domingo, 13 de marzo de 2011

¿SE HAN ACABADO LOS “GRANDES RELATOS”?

Ojalá, Pilar, que hubiera materia suficiente para esa tertulia que sugieres en tu comentario al artículo anterior, pero mi experiencia me va diciendo que cada vez es más difícil hablar de los temas importantes: o crispan o aburren. Y tampoco la manera de estar en el mundo que hoy impera ayuda a reflexionar adecuadamente sobre las cosas. El posmodernismo, que es la filosofía que, sepámoslo o no, hoy está en el sustrato de la manera de mirar vigente, dice que se han acabado los “grandes relatos”, que sólo podemos aspirar a ver la realidad, la realidad histórica en este caso, como conjunto disperso de fragmentos. Cuando la historia se hace con fragmentos, queda reducida a encadenamiento aleatorio de anécdotas. He aquí una miscelánea de fragmentos “anecdóticos” (más o menos dramáticos, pero a lo que voy: independientes unos de otros, sin consecuencias que los liguen entre sí): 1) El pensamiento mítico nos lleva a “recordar” que hubo una edad dorada en la que el hombre fue feliz, y de entonces para acá no hemos hecho sino decaer; 2) Rousseau, uno de los máximos referentes intelectuales de la Revolución Francesa, deja en el orfanato, nada más nacer, a sus cinco hijos; 3) las utopías revolucionarias del siglo XIX aspiran a restablecer los modos de relación social propios de la horda salvaje anterior a la civilización; 4) Marx y Engels sostienen que la ley y el estado son superestructuras jurídico-políticas que no tienen otra función que la de servir al enriquecimiento económico de la clase dominante; 5) eminentes figuras del PSOE anterior a la Guerra Civil como Pablo Iglesias y Largo Caballero, marxistas, abogan por la revolución violenta para romper el marco explotador de la “democracia burguesa”, es decir, de la democracia; 6) la “memoria histórica” que hoy impulsa el gobierno socialista presupone que la Guerra Civil fue causada exclusivamente por sectores fascistas del ejército; 7) los gobiernos socialistas actuales pactan con un grupo terrorista (al margen, por tanto, de los cauces legales e institucionales de la democracia) el modo en que la sociedad española debe organizarse políticamente. Etc.

Como, según los modos de pensar vigentes, la realidad histórica, está hecha de fragmentos, es decir, como nada tiene sentido y no hay que buscar las consecuencias que encadenen unos acontecimientos con otros, el pensamiento se encuentra con un tope insalvable a la hora de entender lo que pasa, y las inferencias que se hacen, desvinculadas de esa cadena causal y teleológica hoy desdeñada bajo la denominación de “grandes relatos”, lleva a conclusiones absurdas; por ejemplo, la de que el PSOE (o el PCE) es y ha sido un partido progresista.

Yo, en el artículo anterior, ligando unos “fragmentos” históricos con otros (por ejemplo, los anteriormente enumerados), defendiendo que las cosas están vinculadas unas a otras, que hay una intención latente, un sentido que eleva a la historia por encima del azar, y que, en suma, y con unos u otros matices, son posibles esos “grandes relatos”, creo encontrar una línea argumental que conduce a otras conclusiones (que conduce, simplemente, habría que decir, a conclusiones). Y de perdidos, al río, así que he sugerido un relato capaz de conducir desde el pensamiento prehistórico hasta el 11-M.

2 comentarios:

  1. El motivo de que hoy en día el análisis causa-efecto de los acontecimientos esté en declive se debe bajo mi punto de vista a una tendencia persistente a la exaltación del análisis estadístico y la minería de datos como la panacea para la obtención de conclusiones válidas sobre cualquier tema, sin tener en cuenta que los resultados que se infieren de esas técnicas están basados exclusivamente en un análisis de la realidad reciente.

    Y por otra parte, cuando se habla de "grandes relatos", a la hora de establecer un análisis de acontecimientos que conducen a la situación actual analizada, la interesada posición de las partes que discuten de poner un límite temporal a la retrospección en el tiempo que resulte conveniente a la parte que expone su posición, en lugar de buscar siempre los referentes temporales retrocediendo hasta el primer momento que se tenga constancia del planteamiento del tema a tratar, de modo que las conclusiones obtenidas no sólo sean válidas a nivel lógico, sino además verdaderas.

    Así, por ejemplo, dependiendo del interlocutor se hablará de España a partir de 1978, como si lo ocurrido antes no tuviera que ver en el, a mi modo de ver, caro y falto de equidad modelo de Estado actual, o bien se hablará de España a partir de la Guerra Civil, como si todo lo acontecido antes hubiera sido correcto y no hubiese tenido que ver en aquello, o bien se hablará de la época prehistórica para llegar a la conclusión de que España no existe, que sólo es la concatenación de etnias, tribus y zonas de influencia en un determinado momento, y no se mira desde el momento en el que sí existe una conciencia de España, cómo y porqué se produce y cómo los importantes acontecimientos que tuvieron lugar desde entonces han llevado a la situación actual, de modo que analizando el contexto y la línea de acción que se ha llevado a cabo hasta ahora se puedan corregir de forma realmente efectiva aquellos errores que se ven claros hoy día y se pueda proponer una nueva línea de acción que nos lleve a optimizar los resultados a nivel político, social, económico y lúdico, desde el momento en que nuestra sociedad se pueda permitir este aspecto.

    ResponderEliminar
  2. Por alusiones, que digo yo que soy yo esa Pilar: esta frase que acabo de escribir denota un egocentrismo absoluto (me lo haré mirar). Pienso que todo repercute y todo está relacionado, así al menos lo veo yo. En las relaciones humanas,por supuesto, sí lo creo firmemente, o al menos yo lo siento así...Si fueramos islas, incluso por el mar tendríamos relación...

    ResponderEliminar