viernes, 23 de agosto de 2024

LA FILOSOFÍA BUSCA ALGO QUE NO SABE LO QUE ES

La realidad de cada cosa no se reduce a estar en lo que de esa cosa nos es accesible y evidente, lo que está, pues, al alcance de la ciencia; y es que siempre quedarán preguntas por responder sobre las cosas, puesto que cada una nos remite a todo el resto del Universo, con el cual está interconectada. Y para indagar en ese espacio que discurre entre cada cosa y el resto del Universo es para lo que está dispuesta la filosofía.

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“Todas las ciencias particulares empiezan por acotar un trozo del Universo, por limitar su problema, que al ser limitado deja en parte de ser problema (…) Pero el Universo en cuya pesquisa parte audaz el filósofo como un argonauta no se sabe lo que es. Universo es (…) todo cuanto hay (es decir, es) la negación de lo que sólo sea parte, trozo, fragmento. El filósofo, pues, a diferencia de todo otro científico, se embarca para lo desconocido como tal. Lo más o menos conocido es partícula, porción, esquirla de Universo (…)a las demás ciencias les es dada su objeto, pero el objeto de la filosofía como tal es precisamente el que no puede ser dado; porque es todo, y porque no es dado tendrá que ser en un sentido muy esencial el buscado, el perennemente buscado” (Ortega y Gasset[1])



[1] Ortega y Gasset: “¿Qué es filosofía?, O. C. Tº 7, pp. 308-309. 

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