Dice Ortega: "Goya (es) un genio deforme que se
arrastra tullido y, apoyándose precisamente en sus propias torpezas, acierta a
dar los más ágiles brincos hacia lo sumo del arte (…) En él los errores, fallos
y deficiencias no son menos consustanciales a su ser artístico que en sus
mayores perfecciones. Más aún: la torpeza de Goya, pintor de oficio, es un
componente inseparable de la gracia de Goya, pintor de genio”
La filosofía, la historia, la psicología, el arte, la antropología, la actualidad... de la mano, sobre todo, de Ortega y Gasset, el pensador más importante de todos los tiempos en lengua española
sábado, 29 de enero de 2022
GENIALIDAD Y LOCURA: EL CASO DE GOYA
jueves, 27 de enero de 2022
CUANDO NO HAY ALEGRÍA
Edvard Munch: "Melancolía" |
“Cuando no hay alegría, el alma se retira a un rincón
de nuestro cuerpo y hace de él su cubil. De cuando en cuando da un aullido
lastimero o enseña los dientes a las cosas que pasan. Y todas las cosas nos
parece que hacen camino rendidas bajo el fardo de su destino y que ninguna
tiene vigor bastante para danzar con él sobre los hombros. La vida nos ofrece
un panorama de universal esclavitud. Ni el árbol trémulo, ni la sierra que
incorpora vacilante su pesadumbre, ni el viejo monumento que perpetúa en vano
su exigencia de ser admirado, ni el hombre que, ande por donde ande, lleva
siempre el semblante de estar subiendo una cuesta —nada, nadie manifiesta mayor
vitalidad que la estrictamente necesaria para alimentar su dolor y sostener en
pie su desesperación.
Y, además, cuando no hay alegría, creemos hacer un
atroz descubrimiento. Muy especialmente si la falta de alegría proviene de un
dolor físico percibimos con extraña evidencia la línea negra que limita cada
ser y lo encierra dentro de sí, sin ventanas hacia fuera, como Leibniz decía,
pero sin el infinito que este hombre contento metía dentro de cada uno. Este es
el descubrimiento que hacemos por medio del dolor como por medio de un microscopio:
la soledad de cada cosa.[Ortega y Gasset (1)].
lunes, 24 de enero de 2022
POR QUÉ ORTEGA Y GASSET NO ES VITALISTA
Que Ortega pueda
ser considerado vitalista se podría deducir de afirmaciones suyas como esta: “Cada
uno de nosotros es ante todo una fuerza vital: mayor o menor, rebosante o
deficiente, sana o enferma. El resto de nuestro carácter dependerá de lo que
sea nuestra vitalidad”[1].
Esa “vitalidad” de la que él habla, parecería que viene a ser equivalente a la “voluntad
de la naturale za”, de Schopenhauer, la “voluntad de poder” de Nietzsche o el “élan
vital” (aliento vital) de Henri Bergson. Pero estos sustancializan esa fuerza, la convierten en
un sujeto sin predicado, en una “voluntad” autónoma, anterior e independiente
de cualquier contenido; idea heredera, por tanto, de aquella de Descartes que
convertía el “pensamiento” también en un sujeto sin predicado, pensamiento
anterior a cualquier contenido, independiente de cualquier forma de “lo pensado”.
Idea que Nietzsche, por ejemplo, traducía en aforismos como este: “En
última instancia lo que amamos es nuestro deseo, no lo deseado”[2].
O este otro de idéntico significado (y también de elevado atractivo literario): “Nosotros amamos la vida no
porque estemos habituados a vivir, sino porque estamos habituados a amar”[3].
El caso es que este planteamiento idealista (sujeto sin predicado) acaba
derivando en una inflación del “yo”, según la cual, la realidad es lo que “yo”
diga que es. Y así pudo acabar concluyendo el mismo Nietzsche: “No hay hechos, solo interpretaciones”[4], algo que el posmodernismo ha tomado como
consigna, y que está llevando a catastróficas consecuencias, derivadas de la
pérdida de la idea de realidad como limitación y dificultad.
Por todo ello, la fórmula de Ortega “yo soy yo y mi
circunstancia”, que implica que mi vitalidad no es una sustancia independiente
de su contenido circunstancial, sino aplicado indefectiblemente a una circunstancia
(limitadora, dificultosa) es también superadora del vitalismo.
[1]
Ortega y Gasset: “Vitalidad, alma, espíritu”, en “El Espectador”, vol. 5, O. C.
Tº 2, p. 456.
[2]
Friedrich Nietzsche: “Más allá del bien y del mal”, Madrid, Alianza, 1980, pág.
111.
[3]
F. Nietzsche: “Así habló Zaratustra”, Madrid, Alianza, 1981, p. 70
[4]
Friedrich Nietzsche: “Fragmentos póstumos”, Vol. 4, Madrid, Tecnos, 2008, p.
222.
domingo, 23 de enero de 2022
LA ALEGRÍA ES LA SEÑAL DE QUE HEMOS CONSEGUIDO SALIR AL MUNDO
Resurrección de Lázaro |
“De ordinario, atraviesa el alma períodos de gran porosidad y otros de
extremado hermetismo. Una preocupación grave o aguda suele producir un exceso
de concentración en nuestra intimidad. Se vuelve ésta, por decirlo así, de
espaldas al mundo y atiende con máxima tensión a la pena o conflicto que ocupa
entonces el centro anímico. Nada externo llega adentro: va el alma sorda y
ciega. La alegría, por el contrario, vuelve hacia afuera el alma, la
desconcentra y la convierte en un amplio tejido de abiertos poros, en un como
pabellón de oreja, dispuesto a recoger los menores sonidos. Y como todo ser
débil propende a la preocupación por su debilidad –así el enfermo–, acaece que
los débiles suelen ser criaturas poco sensibles y extrañamente herméticas” (Ortega y Gasset[1]).
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“Se comprende que las emociones puedan hallar en movimientos espaciales sus
correspondencias, sus metáforas. La alegría produce una dilatación de nuestra
persona íntima, la hace irradiar en todas direcciones, despreocuparse; esto es,
perder concentración. Y el gesto jocundo, paralelamente, distiende los
carrillos, eleva las cejas, abre de par en par los ojos y la boca, separa del
tronco los brazos, lanzándolos por el aire en la carcajada; en suma, ejecuta un
movimiento de dispersión muscular. En cambio, la pena ocupa y preocupa, contrae
el alma, la concentra y recoge sobre la imagen del hecho penoso, haciéndonos
herméticos al exterior. Parejamente, su gesto frunce todo el rostro hacia un
centro, recoge todos los músculos y cierra los poros” (Ortega y Gasset[2]).
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“Lázaro, ¡sal fuera!” (Juan, 11, 43)- Fórmula empleada por Jesucristo para que
Lázaro volviera a vivir (quizá solo estuviera deprimido).
[1] Ortega
y Gasset: “Vitalidad, alma, espíritu”, en “El Espectador”, Vol. V, Obras
Completas, Tomo 2, p. 464.
[2] Ortega
y Gasset: “Sobre la expresión fenómeno cósmico”, en “El Espectador”, Vol. VII,
Obras Completas, Tomo 2, Madrid, Alianza Editorial, p. 585
viernes, 21 de enero de 2022
IDEAS FUNDAMENTALES DE LA FILOSOFÍA DE ORTEGA Y GASSET-3) SE VIVE DE DENTRO AFUERA
Referencia de las citas
mencionadas en el vídeo:
-Ortega y Gasset:
“Una interpretación de la historia universal”, O. C. Tº 9, p. 208.
-Ortega y Gasset:
“Goethe desde dentro”, O. C. Tº 4, p. 426.
-Ortega
y Gasset: “La rebelión de las masas”, O. C. Tº 4, p. 243.
-Ortega
y Gasset: “El hombre y la gente”, O. C. Tº 7, p. 106.
-Ortega:
“Unas lecciones de Metafísica”, O. C., Tº 12, pp. 56-57.
-Ortega
y Gasset: “Unas lecciones de Metafísica”, O. C., Tº 12, p. 140.
-Ortega
y Gasset: “Notas de andar y ver. Viajes, gentes, países”, Madrid, Alianza, 1988,
p. 112.
miércoles, 19 de enero de 2022
POR QUÉ LA FILOSOFÍA COMIENZA INSULTANDO
Heráclito, Parménides, Jenófanes, con quienes, según Ortega,
se inicia la filosofía “se revuelven iracundos contra el vulgo y
llenan de insultos nominativa o genéricamente a sus predecesores (…) ¿Por qué
la filosofía comienza insultando? (…) En cierto modo el insulto al vulgo es la
tonalidad propia al «pensador» porque la misión de este, su destino
profesional, es poseer ideas «propias» opuestas a la doxa u opinión pública (…)
Heráclito y Parménides (…) al pensar frente y contra la doxa, su opinión era
constitutivamente paradoxa. Este
carácter paradoxal ha perdurado a lo largo de toda la evolución filosófica.
Parejamente Amos, el primer «pensador» hebreo, que es contemporáneo de Tales,
nos hará constar que al ser constituido por Dios en su profesión, Dios le
impone este encargo: «Profetiza contra
mi pueblo». Todo profeta es profeta contra y lo mismo todo «pensador» (…) Una
avalancha de «para-doxas» cae sobre Atenas. Se oye la tremenda blasfemia de que
los astros no son dioses, sino bolas de metal ardiente, el Sol, por ejemplo,
según Anaxágoras, del cual este dice que es más grande que el Peloponeso (…) En
efecto, apenas llega a Atenas el primer filósofo, que fue Anaxágoras, comienza
el pueblo ateniense a reaccionar con un sentimiento de desazón hasta entonces
desconocida (…) (El nombre por el que empezaron a llamarlos, que traducido viene a significar «lo que es
demasiado saber») por un lado significa acción u obra extraordinarios y tiene
un valor laudatorio, mas por otro significa un comportamiento excesivo,
desaforado, indebido y especialmente en sentido religioso, por tanto, sacrílego”
(Ortega y Gasset[1]).
lunes, 17 de enero de 2022
NUEVA VUELTA DE TUERCA PARA INTENTAR ENTENDER QUÉ ES, QUIÉN SOY, “YO” (ESE TAN ESCURRIDIZO SER)
Volvamos a la carga ahora que, con el último vídeo, estamos
en situación. Pongámonos esta vez gramáticos para decir que la conciencia (o el
pensamiento, el cogito de Descartes) es un sujeto sin predicado, anterior a
todo predicado; mientras que el "yo" (mejor "yo" a secas, sin
"el") es, soy, un sujeto siempre vinculado a un predicado, a una
circunstancia, nunca estoy al margen de alguna circunstancia, siempre “yo”
estoy referido a algo que no soy yo. Es decir, que yo siempre soy yo y mi
circunstancia, y desligarme de esta es abstraerme, salirme de lo real, igual
que las matemáticas hacen inventando los números, que ni tú ni yo hemos conseguido
ver nunca en el mundo real. “Yo” no existo como ser autónomo del mundo,
solitario, prefijado, sustancial.
Y (por si fuera poco) mi circunstancia no está hecha de
"cosas" propiamente dichas. "Cosa", tal y como nuestra
cultura entiende ese concepto, sería asimismo un predicado independiente de
cualquier sujeto... y no, esas "cosas", invento y herencia de
nuestros padres griegos (y desde ahí, así las seguimos entendiendo), son
también abstracciones que hacemos para tratar de entender lo que primariamente
(antes de que las cosas se vuelvan artificialmente independientes de nosotros)
tenemos a nuestro alrededor. La circunstancia, el predicado, necesita de mí, del
sujeto, para ser. Las cosas, antes de ser solo predicados, entes autónomos y
completos en sí mismos, es decir, abstracciones, como los números, estaban
referidas a mí, eran predicados de mi “yo” (de cada “yo”), que soy el sujeto al
que, antes de todo eso, están referidas.
A PROPÓSITO DE RALPH WALDO EMERSON
Ralph Waldo Emerson |
Voy a cometer una temeridad, pero, puesto que solo conocía
algunas citas de Ralph Waldo Emerson, he hecho lo que tenía más a mano: leer otro
buen puñado de ellas para acercarme mínimamente a su pensamiento (Emerson tiene
una alta capacidad literaria y sus citas son muy redondas). Con algunas he
sintonizado fácilmente: coinciden con lo que dice Ortega. Por ejemplo: “El
que está enamorado es sabio y se está volviendo más sabio, ve cada vez que mira
el objeto amado, saca de él con los ojos y la mente las virtudes que posee”.
Y también: “La vida es un viaje, no un destino”.
Pero hacia otras citas -salvando el hecho de que están
descontextualizadas y quizás admitirían una aproximación si contáramos con ese
contexto-, tengo más reparos. Ejemplos: “Es fácil vivir para los demás, todos lo
hacen. Te pido que vivas para ti mismo”. Ortega propone vivir de dentro
afuera; tener, pues, un “dentro” poderoso, pero que donde ha de realizarse es
en el mundo.
Otra: “No seas empujado por tus problemas. Sé
guiado por tus sueños”. Se me ocurre que uno debe de ser guiado por sus
sueños… confrontándolos con los problemas que el mundo nos propone.
Otra: “No seas demasiado tímido y aprensivo acerca
de tus acciones. Toda la vida es un experimento. Cuantos más experimentos
hagas, mejor”. Por mi parte pienso que tu circunstancia te va
imponiendo una selección de “experimentos” a realizar; y si pretendes abarcar
demasiadas coas, acabas dispersándote y, quizás, naufragando en el capricho.
Otra: “La única persona que estás destinado a ser
es la persona que decides ser”. Me guío por Ortega y sostengo que
destino=vocación+circunstancia+azar. Podemos responder de nuestra vocación,
pero la circunstancia y el azar son cosas que se me imponen, no que decida yo.
Otra: “Una vez que tomas una decisión, el universo
conspira para que ocurra”. Parecido a lo anterior. El universo, como
decimos en España, “va a su bola”. Aunque es cierto que la tenacidad, la
persistencia en lo que decides puede acabar poniéndote por encima de las
dificultades.
sábado, 15 de enero de 2022
IDEAS FUNDAMENTALES DE LA FILOSOFÍA DE ORTEGA Y GASSET- 2) "YO" NO SOY UNA COSA
Decía Descartes que “Yo soy una
cosa que piensa”. Sigue aquí Ortega continuando su labor de demolición del pensamiento
moderno (el tema de nuestro tiempo), y ocupado en demostrar que “yo” no soy
ninguna cosa. “Yo”, por ejemplo, no soy ni mi cuerpo ni mi alma, las dos
realidades que me son más cercanas de todas, pero que son cosas mías, no yo.
Tampoco soy el resultado de lo que mi entorno me ha transmitido a través de la
experiencia, el aprendizaje. ¿Quién soy “yo” entonces?
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Referencia de las citas
utilizadas en el vídeo:
1-Ortega y Gasset: “Ideas y
creencias”, O. C. Tº 5, Madrid, Alianza, 1983, p. 414.
2- Ortega y Gasset: “Goya”, O. C. Tº 7, p.
549.
3-Ortega y Gasset: “En torno a
Galileo”. Obras Completas, Tomo 5, p.31.
4- Ortega y Gasset: “Goya”, O. C.
Tº 7, p. 549
4-Píndaro citado por Ortega y
Gasset: “¿Qué es filosofía?”, O. C. Tº 7, p. 337.
jueves, 13 de enero de 2022
POR QUÉ EL HOMBRE PRODUCE EDIFICIOS, CAMINOS, PUENTES Y UTENSILIOS
El hombre va en busca de un lugar al que pertenecer, y aun habiendo recorrido la tierra entera no lo ha encontrado todavía
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“Cada especie zoológica o vegetal encuentra en la Tierra un espacio con
condiciones determinadas donde, sin más, puede habitar. Los biólogos le llaman
su «habitat». El hecho de que el hombre habite donde quiera, su planetaria
ubicuidad, significa, claro está, que carece propiamente de «habitat», de un
espacio donde, sin más, pueda habitar. Y, en efecto, la Tierra es para el
hombre originariamente inhabitable. Para poder subsistir intercala entre todo
lugar terrestre y su persona creaciones técnicas, construcciones que deforman,
reforman y conforman la Tierra, de suerte que resulte más o menos, habitable
(…) El habitar no le es dado, desde luego, sino que se lo fabrica él, porque en
el mundo, en la Tierra, no está previsto el hombre, y este es el síntoma más
claro de que no es un animal, de que no pertenece a este mundo. El hombre es un
intruso en la llamada naturaleza. Viene de fuera de ella, incompatible con
ella, esencialmente inadaptado a todo milieu (…) Solo la técnica, solo el construir asimila el espacio al hombre,
lo humaniza (…) El hombre (…) su estar en la tierra es malestar y, por lo
mismo, un radical deseo de bienestar. El ser básico del hombre es subsistente
infelicidad. Es el único ser constitutivamente infeliz y lo es porque está en
un ámbito de existencia —el mundo— que le es extraño y, últimamente, hostil (…)
El auténtico y pleno (habitar) es una ilusión, un deseo, una (necesidad), no un
logro, una realidad, una delición. El hombre ha aspirado siempre a (habitar),
pero no lo ha conseguido nunca del todo. Sin habitar no llega a ser. Por esta
causa se esfuerza en ello y produce edificios, caminos, puentes y utensilios” (Ortega
y Gasset[1]).
martes, 11 de enero de 2022
EN LA DECADENCIA LA PARTE PREVALECE SOBRE EL TODO
Los particularismos en lo social y la disgregación en las
ideas y la vida sin trabazón unitaria entre las experiencias en lo personal son
los síntomas principales de que se está caminando en sentido decadente.
domingo, 9 de enero de 2022
EL PENSAMIENTO ES UN SUBPRODUCTO DE LOS PROBLEMAS
“Para que el pensamiento actúe tiene que haber un
problema delante (…) El problema supone (…) que algo sea dado y que lo dado sea
incompleto, no se baste a sí mismo (…) Esto es la conciencia de problema. Es
saber que no sabemos bastante, es saber que ignoramos. Y tal fue, en rigor, el
sentido profundo del «saber el no saber» que Sócrates se atribuía como único
orgullo. ¡Claro!, como que es el comienzo de la ciencia la conciencia de los
problemas.
“Por eso se pregunta Platón: ¿Qué ser es capaz de
actividad cognoscitiva? No lo es el animal porque lo ignora todo, inclusive su
ignorancia, y nada puede moverle a salir de ella. Pero tampoco es Dios, que lo
sabe ya todo de antemano y no tiene por qué esforzarse. Sólo un ser de
intermisión, situado entre la bestia y Dios, dotado de ignorancia pero a la vez
sabedor de esta ignorancia, se siente empujado a salir de ella y va en dinámico
disparo, tenso, anhelante, de la ignorancia hacia la sabiduría. Este ser
intermedio es el hombre. Es, pues, la gloria específica del hombre saber que no
sabe —esto hace de él la bestia divina cargada de problemas” (Ortega y Gasset[1]).
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“Si todos los problemas humanos fueran resueltos, la
humanidad se moriría de resultas de ello, porque el hombre es un ser hecho para
existir en lo problemático, para ser espoleado por la conciencia y el dolor de
sus problemas” (Ortega y Gasset[2]).
[1]
Ortega y Gasset: “¿Qué es filosofía?”, O. C. Tº 7, p. 358.
[2]
Ortega y Gasset: “Las profesiones liberales”, O. C. Tº 7, p. 700
viernes, 7 de enero de 2022
Cómo y para qué se inventó el porvenir
El hombre es el único ser que sabe que existe el futuro. Tuvimos que
inventarlo porque el presente nos resultaba insuficiente; un déficit de
adaptación por tanto. Cioran explicaba metafóricamente el significado de esta
deficiencia cuando decía que “La primavera, como cualquier
comienzo, es una deficiencia de eternidad”[1] .
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“La materia de que está hecho el porvenir es la inseguridad.
Esa posibilidad necesaria y, a la vez, insegura es nuestro yo. Este, pues, lo primero que hace,
antes de darse cuenta del presente en que está, es estirarse hacia el futuro,
se futuriza, y desde allí se vuelve al presente, a las circunstancias en
que ya nos hallamos, y entonces las advierte al oprimir contra ellas el
peculiar perfil de exigencias innumerables que lo constituyen. Las
circunstancias responden favorable o adversamente, es decir, facilitan o
dificultan la realización —la conversión en un presente— de ese yo
futurizante que por anticipado somos ya. Cuando nuestro yo consigue en
buena parte encajarse en la circunstancia, cuando ésta coincide con él,
sentimos un bienestar que está más allá de todos los placeres particulares, una
delicia tan íntegra, tan amplia que no tiene figura y que es lo que denominamos
felicidad. Viceversa, cuando nuestro contorno —cuerpo, alma, clima, sociedad—
rechaza la pretensión de ser que es nuestro yo y le opone por muchos
lados esquinas que impiden su encaje, sentimos una desazón no menos amplia, no
menos íntegra, como que consiste en la advertencia de que no logramos ser el
que inexorablemente somos. Este estado es lo que llamamos infelicidad” (Ortega
y Gasset[2]).
miércoles, 5 de enero de 2022
Las ideas más importantes de la filosofía de ortega y Gasset-1) Yo soy yo y mi circunstancia
lunes, 3 de enero de 2022
La materia prima del universo es la paradoja
La materia prima del universo… y, por consiguiente, de la vida. Y así,
dice Ortega: “Vivir es constantemente decidir lo que vamos a ser. ¿No
perciben ustedes la fabulosa paradoja que esto encierra? ¡Un ser que consiste,
más que en lo que es, en lo que va a ser; por tanto, en lo que aún no es! Pues
esta esencial, abismática paradoja es nuestra vida. Yo no tengo la culpa de ello.
Así es en rigorosa verdad” (Ortega y Gasset[1])
sábado, 1 de enero de 2022
LA VIDA FÁCIL ANUNCIA LA DECADENCIA
“Las catástrofes pertenecen a la normalidad de la
historia, son una pieza necesaria en el funcionamiento del destino humano. Una
humanidad sin catástrofes caería en la indolencia, perdería todo su poder
creador” (Ortega y Gasset[1]).
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“El deber del hombre no es poseer, sea como sea,
soluciones, sino aceptar, sea como sea, los problemas” (Ortega y Gasset[2]).
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“Los romanos no desaparecieron de la superficie de la
tierra a causa de las invasiones bárbaras, ni del virus cristiano; un virus
mucho más sutil les resultó fatal: Una vez ociosos, tuvieron que afrontar el
tiempo vacío, maldición soportable para un pensador, pero tortura sin igual
para una colectividad (...) La temporalidad huera caracteriza el aburrimiento.
La aurora conoce ideales; el crepúsculo solamente ideas, y en lugar de
pasiones, la necesidad de diversión (…) Un pueblo colmado sucumbe víctima del
tedio, como un individuo que ha ‘vivido’ y que ‘sabe’ demasiado” (Emil M. Cioran[3]).
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“En la vida humana la buena suerte es una divinidad
peligrosa, más peligrosa que la mala. Mientras esta aniquila desde fuera y
visiblemente, aquella destruye, corrompe desde dentro sin que ello se advierta
desde el exterior” (Ortega y Gasset[4]).
[1]
Ortega y Gasset: “Meditación de Europa”, O. C. Tº 9, p. 252.
[2]
Ortega y Gasset: “Espíritu de la letra”, O. C. Tº 3, p. 566.
[3]
Emil M. Cioran: (“De lágrimas y de santos”, Barcelona, Tusquets, 1994, pp.
85-86
[4]
Ortega y Gasset: “Goethe sin Weimar”, O. C. Tº 9, p. 590.