“Vida es lucha con las cosas para sostenerse entre ellas” (Ortega y Gasset(1)).
Para tratar de comprender el problema que son las cosas disponemos de la razón
y de los instrumentos a través de los cuales se desenvuelve: los conceptos. Los
conceptos se construyen no ateniéndose estrictamente a lo que son las cosas
concretas, sino haciendo referencia a modos de ser ideales hacia los que
apuntan esas cosas concretas. Una silla es algo que aproximadamente se
corresponde con la idea de silla que tenemos guardada en nuestra mente; una
acción justa es algo que busca acercarse al ideal de justicia. La realidad en
su conjunto, tomada desde la perspectiva de los conceptos o ideales hacia los que
es referida, es algo así como un estado provisional, un momento de descanso en
el tránsito hacia ese ideal. Es lo que venía a decir Ortega cuando afirmaba que “la forma es un movimiento
detenido”(2).
Es decir, que lo que la cosa ha llegado a ser es una interrupción en su camino
hacia fundirse con su ideal. También discurría por los mismos derroteros E. M. Cioran: “El universo es una pausa del espíritu”(3).
Incluso Unamuno gravitaba
alrededor de esta misma idea cuando decía: “El espíritu dice: ¡quiero ser! Y la materia
le responde: ¡no lo quiero!”(4).
[1]
Ortega y Gasset: “La rebelión de las masas”, O. C., Tº 4, p. 236.
[2]
Ortega y Gasset: “El Espectador”, Vol. VII, O. C., Tº 2, p. 590.
[3]
E. M. Cioran: “El ocaso del pensamiento”, Barcelona, Tusquets, 2000, p. 293.
[4]
Unamuno: “Del sentimiento trágico de la vida”, Madrid, Espasa-Calpe, 1967, p.
161.
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