“Éste es el ingrediente más extraño y misterioso del hombre. Por un
lado es libre: no tiene que ser por fuerza nada, como le pasa al astro, y, sin
embargo, ante su libertad, se alza siempre algo con un carácter de necesidad,
como diciéndonos: ‘poder puedes ser lo que quieras, pero sólo si quieres ser de
tal determinado modo serás el que tienes que ser’. Es decir, que cada hombre,
entre sus varios seres posibles, encuentra siempre uno que es su auténtico ser.
Y la voz que le llama ese auténtico ser es lo que llamamos ‘vocación’ (…) Sólo
se vive a sí mismo, sólo vive, de verdad, el que vive su vocación, el que
coincide con su verdadero ‘sí mismo’ ” (Ortega y
Gasset(1))
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“Todo ser es feliz cuando cumple su destino, es decir, cuando sigue la
pendiente de su inclinación, de su esencial necesidad, cuando se realiza,
cuando está siendo lo que en verdad es” (Ortega y
Gasset)
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“El hombre no reconoce su yo, su
vocación singularísima, sino por el gusto o el disgusto que en cada situación
siente” (Ortega y Gasset(3))