrarse, y esa mirada trágica, perentoria, absolutamente veraz porque se trata de salvarse, le hará ordenar el caos de su vida. Estas son las únicas ideas verdaderas: las ideas de los náufragos. Lo demás es retórica, postura, íntima farsa. El que no se siente de verdad perdido se pierde inexorablemente; es decir, no se encuentra jamás, no topa nunca con la propia realidad” (Ortega y Gasset[1])



[1] Ortega y Gasset: “La rebelión de las masas”, O. C. Tº 4, p. 254.