“Toda vida humana tiene que
inventarse su propia forma (…) El imperativo de autenticidad es un imperativo
de invención. Por eso la facultad primordial del hombre es la fantasía, como ya
decía Goethe, ignoro si dándose plenamente cuenta de ello. Inclusive lo que se
llama pensar científico no es psicológicamente sino una variedad de la
fantasía, es la fantasía de la exactitud. La vida humana es, por lo pronto,
faena poética, invención del personaje que cada cual, que cada época tiene que
ser. El hombre es novelista de sí mismo. Y cuando a un pueblo se le seca la
fantasía para crear su propio programa vital, está perdido (…) ¡La vida resulta
ser, por lo pronto... un género literario!” (Ortega
y Gasset[1])
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