viernes, 8 de agosto de 2014

Cómo se autodestruye una nación

     Dice Jesús Laínz en su último libro, “España contra Cataluña. Historia de un fraude” (Encuentro, 2014) que el pecado más característico de los españoles no es, como siempre se ha dicho, la envidia, sino esa clase de masoquismo colectivo que lleva a grandes sectores de nuestra ciudadanía a ubicarse en algún punto del continuo que transcurre entre el mero desdén y el odio furibundo hacia nuestro propio ser colectivo, en suma, la hispanofobia. Singular característica esta de los españoles que hace que seamos el país de Europa y de nuestro área geopolítica con menor grado de patriotismo. Y puesto que esta falta de cohesión social ha de afectar, sin duda, al rendimiento y a la eficacia a la hora de llevar a cabo nuestras tareas colectivas, conviene intentar saber el por qué de un fenómeno tan peculiar (pido perdón porque reiteraré algunos argumentos expuestos anteriormente: es porque este artículo se publicará también en el periódico digital Burgos Conecta, y allí será nuevo).

     Todos los expertos coinciden en afirmar que 1898 fue un año decisivo en lo que se refiere a la crisis de nuestra conciencia nacional. En vísperas de nuestro enfrentamiento con Estados Unidos en Cuba y Filipinas, la propaganda norteamericana e inglesa reavivó de una manera especialmente intensa la Leyenda Negra que sobre España y los españoles venía circulando desde el siglo XVI por todos los mentideros de la opinión pública europea y americana. Esta Leyenda Negra se fundamenta en un conjunto de hechos condenables, con una base real, pero disparatadamente exagerados, referidos sustancialmente al modo en que tuvo lugar el descubrimiento, conquista y colonización de América por nuestros antepasados, así como a la eventual demostración de la intolerancia y fanatismo que caracterizaría a nuestra raza, expresada de modo culminante en los aciagos eventos que protagonizó nuestra Inquisición. Julián Marías describió la Leyenda Negra como “la condenación y descalificación de todo el país a lo largo de toda su historia, incluida la futura”. La forma en que los españoles del 98 metabolizaron aquella propaganda de guerra, unida a la humillación por la derrota que condujo a la pérdida de nuestros últimos territorios de ultramar desembocó en un desorbitado descenso de nuestra autoestima colectiva que generó unos efectos catastróficos que todavía hoy sufrimos de manera dramática y que llegarán a ser fatales si, de modo ya perentorio, no los ponemos remedio.

(esta viñeta está publicada asimismo en el libro de Jesús Laínz)
 
     Efectivamente, a partir de entonces se llevó a cabo, para empezar, una revisión hipercrítica de nuestra historia por parte de una intelectualidad en la que su identificación con la idea de España empezaba a resquebrajarse. Esa intelectualidad se aglutinó en gran medida en un movimiento que se llamó Regeneracionismo; su máximo exponente, Joaquín Costa, decía, entre otras cosas, que España era una nación frustrada, que “debía ser fundada de nuevo, como si no hubiese existido”; y Azaña, otro de los mentores de este movimiento, insistía en el error global de una historia que había que enderezar para asegurar la pervivencia de España. La influencia de tales ideas sobre el conjunto de la sociedad española fue enorme, decisiva, y cuando llegó la II República, lo hizo impregnada de ese espíritu sombrío que, premeditadamente o por negligencia, empujaba hacia la disociación y el desgarro de nuestro ser colectivo (en el extremo contrario, fueron surgiendo otros movimientos que pretendieron convertir nuestra historia en una Leyenda Rosa tan desacertada como aquella otra Negra). Enlazando con los previos efectos disociadores de nuestro desastroso siglo XIX, el cuerpo social en su conjunto empezó a resquebrajarse y deshilacharse, fenómeno a partir del cual fueron aflorando opciones políticas que empujaban al enfrentamiento con el sistema establecido, entre ellas los nacionalismos centrífugos, respecto de los cuales podríamos decir que 1898 fue prácticamente una fecha inaugural. El respeto a la ley, el cauce fundamental con que para su desenvolvimiento cuenta una colectividad cohesionada, empezó a deteriorarse cada vez más, lo cual hay que tener muy en cuenta a la hora de tratar de entender ese gran fracaso colectivo que fue nuestra Guerra Civil.

     Pero no solo para comprender aquello; aunque de forma no tan virulenta, nuestra disociación colectiva sigue siendo hoy el principal de nuestros males: los nacionalismos han llegado a un punto máximo de exasperación; muchos de nuestros políticos, no encontrando en este ambiente razones por las cuales subordinar el interés personal al colectivo, están convirtiendo la función pública en el más corrupto puerto de arrebatacapas; y los partidos mayoritarios (y otros que están emergiendo con fuerza arrolladora y que, a despecho de sus proclamas populistas, serían capaces incluso de llevarnos a Guatepeor) no es que no hayan sabido generar un movimiento de revitalización de nuestra identidad nacional, sino que se han apuntado al dinamismo que nos va hundiendo en lo contrario.

     El poeta catalán y destacado miembro del movimiento cultural de la Renaixença, Joan Maragall, abuelo de Pascual Maragall, el que fue presidente de la Generalidad catalana, en vísperas del estallido bélico de 1898 con Estados Unidos, dejó expresado de esta manera el estado de ánimo que estaba aflorando por entonces en muchos españoles: “Creemos llegada a España la hora del sálvese quien pueda, y hemos de desligarnos bien deprisa de todo tipo de atadura con una cosa muerta”. La pulsión autodestructiva que al amparo de aquella viciada manera de comprendernos a nosotros mismos se puso en marcha por entonces sigue viva. A ratos, incluso, esto empieza a parecerse a una desbandada general. Algunos pensamos, sin embargo, que si comprendiéramos a tiempo la índole de nuestros males y empezáramos a movilizarnos en la dirección correcta… no sería tarde todavía.

4 comentarios:

  1. La crisis es un tiempo entre bonanzas que afianza a las personas y a los estados. ¿Que debemos hacer? creo que la cosa esta clara, realizar proyectos comunes a más largo plazo que las proximas elecciones, que es plazo maximo fijado en este pais para cualquier producto de los partidos politicos,( que algunos de manera optimista llaman politicos). Es esta falta de proyectos comunes, a largo plazo lo que lleva a la inmediatez mal entendida, si hay una trayectoria pasada, con sus luces y sus sombras (que pais no las tiene) pero no hay proyecto de futuro consesuado ¿que queremos ser? debiera ser la pregunta más alla y más importante que la que nos hacemos que es ¿que fuimos?.
    Potenciar nuestras habilidades, crear zonas de crecimiento perfectamente definidas, para generar cosas, más que para especular con ellas y desenterrar la frase que es comun:
    "Esto lo hago yo más barato en un cuarto de hora".
    Definir lineas de investigacion a nivel nacional y comn prioridad absoluta, por ejemplo , el caudal que hemos tenido con las renovables aprovecharlo, hacerlas más eficientes y que sean rentables "per se" nos daria una posicion privilegiada en un mundo donde la energia cada dia sera más cara, medicina donde tenemos magnificos profesionales, comercializacion de productos agricolas ¿sabes que exportamos productos agricolas y mucho lo hacemos a traves de holandeses y alemanes? pues ahi es donde se debe dar.

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  2. Crear proyectos de verdad, dejarnos de milongas y gilipolleces y ponernos a trabajar, en estos proyectos el estado debe estar, pero por fuera, creando condiciones, no colocando amigos, que es lo que aqui se hace, por ejemplo..

    En el Pais Vasco la política de cursos sufragados con dinero público a sus altos cargos como las clases de oratoria que, por valor de 302 euros la hora, recibieron sus consejeros de Sanidad, Jon Darpon, y de Seguridad, Estefanía Beltrán de Heredia. La partida total destinada a este concepto fue de 4.840 euros. Algunos gastos "extraordinarios", como la compra de noticias a diversos periódicos afines como Deia. Iñigo Urkullu fue al Parlamento vasco a explicar por qué varios departamentos de su gabinete compraron espacios de información para propaganda de su acción gubernamental en varios medios del Grupo Noticias, pero eso si, sin que se exhibiera el logotipo del Gobierno vasco, indicativo de que se trataba de publicidad institucional y en esto se gastaron 70.000 euros, 21.175 euros se han entregado al periodista y consejero en EiTB por el PNV Iker Merodio, encargado de velar por la "imagen del lendakari y el portavoz", Josu Erkoreka, más aparte, 59.900 euros más para la estrategia digital del Gobierno Vasco para seguir en el pesebre en Twitter y Facebook.

    O en la Junta de Andalucia "observatorio de diversidad afectivo-sexual", con 15.000 euros, cursos en Málaga sobre la igualdad de sexo, como «Igualarte» y «Igual da» (sic), costeados con 3.400 euros cada uno. "Mejora sexual y reproductiva" en las zonas rurales del distrito de Bogodogo, en Burkina Faso, "Contribuir a que los niños, las niñas y adolescentes de cuatro zonas rurales adquieran en la escuela conocimientos, habilidades y competencias necesarias para la vida"en Huancaquita (Perú o "Apoyo al desarrollo económico local de Goubi mediante el empoderamiento y fortalecimiento de las mujeres de la comunidad" , Òmnium Cultural de mi historiador favorito el insigne Cucurull 1,4 millones en 2012; el AVE de Castilla que de Madrid a Francia via Irun que pasa por Bayadoliz y luego vuelve por su ruta natural, para que los consejeros y demas vividores puedan ir en el a Madrid, cuando pagan otros logicamente , el progama "Quérome" para enseñra a masturbarse a las mujeres de Galicia o la petición del BNG de fomentar la fabricación de muñecas que hablasen en gallego y la "galleguización" (asi con dos cojones) de los juguetes y los regalos dirigidos a los más pequeños. Y asi podemos hablar y hablar de los despropositos de este pais de chiste que se basan en crear diferencias antes que acometer los problemas comunes y verdaderos que tenemos.

    Los aeropuertos sin viajeros, las estaciones de Ave, los centros meteorologicos locales que son nido de cuervos, los defensores del pueblo que a nadie defienden, las cortes, los parlamentos , los traductores para gente que se entende de puta madre en la cafeteria y demas absurdidades. Para luego afirmar que el vecino es el causante de sus problemas y que sin el estarian mejor, por favor, seamos serios
    y pongamos a trabajar en cosas importantes.

    Por cierto, creo que has llegado a un equilibrio en esta entrada muy interesante.

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    Respuestas
    1. Es difícil tomar conciencia o ponerle nombre a lo que como sociedad nos corresponde hacer, a eso que Ortega llamaba “un proyecto sugestivo de vida en común”. Tú pones varios ejemplos concretos que me parecen perfectamente adecuados, pero que vendrían a ser como ramales de unos principios más abstractos. En resumen, creo que esos principios coincidirían con los que son propios de la cultura occidental, adaptados a nuestras particulares circunstancias culturales e históricas como españoles. Creo que andamos un tanto desviados de esa marcha general, igual que el resto de los países de cultura católica del sur de Europa, exceptuando a Francia. Para entender qué es lo que pasa en este nivel de cosas me parece que hay que chutarse buenas dosis de historia y de filosofía. No sabría cómo aterrizar aquí, en un comentario, lo que pienso sobre ello. Un día montamos un seminario y lo debatimos, pero valga decir, para empezar, que me parecen acertados los ejemplos prácticos que pones.

      Y respecto de todas esas esperpénticas desviaciones de nuestro ser social que abanderan nuestros políticos, especialmente los nacionalistas, por supuesto que estoy plenamente de acuerdo con tus reflexiones. Estás bien informado y pones ejemplos que invitarían a la risa si no te hubieses atragantado primero. Mi conclusión es que un político es, para empezar, y mientras no se demuestre lo contrario, un ser sospechoso, un factor de riesgo, un peligro público. El político, incluso cuando ha superado su propensión a las corruptelas y a los privilegios, es un ser vocacionalmente llamado a “hacer cosas”, a superponer su actividad por encima de lo que la sociedad oferta y demanda, lo cual le aleja de la mera administración de los recursos sociales, que convierte en compulsión patológica al gasto público. Necesita dejar su huella, y eso solo lo puede conseguir a base de salirse de las leyes de la oferta y la demanda, de lo que la sociedad demandaría por sí misma. Algunas veces eso puede ser más o menos necesario, pero la mayoría de ellas convierte al político en un despilfarrador, y a la política en una perversión consistente en quitar dinero a los ciudadanos para dedicarlos a fines caprichosos como los que tú señalas. Si redujéramos drásticamente el número de políticos (y, consiguientemente, de presupuesto público), la regeneración estaría ya casi hecha, sin muchos más requisitos.

      Gracias por tus apreciaciones finales: sé que tengo que mejorar mi estilo y hacerme menos peñazo, sobre todo si quiero sobrevivir en internet. A ver si voy madurando…

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  3. Javier a veces a lo abstracto se llega por lo real y no al reves, una persona puede llegar a consciente de lo que es mediante actos concretos, su trabajo, su familia, sus aficiones... del mismo modo un pais puede tener identidad y orgullo de pais a traves de sus obras, pero obras "rentables" que generen beneficios , no obras para mayor satisfaccion personal del regidor...
    Me gusta esto de:

    "Mi conclusión es que un político es, para empezar, y mientras no se demuestre lo contrario, un ser sospechoso, un factor de riesgo, un peligro público. El político, incluso cuando ha superado su propensión a las corruptelas y a los privilegios, es un ser vocacionalmente llamado a “hacer cosas”, a superponer su actividad por encima de lo que la sociedad oferta y demanda,"

    Es una buena definicion... jejejejeje

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