ETA hoy se siente victoriosa, mientras nuestros políticos, a medias cínicos y embaucadores (y de las dos formas mentirosos) hablan de su derrota. Si después de permitirles el acceso a las instituciones, aceptamos llegar a donde estamos a punto de llegar, que es donde el independentismo etarra quería, estaremos dando legitimidad al camino que el terrorismo se marcó desde el principio, y consiguientemente traicionando a las víctimas, y aún más, a la causa por la que murieron.
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