jueves, 3 de abril de 2025

CUANDO TODO EMPEZÓ A ESTAR "MÁS ALLÁ" (La lejanía y sus peligros)

La lejanía ha producido al hombre un vértigo inhibitorio a lo largo de casi toda su historia; el ojo y la mente casi siempre han estado exclusivamente adaptados a lo inmediato. La lejanía es un descubrimiento de los tiempos modernos. Petrarca, reconocido como el primer hombre del Renacimiento, dice Oswald Spengler que “volvía la mirada hacia los mundos lejanos, anhelaba toda lontananza –fue el primero que emprendió la ascensión a una montaña alpina”[1]. Y su intención al subir al Mont Ventoux, en Provenza, fue precisamente observar la lejanía. Esa actitud de interesada expectativa hacia lo lejano fue la que permitió los grandes viajes de descubrimiento y exploración de Colón o Elcano. Y también las indagaciones astronómicas de Galileo. O la aparición de la idea de progreso. Sin embargo, todavía Giordano Bruno fue llevado a la hoguera por traer a la consideración de los hombres la dimensión del infinito, porque volcarse hacia lo lejano e inhabitual empezó a amenazar con la pérdida de las referencias que sustentan el sentimiento de identidad.



[1] Oswald Spengler: “La decadencia de Occidente”, 2 Ts., Madrid, Espasa Calpe, 1976, Tº 1º, p. 39.

 

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