domingo, 26 de enero de 2014

Identidad, violencia y tribus urbanas (con especial consideración de los vándalos de Gamonal)

      En el contexto de la evolución personal, posiblemente la transgresora palabra “no” sea el primer signo expresivo de una identidad propia y diferenciada, y la palabra “yo” no sea sino un desarrollo o prolongación de aquella otra, una ampliación de aquella manera de encontrar el suficiente contraste con lo que nos rodea que permita el reconocimiento de uno mismo partiendo de la inicial disolución de la personalidad en el ámbito indiferenciado de ese entorno al que originalmente pertenecemos.

     Sin embargo, la individuación propiamente dicha, la conquista del ser individual como algo único y diferenciado es un logro propio de una etapa de madurez. Antes, cuando el individuo se siente a sí mismo aún demasiado frágil e inconsistente, busca fórmulas de identificación colectivas que le permitan alcanzar cierta fortaleza vicaria arrimándose a la que emana del grupo. Los neuróticos, dice Jung, “sacrifican generalmente su fin individual a su necesidad de acomodación colectiva, para lo cual alientan todas las opiniones, convicciones e ideales del medio ambiente. Contra estos últimos no existen argumentos razonables”, porque, como resulta evidente, lo que motiva la adhesión a esas organizaciones no es el cálculo racional sino la búsqueda de una identidad a través del grupo, que es una necesidad emocional.

 
     Las tribus urbanas tienen precisamente la función de facilitar una identidad colectiva a quienes se sienten demasiado escasos o impotentes para sobrellevar una identidad individual que permita sobresalir del anonimato y de la insignificancia. Añaden a esta particular fórmula de socialización aquel negativismo que vimos que caracterizaba a la más primitiva manera de acceder a la identidad. Vienen así estos grupos a servir de soporte suficiente como para poder enfrentarse a cualquier eventual interlocutor con el consabido “tú no sabes con quién estás hablando”.  Puesto que nos estamos refiriendo a individuos que en la generalidad de las facetas por las cuales uno llega a adquirir una identidad serían unos fracasados, acaban acogiéndose a un último recurso a través del cual poder sobresalir: la fuerza física. En cualquier otra actividad serían derrotados, pero no en una pelea; y si lo son individualmente, dejarían de serlo si cuentan con el apoyo y el soporte de su grupo de referencia. Las tribus urbanas, los Skin Heads o los Latin Kings y los Ñetas latinos, solo secundariamente son violentas; antes que eso, cumplen la función de facilitar una identidad a quien no tiene una mejor manera de adquirirla. Son una tabla de salvación frente a la amenaza de acabar siendo anegados por el anonimato.

     Así lo entiende Bárbara Scandroglio, doctora en Psicología Social y profesora de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid, autora del libro “Jóvenes, grupos y violencia”, y que lleva más de una década dedicada a la investigación e intervención en este área de las tribus urbanas. Afirma esta autora que para integrarse en una banda urbana es necesario cumplir ciertos rituales y asumir una fórmulas de identificación propias de cada uno de esos grupos: un modo de saludarse, una bandera, una manera uniforme de vestirse, quizás algún tatuaje…

     Los grupos políticos que se expresan a través de la violencia y que participan de unos requisitos de integración similares, han de ser entendidos en gran medida como respuesta a esa misma necesidad de identidad propia de las tribus urbanas. La política da, sin embargo, complementariamente, una pátina de nobleza e idealismo a personas que no tienen otro modo de significarse que la fuerza bruta, especialmente la que cuenta con el respaldo de un grupo temible. Con planteamientos políticamente primarios e inconsistentes, los integrantes de estas bandas pueden dejar atrás el anonimato y asomar al mundo exhibiendo la necesidad de “pasar a la acción”, dejando a un lado lo que a sus ojos vienen a ser ridículas disquisiciones teóricas. Pertrechados con tan escaso bagaje, y si la ciudadanía descuida sus sistemas de alerta, pueden llegar incluso a alcanzar la categoría de heroica vanguardia de la sociedad, como acaba de ocurrir en el barrio burgalés de Gamonal. En el País Vasco, estas precarias formas de alcanzar la identidad a través del grupo violento han llegado, como resulta evidente, al paroxismo.

     Por eso, más allá de la ineptitud y de la irresponsable tendencia al despilfarro a la hora de administrar el dinero público (factores que tan a menudo han ido de la mano de la corrupción) que están detrás del indefendible proyecto del bulevar de Gamonal por parte de la Alcaldía de Burgos, resulta alarmante observar el movimiento de simpatía que, apoyado en el generalizado estado de cabreo de la ciudadanía, han provocado en mucha gente los recientes actos vandálicos de este tipo de jóvenes en busca de arraigo. No se está haciendo así otra cosa que dar reconocimiento y apoyo a unas formas de búsqueda de identidad burdas, primarias y que se manifiestan a través de comportamientos antisociales. De su mano, en política, los remedios acaban siendo peores incluso que la enfermedad.

4 comentarios:

  1. ya me extrañaba a mí que no salpicase a esta privilegiada ventana el lodo de Gamonal.

    O muy mal he digerido la información sobre el asunto, o lo del bulevar era un proyecto prometido por todos los partidos concurrentes a las elecciones, con variaciones que no son de sustancia. Sin duda, como todas las obras que llevan aparejados presupuestos suculentos, una ocasión rara vez desperdiciada para las mordidas en cascada.

    En definitiva, parece que lo que aquí se dilucidaba es quien llevaría a efecto el proyecto, y lo que ha quedado claro es que Gamonal tendrá que esperar a que gobierne la izquierda para hacer algo más o menos parecido a lo que ahora se ha rechazado, aunque el precedente -tan lamentable por tantas y tan poderosas razones- sirva de aviso para que el presupuesto no incluya las me temo que habituales comisiones.
    No creo que la nobleza de los fines y la calidad de los medios de esa revolución cochambrosa inaugurada en Gamonal tengan nada que ver con estos que aquí enlazo.

    ResponderEliminar
  2. La perspectiva desde la que yo veo la revuelta gamonalera, Carlota querida, me hace sentirme en medio de un enredo diabólico. Enredo que, por otra parte es un microcosmos expresivo de un no menos diabólico macrocosmos. Y por esta vez, “en medio” no quiere decir necesariamente más cerca de la virtud, sino en situación de perplejidad y en trance de ser arrollado por el dinamismo incontrolado que se genera en la contraposición de dos perversiones sociológicas y políticas. A un lado, la perversión de un poder corrupto, inepto, despilfarrador, insensato y autista: el bulevar de Gamonal era una pifia indefendible, resultado de todos esos presupuestos, y aunque en buena medida los medios han transmitido la idea de que era un proyecto que contaba con el respaldo institucional y mayoritario en la población, al menos respecto de esta última no era cierto: la oposición al bulevar ha sido bastante clamorosa, y UPyD encargó (encargamos) una encuesta que lo demostraba (los resultados de esa encuesta fueron ratificados por otra que encargó el ayuntamiento). Y es que los dos problemas fundamentales de Gamonal, la complejidad del tráfico de vehículos (es al tramo urbano con mayor densidad de tráfico de Burgos) y la falta de aparcamientos (por la noche los coches quedan aparcados en doble fila hasta la mañana siguiente por todo el barrio), no sólo no se solucionaban, sino que empeoraban. Imagínate: una vía de cuatro carriles reducida a dos, uno de subida y otro de bajada, con denso tráfico de autobuses urbanos (¡por decir algo!) hacia arriba y hacia abajo, haciendo paradas para que suban y bajen los usuarios y, consiguientemente, interrumpiendo el tráfico de todos los que vienen detrás. Yo no consigo ver ninguna racionalidad en intentar convertir aquello en un paseo urbano mientras no se solucione el tráfico de vehículos que hoy pasa por allí y que no se puede hacer desaparecer porque sí.

    Bueno: esas perversiones que produce el poder que hoy sufrimos, a un lado. Y al otro, los únicos a los que ese poder insensato hace caso: los borrokas de una u otra clase, que se presentan ante la gente como única alternativa eficaz: si se han parado esas obras insensatas ha sido gracias a los descerebrados que cuando en Burgos teníamos equipo de fútbol solvente se integraban en un conglomerado llamado “Resaca Castellana”, algo así como la versión juvenil de Izquierda Castellana, lo que por aquí equivale a Bildu. Estos, como grupo organizado, y otros tipos semejantes son los que han protagonizado el vandalismo en Gamonal, y están a punto de ser proclamados héroes civiles por mucha gente que ahora pide la impunidad para los que fueron detenidos por aquellos actos vandálicos.

    Es evidente que el diablo está metiendo baza en esto: la sensatez no tiene ningún lugar en el que ser acogida dentro de esta dialéctica entre el poder y los borrokas, no cumple ninguna función. La historia hoy, a un lado y a otro, la están haciendo los insensatos. Desde luego, yo prefiero quedarme fuera de la historia a pensar que estoy con unos o con otros.

    Como de costumbre, Carlota, todo se alía para que uno profundice en su proverbial pesismismo. Y eso que, por vocación, yo quería ser optimista desde pequeño..

    ResponderEliminar
  3. Sorprende y mucho ver al Ay untamiento enumerar los problemas economicos que han creado una exigua minoria vandalica sin cuya aportacion, (no lo olvidemos),se hubiese hecho el bulevar y se olvide el hecho de unos señores que arruinaron la Caja de Ahorros MUNICIPAL y se llevaron millones de euros en prestamos autoconcedidos y nunca pagados. Puestos a hablar de vandalos me quedo con los de Gamonal mil y una veces, pues nos salen mucho más baratos.
    Yo he estado en dos manifestaciones y alli habia gente de toda clase, fui testigo directo de ello.

    ResponderEliminar
  4. Como bien sabes, amigo Temujin, UPyD ha hecho con esas escandolosas corrupciones, la de la construcción del bulevar y la del desfalco a nuestra Caja de Ahorros Municipal, lo único que permiten las reglas del juego de la democracia: ha sido el único partido que en el Ay-untamiento (como bien dices) se ha opuesto sistemáticamente y desde el principio al bulevar y ha denunciado en los juzgados esos préstamos autoconcedidos y nunca pagados que, efectivamente, ayudaron a arruinar nuestra Caja, de manera semejante a como han arruinado los políticos gobernantes las Cajas de otros municipios y regiones de España. Los medios que tiene a mano UPyD hoy por hoy son, como resulta evidente, exiguos, dado el descomunal nivel de ineptitud y de corrupción que nos está asfixiando. Pero la otra manera de oponerse a todo esto es rompiendo las reglas del juego y convirtiendo el foro callejero en alternativa al parlamento. Lo de "foro" callejero comprenderás que vaya con retintín, a la vista del modo en que los burgaleses hemos ocupado los telediarios últimamente. Yo, desde luego, prefiero la vía UPyD, aunque no resulte tan expeditiva y aunque, en la práctica, como digo en el comentario anterior, me relegue a menudo a la orilla de los acontecimientos.

    Ya sé que había todo tipo de gente en las manifestaciones. Incluso he debatido con gente digamos que culta y ya no sé hasta qué punto llamar civilizada que ha defendido, o cuando menos comprendido y tolerado, a los vándalos. Claro, así se han acabado organizando manifestaciones para pedir la libertad de esos que han detenido no por manifestarse contra el bulevar, claro está, sino por destrozar mobiliario urbano y cristales de entidades bancarias, y enfrentarse a pedradas a la policía, y se han organizado grupos para ir a presionar a las entidades bancarias para que retiren sus denuncias.

    Amigo Temujin, puesto que no hay vías intermedias entre la democracia representativa y los borrokas, creo que hay que tener claro que no hay que ser tolerantes ni comprensivos ni con los del Ay untamiento ni con los borrokas. Los dos nos salen muy caros, y no solo en dinero. Y si de lo que se trata es de ser efectivos y que te hagan caso, ya que no por las buenas, pues por las malas, hace tiempo que está inventado el mejor método: ETA mató al ingeniero jefe de la central nuclear de Lemóniz y consiguió parar su construcción. Ergo...

    ResponderEliminar