miércoles, 31 de julio de 2024

SOMOS LO QUE CONSEGUIMOS OPONER A LAS DIFICULTADES Y LIMITACIONES

“Los antiguos desconfiaban del éxito porque temían la envidia de los dioses, pero también el peligro del desequilibrio interior causado por cualquier éxito como tal” (E. M. Cioran[1]).

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“En la vida humana la buena suerte es una divinidad peligrosa, más peligrosa que la mala. Mientras esta aniquila desde fuera y visiblemente, aquella destruye, corrompe desde dentro sin que ello se advierta desde el exterior” (Ortega y Gasset[2]).

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“(Es preciso) contrarrestar nuestra ingenua tendencia a creer que la sobra de medios favorece la vida. Todo lo contrario. Un mundo sobrado de posibilidades produce, automáticamente, graves deformaciones y viciosos tipos de existencia humana —los que se pueden reunir en la clase general «hombre-heredero» de que el «aristócrata» no es sino un caso particular, y otro, el niño mimado, y otro, mucho más amplio y radical, el hombre-masa de nuestro tiempo” (Ortega y Gasset[3]).



[1] E. M. Cioran: “Ese maldito yo”, Barcelona, Tusquets, 1988, pág. 22

[2] Ortega y Gasset: “Goethe sin Weimar”, O. C. Tº 9, p. 590.

[3] Ortega y Gasset: “La rebelión de las masas”, O. C. Tº 4, p. 209.

domingo, 28 de julio de 2024

EL "YO" QUE SOMOS Y EL LOCO QUE NOS HABITA: ¿son reconciliables?

“Cada uno de nosotros es ante todo una fuerza vital”, dice Ortega. Esa fuerza vital es, en origen, arrolladora, caótica, informe. Su representante mitológico es el dios Dionysos, el dios de las borracheras, la locura y los excesos. Como contrapunto de esa fuerza vital existe el principio de realidad, que está destinado a proponerse siempre como decepcionante, a estar permanentemente por debajo de lo que la pasión dionisíaca demanda. Si cedemos a las demandas de esa pasión estaremos abocados a la locura y al extravío, pero si nos sometemos a la decepcionante realidad anularemos esa energía y caeremos en la depresión. El dios Apolo viene a hacernos una propuesta que vendría a superar este intrincado dilema: partamos de la realidad, pero para elevarnos desde ella en dirección hacia nuestros ideales.

jueves, 25 de julio de 2024

LA VITALIDAD ES UNA FUNCIÓN DEL SENTIDO QUE DEMOS A LA VIDA

“Cada hombre lleva dentro de sí, más o menos, la posibilidad de aumentar el peso metafísico de la tierra. Un hombre convencido de que en el mundo no hay nada que pueda adecuadamente llamarse voluntad, construirá dentro de sí un sistema de reacciones muy distinto del que vea en el tapiz de la realidad huecos, brechas donde puede insertarse un albedrío heroico” (Ortega y Gasset[1])

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“Los sentimientos de un individuo llevan la huella del significado que otorga a la vida y del objetivo que ha fijado a sus esfuerzos” (Alfred Adler(2))



[1] Ortega y Gasset: “La voluntad del Barroco”, en “Meditaciones sobre la literatura y el arte”, Madrid, Castalia, 1988, p. 248.

[2] Alfred Adler: “El sentido de la vida”, Madrid, Espasa Calpe, 1975, p. 31.

lunes, 22 de julio de 2024

EL VALOR DE LA ESPERANZA (POR QUÉ A VECES DELIRAMOS)

 

(Don Quijote a Sancho Panza) “(Con el bálsamo de Fierabrás) no hay que tener temor a la muerte, ni hay que pensar morir de herida alguna. Y así, cuando yo lo haga y te lo dé, no tienes más que hacer que, cuando veas que en alguna batalla me han partido en dos por la mitad del cuerpo, como muchas veces suele acontecer, la parte del cuerpo que caiga al suelo, y antes que la sangre se coagule, la pondrás bonitamente y con mucha sutileza sobre la otra mitad que queda en la silla, advirtiendo que encaje perfectamente y con exactitud. Luego me darás a beber dos tragos sólo del bálsamo que he dicho, y me verás quedar más sano que una manzana” (Miguel de Cervantes[1]).

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 “La esperanza (…) no siempre sabe lo que pide (María Zambrano”[2]).

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“Bajo la objetividad (…) alguna esperanza ha quedado aprisionada” (María Zambrano[3]).

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“La esperanza es la última substancia de nuestra vida” (María Zambrano[4]).



[1] Miguel de Cervantes: “Don Quijote de la Mancha”, Barcelona, Destino, 2015, p. 92.

[2] María Zambrano: “Hacia un saber sobre el alma”, Madrid, Alianza, 1987,  p. 100

[3] María Zambrano: “Hacia un saber sobre el alma”, Madrid, Alianza, 1987, p. 100.

[4] María Zambrano: “Hacia un saber sobre el alma”, Madrid, Alianza, 1987, p. 100.

viernes, 19 de julio de 2024

LA HISTORIA ES UNA INMENSA ETIMOLOGÍA

 

Conocer la etimología del saludo (como quedó expuesto en la anterior publicación) no sirve sólo para satisfacer una curiosidad sin más trascendencia, sino que ella nos proporciona un ejemplo destinado a descubrir el sentido de lo que debe de ser la historia. Porque ésta no sólo consiste en el erudito conocimiento de hechos concretos (a lo cual se suele reducir la historiografía al uso), sino en la indagación de sus causas y consecuencias. El asesinato de Julio César en el 44 a. de C. es uno de los hechos más trascendentales de la historia; pero si no indagamos en sus causas y sus consecuencias, si lo tratamos como un mero hecho en sí, no lo entenderemos. Hemos de conocer su “etimología”, su sentido. Dice Ortega al respecto: “El hombre es constitutivamente, por su inexorable destino como miembro de una sociedad, el animal etimológico. Según esto, la historia toda no sería sino una inmensa etimología, el grandioso sistema de las etimologías. Y por eso existe la historia, y por eso el hombre la ha menester, porque ella es la única disciplina que puede descubrir el sentido de lo que el hombre hace y, por tanto, de lo que es (…) Etimología es el nombre concreto de lo que más abstractamente suelo llamar «razón histórica»”[1]. La razón histórica o razón vital es el método que Ortega aplica a su filosofía.



[1] Ortega y Gasset: “El hombre y la gente”, O. C. Tº 7, Alianza, p. 220.

martes, 16 de julio de 2024

POR QUÉ NOS DAMOS LA MANO PARA SALUDAR

 

“El saludo es (para empezar) un gesto de sumisión del inferior hacia el superior. El hombre primitivo, cuando vencía al enemigo, le mataba. Pero el primitivo se refina y en vez de matar al enemigo hace de él su esclavo. El esclavo reconoce su situación de inferioridad, de vencido perdonado, haciéndose el muerto, es decir, tendiéndose en el suelo ante el vencedor. Según esto sería el saludo primigenio la imitación del cadáver. El progreso subsiguiente consiste en la incorporación progresiva del esclavo para saludar: primero se pone en cuatro patas, luego se pone de rodillas, las manos con las palmas juntas en las manos de su señor, en signo de entrega, de ponerse en su mano (…) Es el “manus dare” de los romanos —de donde viene nuestro vocablo “mandar”. El mando domestica al hombre y le hace, de fiera que era, mansueto, manso. Posteriormente a lo dicho, el saludo deja de ser gesto de vencido a vencedor y se convierte en manera general de inferior a superior. El inferior, ya el hombre de pie, toma la mano del superior y la besa. Es el «besamanos». Pero los tiempos se democratizan y el superior, ficticia o sinceramente, se resiste a esa señal de inferioridad reconocida. ¡Qué diablos! Todos somos iguales. Y ¿qué pasa entonces? Yo, inferior, tomo la mano de mi superior y la elevo hacia mis labios para besarla, pero él no quiere y la retira; yo, entonces, vuelvo a insistir y él vuelve a retirarla, y de esta lucha resulta elegantemente... el apretón de manos” (Ortega y Gasset[1])



[1] Ortega y Gasset: “El hombre y la gente”, O. C. Tº 7, pp. 217 a 219

sábado, 13 de julio de 2024

Introducción a "¿QUÉ ES FILOSOFÍA?", de Ortega y Gasset (parte 4ª DE 4)

Descartes dice: “pienso… luego existo”; no dice: “tengo pensamientos, representaciones de objetos”, sino que deduce que él existe del hecho de “pensar”; ¿pensar en qué? No, no, nada de “en qué”, sólo de pensar. Pero eso es una abstracción, no se produce el hecho de pensar al margen de pensar… en algo, en algún objeto. “Yo” no soy “pensamiento”, como si esto fuera una categoría en sí y sin necesidad de algo circunstante en lo que efectivamente se piense. Al considerar que sí, que soy “pensamiento” (al margen de lo pensado), la realidad, la existencia, queda subsumida en ese pensamiento, en esa abstracción. La realidad pasa a ser una sucursal de mi pensamiento. Desde ahí se llegará al “yo soy todo”, de Fichte. Y sin solución de continuidad… al yo soy hombre o mujer según YO lo decida; o arte es lo que YO (artista) decida que es arte. El mundo, con el racionalismo y el idealismo, ha quedado encerrado en el yo. Ya no hay hechos, como dirá Nietzsche, sino interpretaciones; lo que yo diga y a mí me parezca sustituirá a lo que creíamos que eran hechos. Y de ahí se pasará sin problemas al “todo está permitido”, porque cada cual, el "yo" de cada cual, es libre de interpretar lo que quiera. Y desde esto último… a la amenaza de caer en el abismo, que es en lo que estamos.

viernes, 12 de julio de 2024

MOTIVOS PARA LA ESPERANZA

 

“Cada vez que se yergue una monstruosidad psíquica o social, también, contra toda ley y toda expectativa, se prepara una compensación” (Carl Gustav Jung[1])

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“Cada vez que una cultura alcanza su apogeo, más tarde o más temprano llega la época de su disgregación. La disolución, carente de apariencia de sentido y de esperanza, en su diversidad sin coherencia ni dirección que podría llenarnos de desesperación y repugnancia, contiene sin embargo, en su oscuro interior, el germen de una nueva luz” (Carl G. Jung(2))

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“No sé por qué solemos entender la palabra «crisis» con un significado triste; crisis no es sino cambio intenso y hondo; puede ser cambio a peor, pero también cambio a mejor” (Ortega y Gasset[3])

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“Una cultura no se desintegra, da a luz” (Carl G. Jung(4))



[1] Carl Gustav Jung: “La mujer en Europa”, en “Civilización en transición”, Obra Completa, vol. 10, Madrid, Trotta, 2001, p. 119.

[2] Carl G. Jung: “El significado de la psicología para el presente”, en “Civilización en transición”, Obra Completa, vol. 10-“Sobre lo inconsciente”, Madrid, Trotta, 2001, p. 138.

[3] Ortega y Gasset: “¿Qué es filosofía?”, O. C. Tº 7, Alianza, p. 302.

[4] “El significado de la psicología para el presente”, en “Civilización en transición”, Obra Completa, vol. 10-Madrid, Trotta, 2001, p. 139.


martes, 9 de julio de 2024

LLEGAR A SER UNO MISMO ES UNA CONQUISTA

“Suele con error creerse que la psique humana se forma partiendo de un núcleo central en lo más íntimo de cada persona que luego va engrosando el volumen del alma hasta tocar la del prójimo y formar así la espiritualidad social. Tal suposición impide la inteligencia de la psicología primitiva. La verdad es, más bien, lo inverso. Lo que primero se forma de cada alma es su periferia, la película que da a los demás, la persona o yo social. Se cree lo que creen los demás; se sienten emociones multitudinarias. Es el grupo humano quien, en rigor, piensa y siente en cada sujeto” (Ortega y Gasset[1])

“El yo nace después que el y frente a él, como culatazo que nos da el terrible descubrimiento del , del prójimo como tal, del que tiene la insolencia de ser el otro(Ortega y Gasset[2])

“El yo no adquiere su perfil genuino sin un tú que lo limite y un nosotros que le sirva de fondo. En las pupilas de los otros hallamos el logaritmo de nuestras virtudes y nuestros vicios. Tropezando con el prójimo aprendemos nuestro puesto en el mundo” (Ortega y Gasset[3])



[1] Ortega y Gasset: “Egipcios”, en “El Espectador”, Vol. VIII, O. C. Tº 2, Alianza, p. 716.

[2] Ortega y Gasset: “Historia como sistema”, Obras Completas, Tomo 6, Alianza, Madrid, 1983, pp. 47-48, pág. 386.

[3] Ortega y Gasset: “Personas, obras, cosas”, O. C. Tº 1, p. 529.

domingo, 7 de julio de 2024

INTRODUCCIÓN A “¿QUÉ ES FILOSOFÍA?”, DE ORTEGA Y GASSET - Parte 3ª de 4

Considera Ortega que existió un precedente digamos que inesperado para toda la filosofía moderna: el cristianismo. Descartes, Kant, ¡Nietzsche, el posmodernismo…! ¿recogiendo el legado cristiano? ¡Quién lo hubiera dicho!

Pero lo más importante es que Ortega se propone superar con su filosofía estos precedentes, así como el de la anterior filosofía, la realista, que procede de Grecia. Sin embargo, superarlas significa que antes ha de incorporarlas. En este tercer vídeo de los cuatro que compone la serie veremos cómo Ortega recorre junto a Descartes los argumentos que le llevaron a éste a fundar su filosofía, preparando de esta manera el salto a la exposición de su “razón vital”, cuya explicación será, sobre todo, el objeto del cuarto vídeo.

miércoles, 3 de julio de 2024

EN EL VIVIR NOS ESTÁ FALTANDO EL "PARA QUÉ"

“La mayor parte de los hombres no hacemos sino querer en el sentido económico de la palabra: resbalamos de objeto en objeto, de acto en acto, sin tener el valor de exigir a ninguna cosa que se ofrezca como fin a nosotros. Hay un talento del querer, como lo hay del pensar, y son pocos los capaces de descubrir por encima de las utilidades sociales que rigen nuestros movimientos que nos imponen esta o aquella actitud, su querer personalísimo. Solemos llamar vivir a sentirnos empujados por las cosas en lugar de conducirnos con nuestra propia mano” (Ortega y Gasset[1])

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“Acaso la enfermedad básica de nuestro tiempo sea una crisis de los deseos (…) El repertorio con que hoy cuenta el hombre para vivir, no sólo es incomparablemente superior al que nunca ha gozado (…) y, sin embargo, la desazón es enorme, y es que el hombre actual no sabe qué ser, le falta imaginación para inventar el argumento de su propia vida” (Ortega y Gasset[2])



[1] Ortega y Gasset: “La vida en torno”, en el “El Espectador”, Vol. II, O. C. Tº 2, Alianza, p. 153,

[2] Ortega y Gasset: “Meditación de la técnica”, O. C. Tº 5, pp. 343-44.

EL PELIGRO DE REGRESIÓN HISTÓRICA

“No hay adquisición humana que sea firme. Aun lo que nos parezca más logrado y consolidado puede desaparecer en pocas generaciones. Eso que llamamos «civilización» —todas esas comodidades físicas y morales, todos esos descansos, todos esos cobijos, todas esas virtudes y disciplinas habitualizadas ya, con que solemos contar y que en efecto constituyen un repertorio o sistema de seguridades que el hombre se fabricó como una balsa, en el naufragio inicial que es siempre el vivir—, todas esas seguridades son seguridades inseguras que en un dos por tres, al menor descuido, escapan de entre las manos de los hombres y se desvanecen como fantasmas. La historia nos cuenta de innumerables retrocesos, de decadencias y degeneraciones. Pero no está dicho que no sean posibles retrocesos mucho más radicales que todos los conocidos, incluso el más radical de todos: la total volatilización del hombre como hombre y su taciturno reingreso en la escala animal, en la plena y definitiva alteración. La suerte de la cultura, el destino del hombre, depende de que en el fondo de nuestro ser mantengamos siempre vivaz esta dramática conciencia y, como un contrapunto murmurante en nuestras entrañas, sintamos bien que sólo nos es segura la inseguridad” (Ortega y Gasset[1]).



[1] Ortega y Gasset: “El hombre y la gente”, O. C. Tº 7, Alianza, p. 90.