Destaco el siguiente comentario que a mi página de Facebook https://www.facebook.com/javiermgracia/ me hace llegar Alonso
Blangoa a punto de comenzar este jueves, 5 de marzo, refiriéndose a Ortega: ¿El
que dijo “El fuerte de la mujer no es saber sino sentir. Saber las cosas es
tener conceptos y definiciones, y esto es obra del varón”
No, gracias...
Realmente son inquietantes las opiniones sobre la mujer que
han transmitido filósofos e intelectuales desde el origen mismo de nuestra
civilización. Resulta casi delicada esa opinión de Ortega si la comparamos con las de otros
muchos insignes pensadores. Hay quien saca la consecuencia de que toda nuestra
civilización, a cuya vanguardia están esos pensadores, está viciada de origen y que hay que empezarla a rehacer partiendo
desde cero. ¿Renunciamos a la filosofía entonces? Yo no participo de esa
opinión. Prefiero arriesgarme a saber lo que piensan los filósofos y elaborar después mi
propio pensamiento. Antes de hacer una reflexión final, expongo algunas de las frases
más famosas y desconcertantes que sobre la mujer han dicho algunos próceres del pensamiento:
Platón – “Las mujeres comparten la naturaleza en todas las
formas de vida como lo hacen los hombres, pero en todas ellas las mujeres son
más débiles que los hombres”.
Aristóteles – “El esclavo está absolutamente privado de
voluntad; la mujer la tiene, pero subordinada; el niño sólo la tiene incompleta”.
“El macho es por naturaleza superior y la hembra inferior;
uno gobierna y la otra es gobernada; este principio de necesidad se extiende a
toda la humanidad”.
En comparación con el hombre la mujer es "más pícara, menos
simple, más impulsiva (…) más compasiva (…) más propensa a las lágrimas (…) más
celosa, más quejosa, más apta para reprender y herir (…) más proclive al
desaliento y menos esperanzada (…) más descarada y más mentirosa, más engañosa,
con mejor memoria (y) (…) también más alerta, más apocada (y) más difícil de
inducir a la acción”.
“Son meras vasijas vacías del recipiente del semen creador”.
San Agustín - “Es orden natural entre los humanos que las
mujeres estén sometidas al hombre, porque es de justicia que la razón más débil
se someta a la más fuerte”.
Erasmo de Rotterdam - “Si, por ventura, alguna mujer
quisiera aparecer como sabia, únicamente lograría ser dos veces necia: sería
como intentar llevar un buey al gimnasio”.
Rousseau - “A las niñas no les gusta aprender a leer y
escribir y, sin embargo, siempre están dispuestas para aprender a coser”.
Kant - “Las mujeres evitarán lo bajo no porque esté mal, sino porque es feo... ¡Nada de deber, nada de apremio, nada de obligación!... Hacen algo sólo porque les place... Me cuesta creer que el bello sexo sea capaz de tener principios”.
“Las mujeres son siempre niños grandes, es decir, no se fijan nunca un objetivo, sino que se dejan caer ahora aquí, ahora allá, pero no contemplan objetivos importantes; esto último es tarea del hombre”.
Baudelaire - “En toda mujer de letras hay un hombre
fracasado”.
Schopenhauer – “Las mujeres son la astucia de la especie
para que el ser humano real, que es el hombre, se reproduzca, cosa que por su
inteligencia no haría”.
“Sólo el aspecto de la mujer revela que no está destinada ni
a los grandes trabajos de la inteligencia ni a los grandes trabajos materiales”.
Dostoievski – “La vida de toda mujer, a pesar de lo que ella
diga, no es más que un eterno deseo de encontrar a quien someterse”.
Nietzsche – “El hombre ama dos cosas: el peligro y el juego.
Por eso ama a la mujer, el más peligroso de los juegos”.
“Hasta aquí hemos sido muy corteses con las mujeres. Pero,
¡ay! llegará el día en que para tratar con una mujer habrá primero que pegarle
en la boca”.
“La mujer no tendría el genio del adorno si no poseyera
también el instinto de desempeñar el papel secundario”.
“Cuando una mujer tiene inclinaciones doctas, de ordinario
hay algo en su sexualidad que no marcha bien”.
Oscar Wilde - “Las mujeres nunca tienen nada que decir pero
lo dicen encantadoramente”
Darwin - "La diferencia fundamental entre el poderío
intelectual de cada sexo se manifiesta en el hecho de que el hombre consigue
más eminencia en cualquier actividad que emprenda de la que puede alcanzar la
mujer (tanto si dicha actividad requiere pensamiento profundo, poder de
raciocinio, imaginación aguda o, simplemente, el empleo de los sentidos o las
manos)".
Freud - “La anatomía es el destino. Las niñas sufren toda la
vida el trauma de la envidia del pene tras descubrir que están anatómicamente
incompletas”.
Einstein - “La mujer, está donde le corresponde. Millones de
años de evolución no se han equivocado, pues la naturaleza tiene la capacidad
de corregir sus propios defectos”.
María Zambrano |
Dejo para el final una reflexión de una fiel y brillante discípula
de Ortega (¡y venerada por muchas feministas!), María Zambrano, que no tira a
la basura aquella otra reflexión de su maestro que vimos al principio, sino que
la reelabora. En “Para una historia de la
Piedad” escribió: “El sentir, pues, nos constituye más que
ninguna otra de las funciones psíquicas, diríase que las demás las tenemos,
mientras que el sentir lo somos”. Y considera que esa función
sentimental está en la raíz del pensamiento, de manera que sostiene que, en
última instancia, cualquier discurso racional tiene su origen en una
interpretación previa, que es simbólica y sentimental. Zambrano se caracterizó, precisamente, por fundamentar su filosofía sobre una base poética y sentimental.
Produce sonrojo leer estas opiniones de grandes pensadores, que como siempre tan doctamente nos escoges Javi, pero como tú mismo dices despues de leer a los clásicos, prefiero reelaborar mi propio pensamiento y quiero pensar que esas ideas son propias del tiempo que les tocó vivir, y que no es adecuado juzgarlas hoy sin el contexto de la época en la que fueron formuladas. Prefiero creer que estos hombres doctos serían de muy distinta opinión en nuestros días. Yo creo que la mujer es capaz de realizar cualquier tarea intelectual, y también en la mayoría de las manuales,en todos y cada unos de los campos del saber humano y hacerlo con la máxima eficiencia y brillantez. No aprecio diferencia en esa capacidad por tener un único cromosoma dierente. La diferencia individual es mucho mayor que la que existe entre los géneros; en verdad pienso que en lo que comentamos no hay ninguna diferencia.
ResponderEliminarBasta ver lo que las mujeres estan consiguiendo en las últimas décadas, con sólo entreabrir las puertas que las mantenían encerradas en la esfera de lo privado y la dedicación exclusiva al cuidado de los demás, para darse cuenta que la Humanidad como especie no puede permitirse desperdiciar todo el potencial de la mitad de la población.
Sí, Aladino, yo también pienso que esas opiniones están vinculadas al contexto histórico: la mujer, salvo excepciones, se ha mantenido en los sótanos de la historia hasta hace nada, y el tipo de mujer que ha dominado, y sobre el que nuestros próceres han opinado de forma tan aberrante, casi siempre ha sido el correlativo a su sometimiento.
EliminarSin embargo, sentado esto, toca reflexionar, porque hoy el feminismo de última hornada creo que se ha pasado varios pueblos, que ha llevado el péndulo de la opinión establecida hacia el extremo contrario. Hay algo incuestionable desde lo que, en esa reflexión, habríamos de partir: el principio de que las mujeres son iguales a los hombres tanto en términos jurídicos como de capacidad. Un principio, por otro lado, generalmente asumido en Occidente desde hace tiempo. El siguiente punto sobre el que reflexionar es el polémico: como sabes, yo pienso que, pese a lo establecido en ese principio, hombres y mujeres no son iguales en sus características psicobiológicas, y su diferencia no se puede reducir a ser resultado de una desigual educación. Las diferencias biológicas, que empiezan en las células, y hacen que cada una tenga grabada la masculinidad (cromosoma XY) o la feminidad (cromosoma (XX), siguen en la producción hormonal diferenciada a lo largo de toda la vida y en la diferenciación morfológica de los genitales, no creo que sea solo un más o menos desdeñable dato biológico que una “buena educación con sentido de género” se pueda saltar a la torera. Creo que somos seres totales, en el sentido de que lo biológico y lo psicológico están entrelazados, y por tanto, las diferencias biológicas tienen una prolongación psíquica, del mismo modo que la progesterona y la testosterona generan estados anímicos diferentes.
Quiero decir que, partiendo de un mismo nivel en cuanto a capacidades, la psicología masculina y la femenina crean respectivamente predisposiciones diferentes, que no son determinantes, pero que sí empujan, en principio, en diferentes direcciones. Tomo un ejemplo que nos toca a los dos de cerca: ¿por qué es mucho mayor el número de trabajadoras sociales, mujeres, que de trabajadores sociales hombres? ¿Por la educación “heteropatriarcal”? (a mí este nombre me parece un tanto grotesco, por eso lo entrecomillo). En mi opinión, a estas alturas hay que dejar a las mujeres en paz, dejarlas que elijan si quieren hacer ingeniería electrónica o, a pesar de lo que tú dices, dedicarse a profesiones de cuidado de personas (parece que prefieren esto a aquello, y no por falta de capacidad para hacer otras cosas, sino porque así lo quieren vocacionalmente), y no buscar la obsesiva paridad, porque sus predisposiciones psicobiológicas seguramente estén empujando hacia unos lados y no hacia otros (no de manera determinista, insisto, pero sí en modo de propensión). Creer que “hombre” y “mujer” son construcciones culturales creadas por el heteropatriarcado, en suma, que para empezar somos seres psicobiológicamente neutros, es una idea que ha perturbado la noción clara de las cosas y que hoy está haciendo imposible el necesario debate que ha de preceder a la clarificación de esas ideas.
Claro que hay que dejar que las mujeres en paz, que elijan libremente aquello a lo que quieran dedicarse en el ámbito profesional y tambien en el privado o familiar. El problema surge cuando el ambiente que todavia impera en nuestra sociedad, puedes llamarlo ambiente social, laboral, económico y especialmente familiar, las impele a dedicarse inexcusablemente al cuidado de los demás priorizando esta dedicación a cualquier otra tengan o no ganas de hacerlo, a riesgo de ser calificadas como malas madres, esposas o hijas. No te gustará el término pero esto es lo que yo entiendo como cultura heteropatriarcal, de la que reconozcámoslo aún quedan muchos restos. Y sí, claro que para superar eso veo necesaria la discriminación positiva a su favor. A las mujeres no se las puede obligar a ser astrofísicas o bomberas, pero a los hombres si se les debe penalizar si no asumen su responsabilidad en los cuidados o no comparten su sitio en los centros donde se toman de decisiones. Si no se favorece el acceso de la mujer a las metas que ellas mismas se pongan, no podrán demostrar que son al menos tan válidas como los hombres, y la humanidad entera no podra beneficiarse de su aportación. Y eso no va a pasar sin luchar por ello, y en eso el feminismo aun tiene tarea. Y no consuela que otras zonas del mundo aun les quede mas camino que recorrer. Yo no creo que haya que conformarse con el trecho que hay andado, o mejor dicho con el que ellas han conseguido.
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