La vida es una función destinada a realizar la
tarea que nos permita intentar recuperar algo que sentimos haber perdido y que
nos es esencial reponer. Pero existe la vida a condición de que no lo
encontremos, porque si lo encontráramos la vida dejaría de tener esa función
que la sostiene, y que con lo que se identifica es con el estado de búsqueda,
no con el de darla por finalizada. Estamos condenados a llevar una vida
errante, vagar como expatriados que tratan de volver al hogar perdido, pero al
cual no acaba de llevar ningún camino. Los pesimistas tienden a inclinarse por
la opción de desistir, de estar buscando algo que siempre está más allá. Pero
es que no acaban de entender que la vida consiste en eso.
La filosofía, la historia, la psicología, el arte, la antropología, la actualidad... de la mano, sobre todo, de Ortega y Gasset, el pensador más importante de todos los tiempos en lengua española
domingo, 31 de marzo de 2024
¿QUÉ ES ESO QUE NOS ES VITALMENTE IMPRESCINDIBLE Y QUE NO ACABAMOS DE ENCONTRAR?
jueves, 28 de marzo de 2024
SÍSIFO
–¿Y esto era todo?
Todavía jadeante, observaba cómo su estado de ánimo iba pasando ineluctablemente desde la perplejidad hacia el despecho. Nadie le respondió. Y es que las cimas son lugares deshabitados e inhóspitos. Debería haber previsto que allí estaría solo. “Cuando estoy arriba –decía en esa misma situación Nietzsche a Zaratustra–, siempre me encuentro solo. Nadie habla conmigo, el frío de la soledad me hace estremecer”[1].
Tanta ilusión, tanta determinación, tanto esfuerzo... ¿Y ahora, qué? “¿Y ahora, qué?”. Nunca nadie ha sido capaz de traspasar definitivamente los límites adscritos a esta inquietante pregunta. Desde luego, Sísifo tampoco lo consiguió. Y es que “Nadie va más allá de sus tinieblas, y el hombre no camina más lejos que su sombra” (León Felipe[2]). Los dioses, como tienen por costumbre, se mostraron indolentes ante sus lamentos. Aún permaneció un rato aturdido, indeciso, sumido en la incertidumbre. Por fin, cuando ya estaba a punto de caer en la desesperación, consiguió reaccionar. Se levantó, apoyó sus manos en la enorme piedra que acababa de subir y optó por la única solución que, una vez más, logró encontrar: presionó con ahínco sobre la piedra hasta ver cómo de nuevo rodaba montaña abajo…
Viendo esta historia repetirse muchas veces, Lao Tsé pudo concluir: “El que camina por el llano sendero del Tao parece subir y bajar”[3].
lunes, 25 de marzo de 2024
Las emociones y las formas de comportarse de los individuos son
el sustrato sobre el que discurre la historia. Norbert Elias es el autor que
más se ha preocupado de investigar ese ámbito que comparten los cambios
históricos que favorecieron el control de la violencia al hacer a los estados
los depositarios en régimen de monopolio de su uso legítimo, con el cambio en
los comportamientos primarios e instintivos en un sentido que fue llevando
hacia la consolidación de la civilización. Este presupuesto condujo a Elias a
analizar el modo en que fueron cambiando los comportamientos a la hora de
comer, de hacer las necesidades corporales, la diferente manera de entender la
desnudez del cuerpo o las relaciones extramatrimoniales, porque todo ello
resulta ser el sustrato microcósmico sobre el que discurría el macrocosmos de los
grandes sucesos históricos, económicos y sociológicos que se han desarrollado a
lo largo del proceso civilizador.
viernes, 22 de marzo de 2024
LO QUE LA DIFICULTAD FACILITA
“El mundo no existiría para mí, no me haría cargo de él, no me sería
mundo si no se me opusiese, si no resistiese a mis deseos y no limitase y, por
tanto negase, mi intención de ser el que soy. El mundo es, pues, ante todo, no
digo más o menos, pero sí ante todo, resistencia a mí. Es lo hostil y por eso
lo otro que yo” (Ortega y Gasset (1))
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“La fatalidad que es el presente no es una desdicha, sino una delicia,
es la delicia que siente el cincel al encontrar la resistencia del mármol” (Ortega y Gasset(2))
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“Sólo cuando el ángel flamígero arrojó a Adán y Eva del paraíso
empezaron éstos a tener, en el sentido natural del término, vida humana” (Ortega y Gasset[3])
martes, 19 de marzo de 2024
“El hombre es un lobo para el hombre”, decía Thomas Hobbes, y
el estado de naturaleza es el de la “guerra
de todos contra todos”. Ése es el aterrador punto de partida para los seres
humanos desde el cual vamos transitando a lo largo de lo que Norbert Elias
denomina “proceso civilizador”, el que nos irá permitiendo cambiar
nuestros miedos originales y primarios por el sentimiento de seguridad. Este proceso, que es el que fundamentalmente discurre
entre la Edad Media y el Renacimiento, y sigue después hacia delante, es el que
pone en sintonía factores como el del progresivo monopolio de la violencia por
parte del Estado con el del correlativo aumento del autocontrol sobre los
comportamientos individuales. Y asimismo, el aumento de las relaciones
comerciales, de más largo recorrido cada vez, así como la división del trabajo
y la consiguiente interdependencia entre los hombres, progresivamente mayor,
resultará que son correlativos con la consideración de las consecuencias
futuras de los propios actos personales, y, en general, con una nueva
consideración del tiempo futuro.
sábado, 16 de marzo de 2024
CÓMO DISTINGUIR LA ENSOÑACIÓN DE LA REALIDAD
Si el fin al que dedico mi vida fuera yo mismo, si mi
existencia fuera una derivada de mi pensamiento, quedaría atrapado en una
manera de ser que estaría construida con ensoñaciones. Sólo cuando salgo de mí
mismo hacia mi circunstancia, hacia algo que no soy yo y que me limita y me
pone difícil realizarme, empiezo a estar hecho de realidad.
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“Cuando el hombre se queda o cree quedarse solo, sin
otra realidad, distinta de sus ideas, que le limite crudamente, pierde la
sensación de su propia realidad, se vuelve ante sí mismo entidad imaginaria,
espectral, fantasmagórica. Sólo bajo la presión formidable de alguna
trascendencia se hace nuestra persona compacta y sólida y se produce en
nosotros una discriminación entre lo que, en efecto, somos y lo que meramente
imaginamos ser” (Ortega y Gasset[1]).
[1]
Ortega y Gasset: “Historia como sistema”, Obras Completas, Tomo 6, Alianza,
Madrid, 1983, pp. 47-48.
miércoles, 13 de marzo de 2024
LA ALTURA HACIA LA QUE TRANSITAMOS
“El progreso aparece así en la existencia como avanzando de lo
imperfecto a lo más perfecto; pero lo imperfecto no debe concebirse en la
abstracción, como meramente imperfecto, sino como algo que lleva en sí, en
forma de germen, de impulso, su contrario, o sea, eso que llamamos lo perfecto”
(G. W. F. Hegel[1])
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“La perfectibilidad es realmente algo casi tan indeterminado como la
variabilidad en general. Carece de fin y de término. Lo mejor, lo más perfecto
a que debe encaminarse es algo enteramente indeterminado” (G. W. F. Hegel[2])
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“El hombre selecto o excelente está constituido por una
íntima necesidad de apelar de sí mismo a una norma más allá de él, superior a
él, a cuyo servicio libremente se pone (…) Contra lo que suele creerse, es la
criatura de selección, y no la masa, quien vive en esencial servidumbre. No le
sabe su vida si no la hace consistir en servicio a algo trascendente (…) La
nobleza se define por la exigencia, por las obligaciones, no por los derechos.
Noblesse oblige” (Ortega y Gasset[3])
[1] G. W. F.
Hegel: “Lecciones sobre la Filosofía de la Historia Universal”, Madrid,
Alianza, 1982, pág. 133
[2] G. W. F.
Hegel: “Lecciones sobre la Filosofía de la Historia Universal”, Madrid,
Alianza, 1982, pág. 127
[3] Ortega y
Gasset: “La rebelión de las masas”, O. C. Tº 4, pp. 181-182.
domingo, 10 de marzo de 2024
Asistimos en nuestra época a un hecho social que da a dos
vertientes: la gran altura histórica alcanzada por nuestras sociedades y que
ese extraordinario fenómeno haya sido entregado al gobierno del hombre-masa, el
“señorito satisfecho” que cree que puede hacer lo que le dé la gana. De modo
que, a pesar de las enormes posibilidades que los hombres tienen a su alcance,
hoy reina en gran medida la arbitrariedad y la improvisación en la política, en
el arte, a la hora de diseñar los personales proyectos de vida o hasta en el
modo de conducir el tiempo de ocio.
A su vez, dos grandes frutos que el mundo moderno ha
generado y que estaban destinados a garantizar su bienestar, la ciencia y el
Estado, han demostrado tener dentro el gusano que los está corroyendo: el
especialismo y el sometimiento al Estado de lo que antes dependía de la
iniciativa privada, que corre peligro de asfixiarse. Ambos instrumentos han
pasado a incorporarse a la órbita del hombre-masa.
Hoy se han hecho necesarias nuevas formas de organización de
los estados que estén a la altura de los problemas supranacionales que se han
generado.
jueves, 7 de marzo de 2024
INCONVENIENTES DE HABER LLEGADO A LA META
“Ahora bien, ¿qué sucede
cuando el espíritu tiene lo que quiere? Su actividad ya no es excitada; su alma
sustancial ya no entra en actividad (…) Solo tengo interés por algo, mientras
este algo permanece oculto para mí, o es necesario para un fin mío, que no se
halla cumplido todavía. Cuando el pueblo se ha formado por completo y ha
alcanzado su fin, desaparece su más profundo interés” (G.
W. F. Hegel[1]).
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“No he conocido
una sola sensación de plenitud, de dicha verdadera sin pensar que ese era el
momento justo de retirarme para siempre” (Cioran[2]).
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“Es condición de
todo ideal no ser posible realizarlo. Su papel consiste más bien en erguirse
más allá de la realidad, influyendo simbólicamente sobre ésta, a la manera que
la estrella influye simbólicamente sobre la nave. Norte y Sur no son puertos
donde quepa arribar: son gestos remotos y ultrarreales que definen rutas y
crean direcciones” (Ortega y Gasset[3])
[1]
G. W. F. Hegel: “Lecciones sobre la Filosofía de la Historia Universal”,
Madrid, Alianza, 1982, pág. 71
[2] Emil M.
Cioran: “Del inconveniente de haber nacido”, Madrid, Taurus, 1982, p. 141.
[3]
Ortega y Gasset: “El Espectador”, Vol. V, O. C., Tº 2, p. 434.
lunes, 4 de marzo de 2024
INTRODUCCIÓN A “LA REBELIÓN DE LAS MASAS”, DE ORTEGA Y GASSET (1 de 2)
“La vida del hombre medio –dice
Ortega– es hoy más fácil, cómoda y segura que la del más poderoso en otro
tiempo”. Y sin embargo, a pesar de que ese hombre medio cuenta “con
más medios, más saber, más técnicas que nunca, resulta que el mundo actual va
como el más desdichado que haya habido: puramente a la deriva. De aquí esa
extraña dualidad de prepotencia e inseguridad que anida en el alma
contemporánea”. El factor diferencial que caracteriza a nuestras
sociedades es, junto a esa gran altura histórica que han alcanzado, la aparición
del hombre-masa, a propósito del cual se pregunta Ortega: “¿Se puede reformar este tipo de
hombre? Quiero decir: los graves defectos que hay en él, tan graves que si no
se los extirpa producirán, de modo inexorable la aniquilación de Occidente, ¿toleran
ser corregidos?”. Esta combinación de factores lleva a una
desconcertante conclusión: vivimos la mejor época que ha tenido la humanidad y,
a la vez, estamos en peligro de regresar a la barbarie.
viernes, 1 de marzo de 2024
CUÁL ES EL ORIGEN DE NUESTRAS NOSTALGIAS
“El hombre no está satisfecho de ser hombre. Pero no sabe hacia qué
regresar ni cómo volver a un estado del que ha perdido todo recuerdo claro. La
nostalgia que tiene de él constituye el fondo de su ser, y a través de ella
comunica con los más antiguo que subsiste en él” (E. M. Cioran[1])
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“El espíritu es infinito
movimiento (energía, actividad) (…) El espíritu nunca cesa, nunca reposa y es
un movimiento que, después de una cosa, es arrastrado a otra, y la elabora y en
su labor se encuentra a sí mismo” (G. W. F. Hegel[2])
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“Ese peregrino del ser, ese sustancial emigrante, es el hombre” (Ortega
y Gasset[3])
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“Es la pereza el postrer residuo que nos queda del Paraíso” (Ortega
y Gasset[4])
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“La
vida no es más que la separación de las entrañas de la tierra. La muerte se
reduce a un retorno al hogar” (Pensamiento del hombre primitivo) (Mircea Eliade[5])
[1]
E. M. Cioran: “Ese maldito yo”, Barcelona, Tusquets, 1988, pág. 106
[2]
G. W. F. Hegel: “Lecciones sobre la Filosofía de la Historia Universal”,
Madrid, Alianza, 1982, pág. 135
[3]
Ortega y Gasset: “Historia como sistema”, Obras Completas, Tomo 6, Alianza,
Madrid, 1983, pág. 41.
[4]
Ortega y Gasset: “Notas de andar y ver. Viajes, gentes, países”, Madrid,
Alianza, 1988, p. 181.
[5]
Mircea Eliade: “Tratado de Historia de las Religiones”, Tº 2, Madrid, Ediciones
Cristiandad, 1974, p. 26.