Cuando la inquietud que nos constituye queda atrapada en
nuestro interior, se convierte en una fuerza diabólica que está en la base de
los trastornos psíquicos y que puede empujarnos hacia comportamientos
autodestructivos o antisociales. Pero si conseguimos convertir esa inquietud
primordial en el combustible de una tarea vital, de una acción productiva en el
mundo, pasa a ser el fundamento de lo mejor de nosotros mismos.
¡cómo nos hubiera gustado estar ahí!
ResponderEliminarY debiéramos haber estado.
Pero nos hemos rodeado de servidumbres mezquinas y encogido a su talla.
En tu tercer libro no te perdonamos nuestra presencia.
A la vez que me hace sentir que, aunque sea en la distancia, tengo auténticos amigos, y me emociona, la verdad es que esa propuesta me carga de responsabilidad. Me sentiría más relajado si, efectivamente, tuviese la oportunidad de daros un abrazo aprovechando esos vínculos familiares que os dejan la meseta un poco más cerca, más que por el motivo de ese tercer libro, que no va a estar fácil publicar y que no merecería tanto. Sin embargo, me voy a permitir disfrutar de ese gesto tan amistoso y hoy me voy a ir a la cama más reconfortado que de costumbre.
EliminarHola, Javier.
ResponderEliminarMe causa emoción ver la escenografía que ha envuelto a la presencia de tu texto. Y desde luego que estuviste bien flanqueado por tus dos amigos y ponentes. Ha sido un gusto apreciar el empuje sincero que ofrecieron; y ha sido un gusto sentirte desenvuelto al tratar sobre la idea que la tinta ha derramado en ese texto sobre interiores y monstruos.
Pero se hubo de abandonar la sala porque las nueve y media llegaron. Y hube de abandonar la idea de poder estar allí. Ya siento no haberme decidido del todo a ir, pues durante la semana tomé seriamente la idea y la ilusión. Apuré la tarde y consulté cómo y hasta dónde llegar, pero no fui. Sinceramente, quise haber estado. Nos vuelve a quedar la escritura.
Recibe un cordial saludo y muchos ánimos.
Sabía, Vicente, por esa amiga que compartimos, que te habías planteado venir a la presentación. Pero, de verdad, aunque lo agradezco mucho, esas cosas son demasiado pollo para tan poco arroz. No quiero que parezca que no aprecio gestos como ese, pero me abruma un poco que una cosa tan modesta como esa presentación pudiera haber llevado a desplazarse, ¡y por el peor tramo de carretera de España! Fue un acto entrañable, eso sí, y lo recordaré con mucho cariño, pero mira, se puede incluso ver por youtube, que para eso están las nuevas tecnologías. Y en el fondo, cuando más nos estrujamos las neuronas es en sitios como este, al ritmo pausado que permite la escritura y en un nivel más profundo que el que es propio de una exposición oral como esa. Así que por aquí espero que nos sigamos viendo (leyendo).
EliminarUn fuerte abrazo, Vicente