viernes, 2 de septiembre de 2011

Autor del día en Paperblog

Quien diga que tiene superado eso de la vanidad... tendrá que demostrármelo para que le crea. Además: bien conducida, puede, ya que no ser una virtud, impulsar y promover otras que sí lo sean. Me suelto el pelo y hoy, como haría, más o menos (los suyos eran otros tiempos), el recordado Umbral, vengo a hablar de mi blog. He sido nominado como "Autor del Día" (2-IX-2011) por Paperblog, un portal de blogs que cuenta con 20.000 colaboradores y diez millones de lectores habituales en todo el mundo en el primer trimestre de 2011. Como la gloria es efímera (mañana ya habrá otro autor del día), agarro por la cola de la estela la nominación y la cuelgo aquí, para poder abrir la página los días que tenga un bajonazo... por ejemplo, cuando me asalte la duda de si alguien pasa por aquí a leerme (al menos, a leer enteros los ladrillos que cuelgo).

De paso, aprovecho para dar mi cordial bienvenida a Jorge A. Gómez Arismendi y a repetirla, por si no le hubiera llegado, a Nadu: muchas gracias por acercaros a este cuchitril. Espero que me perdonéis esta última entrada tan poco discreta.

9 comentarios:

  1. Perdonadme, Vicente y resto de amigos: ya sé que me leéis, y que soy injusto ignorándolo (ha sido un lapsus).

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  2. EN UN LUGAR DE LA ENHORABUENA

    Apreciado, Javier: muchísimas felicidades. Las reitero. Sé feliz envolviéndote cual romano patricio en sus bacanales de placer. Disfruta de tu vanidad sentida, honda y profunda. Tienes razón: “quien tenga superado eso de la vanidad...” Yo mismo recuerdo que hasta me marqué un precio, en varias ocasiones en esas donde te decides por cosas importantes, aunque rompan tu “integridad”. Tengo dicho que, como amante de las motos, me vendería por una Harley Davidson –de las gordas-. Así que entiendo esas rupturas del comedimiento o de las falsas modestias.

    “Carpe Diem”, autor del día; autor de muchos de nuestros días.

    VICENTE

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  3. Me voy a llorar a un rincon. Yo te leo, pero la verdad es que muchas veces no me siento autorizado para opinar...Enhorabuena.

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  4. Muchas gracias, Vicente, Temujin, majos, sois unos amigos.

    Vicente, ya voy rellenando las piezas del puzzle que me faltan para completar mi imagen de ti: vislumbro tu parecido con el Peter Fonda de Easy Rider, buscando tu destino mientras en el eter suenan los compases de la música de Steppenwolf.

    Temujin: no mientas. Para nada te veo llorando en ese rincón.

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  5. ESA PIEZA DE MI PUZLE INCOMPRENSIBLE

    Gracias, amigo. Para completar lo de las piezas del puzle, amen de que va a ser difícil, pues ni uno mismo llega a completarse –conocerse-, te diré que tengo el corazón partido entre las BMW Boxers y las Harley Davidson.

    Efectivamente, casi vendería mi alma al diablo por conocer ese inmenso país que son los USA a lomos de una de sus monturas, y a velocidad tranquila, muy tranquila. Tuve una de las Harleys pequeñas (pero con muchos kilos) y se me cayó encima. Me encorajiné por el daño que me hizo y la vendí. Pasé a la de Marlon Brando en “Salvaje” (Triumph Bonneville) y también la vendí (¿qué hago yo con una moto inglesa, que tuvieron su época dorada, sin haber ellos devuelto todavía Gibraltar?). Ahora he vuelto a BMW, con una negra de fileteado en blanco como las clásicas, pero que no puedo usar por mis problemas físicos (vestibulares). Pero, bueno, esto es un pequeño viaje que me estoy dando yo y aquí el protagonista de la película eres tú.

    Decide a lomos de qué te darías tú el placer de soñar tu vuelo, o volar tu sueño, que ya te ha marcado por haber aparecido, al menos este de tu portada triunfal (antes lo fue el de haber publicado tu propio libro y el primer premio de ensayo). Quizás soñar aunque sea sin moverte de tu sitio, que para eso nos ayudan la imaginación y las palabras.

    Saludos de un solitario que aparcó la moto en el arcén de las palabras de tu blog.

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  6. Vicente, tengo puesto en un perfil de por ahí (¡soy demasiado transparente!) que mi paraíso no encontrado, y quizás inencontrable aun en sus propuestas más modestas, es vivir en un ambiente rural (de vez en cuando me vendría a la urbe al cine), cerca de un río, y dedicado a leer, escribir, caminar, escuchar música y poco más. Con mi chica, y recibiendo visitas, ojalá que no muy espaciadas, de mis hijos. El perímetro de mis recorridos lo marcarían, pues, fundamentalmente, mis pies. Nunca me he montado en una moto. Y del mundo me gustaría poder esperar que se esté un poco quieto de una puñetera vez; yo también quisiera, como Fray Luis, que las preocupaciones que me causa, y a las que no quiero renunciar, respetaran un poco mi (parcial) retiro.

    Lo de colgar esto de Paperblog es sólo una travesura. Sé la importancia que tiene: no me veo todavía con la corona de laurel.

    Y esto de tener un blog está bien: le permite a un solitario como yo disfrutar de agradables compañías, como la tuya.

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  7. Hola, Javier: yo también soy muy transparente en esto de presentarse por la Red.
    Para que compruebes que mis inquietudes motoras también entran en la concepción relativista, he pensado que te voy a pasar un escrito que le envíe a un aventurero que recorre el mundo alcanzable en motocicleta sintiéndose más que otra cosa escritor. Ese ideal de “paraíso por descubrir” que me anuncias no queda tan lejano de la propuesta que yo mismo llevo a cabo. Ya sabes que vivo en un pueblo de la lejanía de tu provincia, y ese planteamiento vital, un poco como el que llevaba el desaparecido Miguel Delibes (haciendo abstracción de su gusto por la caza), enlaza firmemente con mi pretendida huída del mundanal ruido (en nuestros tiempos, con el abandono de la prisa y el vértigo omnipresentes). Yo, a la ciudad iría... de librerías. Cosa que hacía cuando antes más podía (te puedo mencionar a Luz y Vida en Laín Calvo, otra que hay en el Espolón que tiene mucho sobre arte; una más, pequeñita, que está en la Plaza de España... También me movía por las que controlo en Logroño: Santos Ochoa; Hijazo, Castroviejo... Lo mismo que me apasiona todavía ir a Madrid para darme el gustazo de ver todas las que pueda pillar, más sus museos y sus parques (no olvides que “por mis venas corre sangre jacobina”). Hoy frecuento la de quien tú bien sabes. Y a gusto.

    En fin, espero que el posterior escrito no te resulte ajeno y, en lo que quepa, sea clarificador sobre las opciones de entender el mundo desde dónde y las opciones para moverse en él. Un saludo.

    Vicente Javier-F dice:
    Septiembre 2, 2011 at 9:07 pm

    Hola, Miquel: me ha agradado tu exposición, y hasta tu impostura. Yo tengo verdaderos problemas para definirme -nombrar al yo-, pero veo alguna similitud con tu experiencia. Yo tampoco sé mancharme las manos con grasa (cuando empecé a los catorce años sí soltaba los carburadores y etc. Pero no valgo). Y conduzco todavía peor que tú (aunque creo que hago bien porque voy despacio, aunque no sea ducho). A mí también me gustan más las letras. Escribir, hablar, ello sí que sería un fin en sí mismo para enriquecer nuestro “kilometraje” interior.

    Desde luego, no existe medio de transporte que entusiasme más (bueno sí: la bicicleta, o hasta nuestras piernas, todo es cuestión de la cantidad de veneno que se nos haya inoculado en estos tiempos de prisas; siempre prisas). Ya he respondido a David Palacios en otro artículo sobre mis limitaciones físicas debido a mi embergadura (soy verdaderamente bajo), aunque he poseído varias trails, por ende muy altas, con lo cual, mis opiniones salen condicionadas sobre la idoneidad de los aparatos motorizados a utilizar.

    También veo al mundo, a su conocimiento, como un fin, como una meta para engrandecerse uno mismo, pero del mismo modo que el tránsito por sus rutas es una opción, también sé de algún buen libro que trata del conocimiento sin salir de casa. Otro modo de impregnarse de las variedades, en este caso no comprobadas in situ, sino fantaseadas en el regazo de tu intimidad… aprovechando las palabras, que, si son acompañadas con el, sirva el juego de palabras, acompasado roroneo de un boxer, pues que los sentidos se desborden.

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  8. No seré yo precisamente quien diga que tiene superado eso de la vanidad, pero no me parece en vano alegrarse de un reconocimiento indiscutible.
    Yo me alegro muchísimo.
    Mis amigos son los mejores, como prueba este reconocimiento, prueba que yo no necesitaba. Lo digo sin el más mínimo asomo de vanidad.

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  9. Muchas gracias, Carlota. No sé si es sólo una racionalización, pero creo que, aunque las cosas deben de hacerse por otro motivo, nunca por vanidad, ésta es un ingrediente que puede participar como incentivo, y entonces deja de ser pecado.

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